41. Miedo y preocupación.

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Capítulo cuarenta y uno: Miedo y preocupación

Abigail

Tomo un gran sorbo de agua antes de sentarme en la esquinas de la cama y dejar la botella en la mesita de noche. Christopher está revisando que Emma esté justo como la dejamos y que no haya despertado con todo el...ruido su que hicimos hace rato.

Acabamos de bañarnos hace unos minutos atrás y creo que nos ensuciamos un poco más. Es casi la medianoche pero sin duda no hay una pizca de sueño en mí... Oh bueno, estoy cansada, agotada  y quiero descansar pero no me pesan los ojos ni estoy bostezando. No sé que significa eso.

Chris entra segundo después a la habitación y me da una pequeña sonrisa cuando encuentra mi mirada sobre él. Leva el mismo pantalón de dormir de hace rato, solo eso cubre su cuerpo. Mientras yo llevo la misma camisa y unos bóxer que me quedan enormes, pero al menos son cómodos.

—¿Y? —pregunto, él se acerca y sube a la cama sentándose detrás de mi y pasando sus brazos por mi cintura. Yo quedo, literalmente, entre sus piernas. Hecho mi cabeza hacia atrás recargándola en su hombro.

—Está igual que como la dejamos —dice —. La sabanas estaban en sus pies por lo que me encargué de cubrirla nuevamente, pero no creo que haya despertado — besa mi mejilla, ladeo mi cabeza para mirarlo y  subo una de mis manos para acariciar su mejilla.

—Tengo hambre —murmuro, eso lo hace reír, su pecho tiembla debido a la reciente risa y sus labios besan mi coronilla.

—¿Quieres un Sándwich?

Asiento y cuando intento incorporarme me detiene para besar levemente mis labios.

—Quiero...hablar contigo.

Pongo mis ojos en él. Se nota nervioso.

—¿Debo preocuparme? —digo, con cautela.

—No —sacude un poco su cabeza y luego sonríe —. Vamos por tu Sándwich.

Desconfiada me pongo de pie cuando quita sus brazos de mi cintura. Me imita y camina hacia la puerta de su habitación por lo que no me queda se otra que seguirlo. No tardamos mucho para llegar  a su cocina, él comienza a sacar todo lo que necesitará para preparar mi sándwich. Me siento en una de las sillas altas y tamborileo mis dedos contra el mesón.

—¿Abby?

—¿Mmm?

Escucho un suspiro de su parte, pasan minutos en los cuales no dice nada y solo se dispone a cortar jamón y queso, lo veo poner mi ya listo sándwich en un plato y luego servir un vaso de jugo, que parece de manzana, para dejarlo frente a mi y sentarse a mi lado.

Comienzo a engullir mi sándwich y doy uno que otro sorbo a mi jugo. Carraspea su garganta por lo que alzo una de mis cejas y termino de tragar lo que tengo en mi boca.

—¿Qué?

—Esto...no sé si dirás que si, si dices que no estarás en todo tu derecho y lo entenderé porque yo fui un idiota, así digas que no fue mi culpa, pero igual lo fui, así que...

Alzo mi mano frente a su rostro para que se detenga por que no estoy entendiendo absolutamente nada de lo que dice, él detiene su palabrería y cierra sus labios de golpe.

—Haber, no estoy entendiendo nada. ¿Puedes sólo ir al grano?

Pasa una mano por su cabello desordenándolo una y otra vez, lo veo morder sus labios y resoplar muchas veces antes de que mire con evidente nerviosismo ¿tan malo es?

—Yo...

—¿Tú? —bebo de mi jugo. He de admitir que me encanta, creo que mi nuevo sabor de jugo favorito será el de manzana.

Nuestra Hija © [Christopher Vélez] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora