51. Plática

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Capítulo cincuenta y uno: Plática.

Abigail

Mis sienes palpitan apenas abro los ojos y la luz de la lámpara me ciega por unos instantes.

Todo está oscuro, a excepción de que la lámpara en mi mesita de noche está encendida. Al parecer la olvidé así. Suspiro y paso una mano por mi rostro restregándolo un poco, la garganta me  arde y mi boca se siente seca por lo que de inmediato sé que la sed fue lo queme despertó.

Miro el reloj. Las 2: 30 de la madrugada.

Me deshago de las sabanas bostezando y saco mis pies de la cama calzándome con mis pantuflas. Arrastro mis pies por la alfombra hasta llegar a la puerta.

Es cuestión de minutos para que mi sed esté completamente saciada y cuando voy de regreso a mi habitación me detengo notando que la de huéspedes, donde se encuentra Christopher, está entreabierta y lo único que puedo lograr ver es el pequeño destello de luz que proviene de adentro.

Resoplo recargando mi espalda contra la pared que está junto a su puerta y me deslizo lentamente hasta quedar sentada en el piso del pasillo. Hecho mi cabeza hacia atrás cerrando mis ojos con fuerza recordando cada una de sus palabras.

¿Alejarse? ¿Eso es lo que "supuestamente" solucionará todo? ¿Alejándose de nosotras?

No estoy de acuerdo con la idea, de hecho nunca lo estaré porque para mí no tiene caso que se aleje cuando ella ya sabe de nuestra existencia,cuando ella ya sabe que somos importantes para él y que nos quiere...digo, según yo ella ya sabe esas cosas. Entonces ¿que caso tiene que se aleje? ¿Que caso tiene cuando ella podría incluso hacernos más daño a nosotras y a él?

¡Joder! Es solo ver lo del accidente para saber que esa mujer puede llegar a ser capaz de hacer cosas peores y que haría cualquier cosa por venganza.  Por que vale, es triste lo que le pasó. De hecho, me imagino su dolor, por que soy mamá y si algo le llegara a pasar a Emma no sabría que haría, simplemente no me creía capaz de vivir con el dolor. Pero nunca haría estas cosas, no si fue un accidente. No si no fue a propósito.

Extiendo una pierna frente a mi y dejo una de mis rodillas contra mi pecho. Llevo la misma ropa de ayer por que siquiera me cambié al llegar y luego de la discusión solo me fui a la cama y quedé dormida luego de mucho rato.

Considero la idea de darme un baño así sean casi las tres de la mañana y estoy por ponerme de pie para ir a la ducha pero de pronto la puerta de la habitación de Chris se abre de golpe dejándome tiesa en mi lugar. Alzo la vista y me encuentro con su ceño fruncido y mirada confundida.

Lleva el cabello revuelto, no trae camisa solo el pantalón jean de hace rato. Con su mano buena frota si cara, seguramente preguntándose si es un sueño o no, pero luego solo me mira con pasmo.

—¿Abby?

—Esa soy yo —bromeo sin sonreír. Me pongo de pie mirándolo con fijeza —. ¿Como va el dolor? —señalo los moretones en la parte de su mandíbula y mejilla.

—Los analgésicos ayudan —es lo que dice sin dejar de mirarme —. ¿Es alucinación mía o si estás preguntándome por mi dolor?

Alzo una ceja —. ¿Que tiene eso de malo?

—Que hace rato querías acabar conmigo —murmura y baja la mirada por un momento antes de volver a mirarme.

—Quería cortarte las pelotas, sí —asiento —. Pero ya se me pasó el enojo...aunque aún quiero cortártelas, pero creo que puedo controlarme un poco.

Nuestra Hija © [Christopher Vélez] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora