Nuestra Hija © [Christopher Vélez]

17. Conversación y explicaciones importantes

Capítulo diecisiete: Conversación y explicaciones importantes.

Abigail

****

—¿No está? —mis ojos –que deben estar hinchados y rojizos – se cristalizan y mis manos comienzan a temblar.

—No cariño —la señora Yenny me da una mirada apenada y llena de curiosidad.

No me quedo a observarla y me doy la vuelta dispuesta a irme, pero su llamado me detiene.

—¿Quieres que le deje algún recado?

Trago despacio y apretando un poco mis labios me volteo  para luego darle una sonrisa falsa.

—Solo digale que... —tomo un respiro —solo digale que Abigail quiere hablar con él, solo eso.

—De acuerdo, linda —sonríe amablemente.

—Gracias.

No espero más y me doy la vuelta para empezar a caminar sin rumbo alguno.

¿Dónde está Christopher?

¿Por que tuvo que desaparecer justo en este momento?

¿Por que ahora que es cuando más lo necesito?

****

Mordisqueo mi labio inferior mientras observo indecisa la puerta frente a mi.

¿Que se supone que hace Christopher aquí y a esta hora?

Sí, sé que quedamos en vernos aquí horas atrás pero él no vino y esta no es una hora buena para hablar.

—¿Abby?

Suelto la respiración que tenía contenida hasta ahora, dejo el florero en su lugar y un tanto dubitativa camino nuevamente hacia la puerta. No sin antes mirar mi cuerpo por que no es que esté muy representable en este momento.

Llevo una pijama azul cielo que compré por que me gustó mucho cuando la vi. No solo el color, si no también que es de algodón y súper cómoda.

Consiste en un short azul algo flojo y una blusa de tirantes muy cómoda...ah, y llevo mis pantuflas de conejo.

Supongo que no está tan mal.

Trueno mis dedos nerviosa y tomo el pomo de la puerta, me deshago del seguro y giro la manija entonces la puerta se abre y frente a mi aparece la figura alta de Chris.

—Uh, hola —murmuro meciéndome un poco sobre mis propios píes.

—Hola.

Lo miro fijamente no queriendo perderme ningún detalle de su rostro.

Él a cambiado. Fueron cuatro años sin verlo y debo decir que estos le sentaron bien.

Se ve más hombre y he de admitir que se ve mucho más guapo de lo que recuerdo.

Sacudo un poco mi cabeza mientras frunzo el ceño observándolo por completo.

—¿Que haces aquí?

Exacto. ¿Que hace aquí?

Puedo notar como traga despacio y tamborilea sus dedos contra su muslo. Está nervioso, recuerdo que solía hacerlo cuando tenía algún tic nervioso.

Bueno, ya somos dos, por que su simple presencia me pone los nervios a mil.

—Ya te dije, tenemos que hablar —es lo que responde.