49. La verdad

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Capítulo cuarenta y nueve: La verdad

Abigail

¿Segura que quieres que me quede aquí hasta recuperarme? —pregunta Christopher por enésima vez y juro por dios que quiero golpearlo, que quiero estrellar mi puño contra su rostro. Respiro con fuerza antes de asentir y rodar mis ojos con fastidio.

—Ya te dije que sí —dejo las llaves en el mesón de la cocina encaminándome hacia el refrigerador, porque necesito agua, mi garganta seca la necesita con urgencia —. Deja de ser tan molesto.

—Pero...¿tu estás bien con eso? —suena cauteloso.

Me volteo hacia él exasperada haciendo un ademán con mis manos demostrando cuan frustrada estoy por todas sus preguntas y actitud estúpida.

—¡Dios! No es como si fuera algo nuevo, después de todo pasas casi las veinticuatro horas del día aquí excepto cuando estás trabajando o en cualquier otro asunto ¿cual es maldito problema ahora?

Entre cierra sus ojos y pasa una mano por su cabello.

—¿Es un reproche? —aprieto mis dientes con fuerza tensando mi mandíbula. De verdad no estoy entendiendo su actitud de mierda.

Alguien deme paciencia, por favor. La necesito en este momento.

—¿Sabes una cosa? Será mejor que te vayas acostar a la maldita habitación de huéspedes por que me está costado mucho no golpearte en este momento, Christopher.

—Lo siento, yo...

—Sólo ve y descansa.

—Pero...

—¡Mierda! ¡Solo ve a la maldita habitación! —grito exasperada, me doy la vuelta nuevamente para ir por una botella de agua al refrigerador.

No escucho absolutamente nada en los próximos dos minutos hasta que al fin sus pasos alejándose llenan mi audición, lo agradezco internamente porque estaba apunto de arrojarle la botella de agua en la cabeza.

Está así de...raro y medio estúpido, desde ayer cuando me quedé a dormir con él en el hospital, no habló mucho y parecía demasiado pensativo y extraño, incluso cuando esta mañana le dieron de alta en el hospital seguía con su actitud distante y pensativa, que, la verdad, comienza a exasperarme.

Dejo la botella de agua a un lado luego de haber bebido lo suficiente y quedar saciada, doy un suspiro pasando una mano por mi rostro y gruñendo en voz baja con frustración.

Supongo que solo me queda esperar a que él quiera hablar conmigo. Después de todo no puedo obligarlo a hacerlo.

Y de verdad espero que la confianza entre nosotros sea suficiente.

***

Agradezco grandemente el que Emma esté con Camila hasta mañana. Que fue cuando prometí pasar por ella. Así ella no tiene por que ver la faceta idiota por la que está pasando su querido padre. Eso sin contar que anda todo pensativo... Y no de una buena manera. Joder, siento que esto de que esté todo extraño después del accidente no es nada normal.

Y ya ni siquiera sé como sentirme al respecto.

Ha pasado casi un día completo desde que llegamos al apartamento, Christopher no ha salido de la habitación de huéspedes a menos que sea por comida o agua, una que otra vez noté su mirada sobre mi, pero solo fue fugaz...breve y luego solo sacudía su cabeza y volvía a la habitación.

Razón por la que ahora me encuentro a punto de entrar a la pequeña estancia para hablar con él y que me diga de una maldita vez que es lo que sucede...porqué está computándose así de raro y extraño.

Suelto un exagerado suspiro de irritación y frustración por que lo menos que quiero es molestar al señor "irritable" pero es necesario que hablemos...necesito que me explique que sucede, si hay algo mas detrás de ese accidente.

Así pues me  adentro a la habitación de huéspedes donde se  él se encuentra,  alza su vista de inmediato al oír mis pasos.

—De acuerdo... ¿Que es lo que sucede? —pregunto sin perder tiempo, él ni responde, sólo pasa su mano buena por su rostro resoplando —. Christopher estoy de verdad muy molesta contigo...¿que carajos te pasa?

—No sé de que hablas —se hace el desentendido y si no fuera porque acaba de salir del hospital le lanzaría algo en la cabeza o abofetearía su rostro.

Dejo escapar una corta respiración acercándome a él hasta quedar cerca de la cama, cruzo mis brazos.

—Oh, claro que lo sabes —lo señalo con una mueca en mis labios —. Antes de venir a casa me dijiste que tenías algo que decirme...adelante, habla.

Niega con su cabeza —. Abby...

—Christopher, solo quiero entenderte ¿vale? Quiero entender tu rara actitud que, sinceramente, comienza a exasperarme, así que dime que es lo que sucede ¿tiene que ver con el accidente?

Suelta un gruñido que parece de frustración antes de sentarse en la cama y posar sus intensos y bonitos ojos en mí. Respiro hondo ordenándome no des concentrarme.

—Tiene que ver con ello —confiesa tomándome por sorpresa, trato de disimularlo —. Es sólo que...no quiero preocuparte, no quiero meterte en esto.

—Dejame decirte que ya estás preocupándome al no decir nada —aprieta sus labios en una línea fina —. Y sobre lo de "no querer meterme en esto" quiero decirte que de lo que sea que hablas ya estoy muy involucrada ¿o debo recordarte las notas?

—Vale, entiendo. Pero tienes que entender que...

—Lo único que quiero entender es  porque estás comportándote de esa manera, es lo único... Necesito respuestas y tú, al parecer no estás dispuesto a dármelas.

—Yo solo...—sacude su cabeza negando y Sena escapar una corta respiración —. Voy a contártelo ¿bien?

Asiento con actitud seria y apoyo mis manos en mis rodillas esperando que hable.

Toma un suspiro antes de empezar.

—Conozco a Sonia...

—¿Sonia? —frunzo el ceño.

—La mujer que me dijiste te entregó una nota en la cafetería...

De inmediato imágenes de ella aparecen en mi cabeza y un pequeño estremecimiento me embarga a la vez que me tenso al recordar lo que decía esa nota.
 
—Oh...¿que con ella?

—Te diré toda la verdad... —aprieta sus párpados —. Solo promete que no me odiaras.

—¿Tan malo es?

—Solo prometelo...

Siento que debería preocuparme...
Aún así digo.

—Bien, lo prometo.

Y entonces empieza a hablar.

Nuestra Hija © [Christopher Vélez] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora