[Día 7] Maestro/Alumno

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—Entonces, si pasas a equis de un lado hacia el otro... ¿Qué sucede? —Preguntó Bakugou en una voz bastante impaciente una vez ha terminado de explicar.

Y Kirishima no sabe qué hacer más que ponerse a temblar.

—Enmh... Ehhnm... ¿Se... elimina...?

—¡¡CAMBIA DE SIGNO, JODIDO IMBÉCIL!!

El pelirrojo sollozó.

—¿¡Y yo qué iba a saber si era Tauro y quería ser Virgo!? —Su voz se alzó por primera vez en la tarde.

Bakugou lo mandó a volar de una explosión, gruñendo.

—No puedo creer que esté saliendo con un tremendo idiota. —Se dijo para sí mismo, sin ver a Kirishima, este estaba levantándose del suelo por la golpiza, pero sonriendo enamorado.

—¡Admitiste que estamos saliendo, Baku! —Su rostro no podía emanar tanta felicidad, pues a pesar de haber estado saliendo pocos meses, escucharlo directamente le ponía muy, muy feliz.

Bakugou debería comprarse lentes de sol, su rostro era muy brillante.

—¡Cállate, estúpido! Venga, vuelve aquí, aún no logras entender nada de álgebra. Y esta mierda es lo más fácil que hay.

—No todos somos genios...

—¡HASTA EL IMBÉCIL DE MINETA TE GANA EN CIENCIAS!

—...Él es una excepción.

Bakugou suspiró fuertemente derrotado mientras lanzaba el libro de matemáticas a su rostro, sin saber qué hacer para que el pelirrojo entendiera de una buena vez.

—¿Sabes? Sería más fácil si... Bueno, no sé... ¿Me dieras un premio cada vez que hago algo bien? —El rubio se detuvo a mirarlo arisco y pareció mirar a un cachorro queriendo jugar. Bufó.

—¿Eres idiota o te haces? Te conozco imbécil, sé que sacarás provecho de esto y terminaremos ahí, sin nada puesto. —Señaló la cama y luego sus ropas. Kirishima enrojeció.

—¿¡Q-Qué!? ¡Y-Yo no hablaba de...! Bueno... un poco...

—Ahí lo tienes. —Dijo y se recostó en la silla, escuchando nuevamente los quejidos de Kirishima.

—¡Pero, Bakugooooouuuu! Vamooos, no seas así. —Rogó, alargando la i en un tonto aniñado.

—¿Entonces qué mierdas quieres de premio? Si se puede saber.

—... ¿Un besito chiquititito?

El rubio quedó en silencio unos cuantos segundos antes de levantarse de su asiento, tomando a su pareja del cuello de su camisa para tirarlo fuera de su habitación. —Adiós Kirishima.

—¡Bakugou!

Y Bakugou le cerró la puerta en la cara, Kirishima golpeaba en respuesta como un perro abandonado y Shouji a lo lejos los veía con burla.

—Ustedes no cambian. —Musitó antes de irse a su habitación, esa noche seguro sí podría dormir bien.

Hecho de Explosiones de RocaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora