フェチ O C T - KINKTOBER 2018 [Detroit Become Human]

Power

Hola, hoy vengo a repetir más Hannor con gloryholes.

Esta también es una continuación del omegaverse que narré en esta serie, pero desde el punto de vista Hannor. Disculpen por no hacer un 900reed (como debería de ser), pero ayer me confundí y el de hoy ya lo había planeado desde hace tiempo. Así que aquí vamos.

Detalles de la historia: Omega!Connor (31) x Alpha!Hank (43).

~

Una vez subido al jet, Connor se quitó el ligero anillo de bodas y lo guardó en un estuche. Lo que amaba de las vacaciones era eso, despojarse de ese símbolo y darse las libertades que eso conllevaba. Por suerte, su condición no lo hacía menos apto para reclamar sus derechos.

-Quiero ir a Acapulco.-le había mencionado a Gavin. El alfa lo había mirado con tedio para hacer excusas.

-¿Podrías dejar por lo menos que nuestros padres piensen que estamos pasando la luna de miel juntos?

-Ya la hemos pasado en una semana. O bueno, tú y Nines ya la pasaron muy bien mientras yo estaba encerrado en el pent house.

-¡Podías pasear por donde quisieses! Tienes que quedarte un tiempo más.-Connor pudo reconocer cómo Gavin intentaba usar su voz de mando en él. No podía tolerar esa manipulación de su parte, así que tomó su bufanda y enroscándola, empezó a golpear sobre la cabeza de su esposo.

-¡A mí tú no me mandas con esa voz tuya! ¡No eres más que el muerde almohadas de Nines y un intento de alfa!-Gavin se inclinaba, no tanto dolorido pero sí aturdido por los golpes de Connor. No había manera de controlar a un omega recargado de inhibidores y con una necesidad de libertad tan grande. Pero en el fondo le convenía bastante, pues un omega normal estaría pegado a él y no admitiría el que tuviese una relación clandestina con otro alfa. Podía alegrarse de que Connor no tenga de objetivo ser marcado y darle una familia, así que le estiró la tarjeta de crédito para que haga los gastos del viaje.

Así fue como Connor consiguió estar en el jet que partía a dejarlo en las plácidas arenas de Acapulco, con copa de champaña en la mano y alejándose del supuesto hogar alojado en los Alpes que tenía con su esposo. Se acomodó el grueso collar de cuero que mantenía cubriendo su nuca, no iba a querer pasar un accidente en medio de su búsqueda de disfrute.

Connor siempre tuvo en cuenta sus prioridades.

Ese collar era uno de los tantos y distintos que vestía para evitar una marca innecesaria o un lazo bastardo con otra persona. Desde adolescente se había asegurado con uno, por el simple hecho de no querer que un pretendiente violento le marque el cuello. En ese momento lo llevaba porque si iba a follar con alfas, no quería que pasen de eso. Sabía que los alfas podían querer marcarlo a su antojo y nada mejor como ser el esposo de un alfa poderoso con un collar muy grueso como para evitar que suceda.

El collar iba a ser imprescindible en su viaje, pues tenía el celo encima y quería aprovechar de los hombres que podría encontrar por Acapulco para calmar su fuego interno. Mientras estaba en el avión tuvo que consumir un supresor para evitar calentarse por gusto. Lo colocaba sobre su lengua con placer, pese a que los supresores eran amargos. 

Estaba tan acostumbrado a ellos que no podía considerarlos de mal sabor, sino como el recuerdo de que lo sostuvo en buenas condiciones durante su vida. En su adolescencia los tomaba como rutina, evitando el calor que tendía a tener cada ciclo estral. Ahora lo ayudaban a llevar dicho sitio solamente con la actividad que le convenía.

Llegó a su destino cuando el segundo supresor que consumió ya se iba disolviendo de su sangre. Quedaría con ciertos contactos para pasar a disfrutar su estancia en el sitio. Buscaba un jardín de las delicias para poder abrirse al mundo de esa forma tan mal vista por la sociedad en un omega, pero que en él representaba el bufet de placeres al que quería exponerse. Y era algo que conseguiría él y su olor más primitivo en el sitio adecuado.