Capítulo cuatro: Suerte.
Abigail.
¿Alguna vez han tenido esa sensación de que la mala suerte te persigue?
Pues yo si, de hecho, creo que la mala suerte es mi sombra en estos momentos.
—Lo siento —la sonrisa que me da es tan falsa que quiero estrellar mi puño contra su perfecta nariz.
—Jessica —siseo su nombre con tanto veneno mi voz pueda imprimir y la sensación amarga y llena de rabia cala mi pecho.
—Nunca dudé que fueras tan estúpida como para no mirar al frente —espeta.
¿Por qué tiene que pasarme esto a mi? ¿Por qué?
Justamente hoy, que decido darme un pequeño suspiro, justamente hoy que decido tratar de olvidar viene el destino y !bom¡ agrega a esta chica a mi camino para que yo tropiece con ella y tenga que disculparme.
Pues no, no me disculparé. Así sea mi culpa.
Lo menos que esta chica se merece es una disculpa de mi parte.
Dándole la última mirada de odio y con mis puños apretados, le saco la vuelta y comienzo a caminar hacia donde venden las entradas.
Sin embargo su voz me detiene.
—Siempre tan maleducada, no me sorprende la verdad, siempre fuiste una sin clase...
Intenté ignorarla, lo intenté. Pero es que esta chica no me la pone fácil.
Le doy una media sonrisa tensa y falsa.
—Por lo menos no soy una Zorra —sus boca se abre un poco y parece ofendida de mis palabras, pero no dejo que diga nada más ya que vuelvo a caminar.
Maldita sea.
Esto solo logra traer más recuerdos...
Malditos y dolorosos recuerdos.
****
—Mierda...
Tamborileo mis dedos contra el volante y miro con impaciencia los autos frente a mi.
Llegaré tarde, eso es un maldito hecho.
No puede ser que me pase esto otra vez, no cuando hay una junta directiva y Pedro me necesita ahí.
Joder, enserio me pregunto... ¿Donde estará la perra de mi suerte?
Por que ciertamente conmigo no es.
Camino apresurada por los pasillos medio vacíos y suspiro de alivio cuando, a lo lejos, logro ver a Carter.
—¡Hey!
Carter deja de leer lo que sea que haya en la carpeta que sostiene y sus ojos me buscan hasta que dan con lo míos.
Una pequeña sonrisa se forma en sus labios antes de empezar a caminar hacia mí.
—¿Tarde? —pregunta con burla cuando llega hasta mi.
Dejo escapar una lenta respiración y con él a mi lado empiezo mi camino hacia mi escritorio.
—Bastante tarde —digo —. El tráfico es una mierda, desperté tarde y el camino se hizo más largo al llevar a Emma a la guardería.
Dejo mi bolso sobre el escritorio, ocupo mi silla y comienzo a sacar los documentos que necesito revisar para Pedro.
Mi jefe no es ogro. No, pero tampoco es suave y compasivo, para nada.
Soy su secretaria y algo así como su "asistente personal". Me gusta mi trabajo, no es lo que he deseado siempre, pero me gusta, es cierto que algunas veces lo único que quiero hacer es desaparecer a mi jefe o solo estrangularlo, en el peor de los casos mandarlo a la mierda por que es un idiota en ocasiones, pero sé cuando contenerme, así que solo sigo las reglas y cumplo mi trabajo.
Además la paga es buena.
—Pedro dejó esto para ti —me extiende una pequeña carpeta, la misma que estaba leyendo hace unos minutos —. Él se encuentra en la sala de juntas y me pidió que te entregara esto. Leí un poco, es acerca de unos nuevos contratos.
—Gracias —le doy una pequeña sonrisa y dejo los papeles en mi escritorio.
—También dijo que debes revisar algún currículum que...
—Si ya sé, eso me lo dijo ayer —encojo mis hombros restándole importancia, o al menos tratando de hacerlo por que la verdad es que tengo mucho trabajo.
Demasiado.
—Igual gracias, Carter —agradezco.
Sonríe a la vez que niega con su cabeza.
—Sabes que no es nada.
—Para mi es mucho, creo que sin ti enloquecería aquí.
Él ríe e inclinándose besa mi mejilla para luego incorporarse nuevamente.
—Suerte.
Si que la necesito.
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Nuestra Hija © [Christopher Vélez]
FanfictionÉl se fue, ella salió adelante sola, sin él, sin sus padres... Sólo dos personas estuvieron a su lado en aquellos momentos tan...difíciles. Ahora son ella y su bebé contra el mundo. Sin nadie más. Sin embargo, hay una explicación para todo, al menos...