42. Positivo

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Capítulo cuarenta y dos: Positivo

Abigail

Semanas después:

Las notas se detuvieron, tres semanas desde que vi la última nota frente a la puerta de mi departamento. No sé como sentirme al respecto, porque por más que las notas hallan parado no creo que quien sea el responsa de esto solo haya desaparecido o algo así.

De todas formas tomo precauciones necesarias, como era de esperarse Carter prácticamente, me obligó a ir a una comisaría por lo que puse la denuncia. Pero como era de esperarse dejaron de investigar tan pronto como las notas se detuvieron. Creo que nunca le prestaron la debida atención y solo lo tomaron como algo sin importancia.

Suspiro observando la espalda desnuda de Chris mientras remueve lo que parecen huevos en la sartén. Emma está en la silla continúa a la mía dibujando en uno de los libros para colorear que le regalaron en su cumpleaños.

—¿Mami?

—¿Si, bebé?

Ella me mira sonriente y me tiende una hoja, en ella hay una muy bonita flor que está mal pintada pero no es como si le diré algo así a mi hija.

—¿Para mi? —abro mi boca fingiendo sorpresa, pero la verdad es que no estoy nada sorprendida, Emma siempre me ha dado uno que otro de sus dibujos.

—Para ti, mami —le sonrío —. Hice uno para papi.

Creo que Chris no escucha por que solo sigue en lo suyo tatareando alguna canción.

—Haber, dejame ver —me inclino y observo lo que parece ser una pequeña familia en un parque. Consiste en tres niños y los padres. Este está mejor pintado que el mío pero lo ignoro para darle un beso en la frente a mi bebé —. Está hermoso.

—¿Shi?

—Definitivamente, si.

Sus mejillas, de forma adorable se sonrojan y mueve sus piecistos que cuelgan debido a la altura de la silla.

—¿Crees que le guste, mami? —susurra solo para mí.

Asiento de inmediato —. Le va a encantar, estoy más que segura.

—¿Como a ti?

—Como a mi, hermosa —beso su frente y vuelvo a mi posición observando como vuelve a dibujar.

—¿Que hablan mis chicas? —Chris se acerca con dos platos en cada mano y mi estómago se revuelve ante el olor y no, no es hambre.

—Tengo un dibujo para ti, Papi.

Él deja los platos llenos de huevos sobre la mesa mesa y al observalos siento la bilis subir por mi garganta pero me obligo a tragar despacio y desviar mi atención hacia ellos pero el olor me marea un poco.

—¿Ah, si? —Emma asiente —. Dejame ver...

—Este —le tiende la hoja y él la toma interesado —. Somos nosotros —señala.

Christopher frunce el ceño.

—Somos tres, cariño —besa su cabeza —. Tu mami, tú y yo...

—Y hermanitos —abro mis ojos asombrada y creo que los de Chris podrían salirse de su órbita —. Quiero hermanitos para jugar, papi —hace un puchero. Yo mientras me siento palidecer y cuando vuelvo a mirar los platos con huevos no lo aguanto y corro hacia el baño.

Me dejo caer sobre mis rodillas comenzando a vaciar mi estómago mientras las arcadas son inevitables.

Escucho pasos acercarse pero no presto atención por que suficiente tengo con aguantar el dolor en la boca de mi estómago.

—¿Abby? —un par de lágrimas se me escapan ante las arcadas —. Mierda...

Se acerca a mi sosteniendo mi cabello. Cuando creo que es suficiente y las arcadas desaparecen escupo y jalo la cadena antes de levantarme ignorando a Chris me dirijo al lavamanos y enjuago mi boca unas cinco veces tal vez y luego mojo mi rostro con agua fría y aprieto mis ojos.

Maldición.

—¿Abby...que

—Tengo un retraso —suelto de pronto y apoyo mis manos en la cerámica del lavamanos. No me atrevo a mirarlo.

Nadie dice nada, nadie habla y eso comienza a torturarme por lo que con toda mi fuerza de voluntad me doy la vuelta Encontrándome con un Christopher muy, pero muy pálido. Parece un papel en blanco.

Paso una mano por mi cabello.

—No estoy segura, pero esto... Mierda no he querido hacerme la prueba —admito —. Tengo miedo de encontrar una respuesta afirmativa... Esto es muy pronto y...

—Joder, ¿estás hablando enserio?

—¿Me ves  cara de estar bromeando, idiota? —lo miro mal.

Aprieta sus ojos y pasa una mano por su cabello una y otra vez desdenándolo. Abre sus ojos y fija su vista en mi.

—¿Que pasa si...estás... Ya sabes?

Suspiro y rasco mi brazo, cambio mi peso a la otra pierna.

—¿Se cumple el deseo de Emma? —intento, tratando de aligerar el ambiente. Luego suelto un profundo respiro —. No lo sé... Tendríamos otro bebé ¿no?

Hecha su cabeza hacia atrás antes de dar unos cuantos pasos hacia mí y abarzarme con fuerza, escondo mi rostro entre su cuello y siento mi cuerpo temblar.

Tengo miedo.

Estoy demasiado asustada.

—No me iré, amor...—susurra —. Estaré contigo, aquí, pase lo que pase.

—Lo sé —asiento — ahora lo sé.

***

Leo los resultados sintiendo mi respiración dificultosa cada vez más.

"Positivo"

Lo intuí, una parte de mi lo sabía pero ¡joder! Hacerme una prueba y luego darme cuenta de que es cierto es otra cosa...es otro nivel.

A mi lado Christopher aprieta mi mano y la doctora dice un "felicidades" acompañado de una enorme sonrisa.

—Abby...

—Solo...dejame asimilarlo, solo... —un suspiro tembloroso se me escapa.

Pasan minutos para que pueda subir mi vista hacia él y darle una débil sonrisa temblorosa.

—¿Seremos padres? —murmuro la pregunta.

—Nuevamente, amor...—besa mi frente —. Lo seremos, Abby.

Una lágrima se me escapa y aprieto mis ojos.

Esta vez no estaré sola. No lo estaré. Él está aquí, conmigo. No se irá.

Nuestra Hija © [Christopher Vélez] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora