[Día 14] Otoño

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Las estaciones eran los enemigos mortales de Bakugou Katsuki.

Un aspirante a héroe profesional de tan solo dieciséis años. De mirada gélida y amenazante, con un poder espectacular y una labia excepcional —especialmente por los insultos—

Considerado por cualquier persona que tan solo lo observará como agresivo, con carácter, orgulloso.

Y también, jodidamente irritable.

Odiaba todo, absolutamente todo, si su cuerpo no da más, si saca una nota menor al noventa y ocho, si sus compañeros son débiles, si le dice a él débil. Vale, que también le gustaban algunas cosas —como el picante y Kirishima— pero ese chico odiaba todo al rededor.

Y más las jodidas estaciones.

¿Raro verdad? Pelearse con ciclos eternos, bah, es Bakugou de quién hablamos.

Odia la primavera porque todo se vuele color rosa —el color que más odia— el sol resplandece tanto que sus ojos quedan ciegos, mucha luz, demasiada vida, los pájaros cantan, las flores de cerezo florecen, los chicos y chicas empiezan a adornar las plazas de parejitas que te miran y ya tienes diabetes.

Y luego lo que sigue, la mierda, el verano. Vacaciones, gente saliendo a las playas y disfrutando del sol. Él no puede hacer eso porque odia salir de casa, ¡Y cuando lo hace su piel resulta ser muy blanca! —Sabrosura polar idiotas— odia el verano porque la luz del sol ahora ya no solo ilumina, también quema.

¿Y eso qué produce? Que empiece a sudar. Y que su estúpido y débil cuerpo no soporte mucho en entrenamiento sin que pueda ser una exponencial bomba andante y tenga que tomar agua cada momento. Maldita deshidratación.

Pero tampoco nos vayamos a los opuestos. Pues a pesar de que odie Primavera y Verano, y parezca que ame el Invierno no es así.

Si el Invierno fuera una persona lo mandaría a Ecuador, o a África, para que se joda y se derrita. —y bueno, eso podía hacer con Todoroki, pero el muy puto también tiene el poder de calor— maldito niñito de mami.

Odia el invierno porque la nieve no lo deja trabajar, su cuerpo se pone enfermizo y las enfermedades lo atacan, de nuevo, maldito cuerpo debilucho de mierda. No puede salir de su casa muchas veces por tormentas, nevadas, demasiada nieve en sus calles. Todo es blanco, blanco y más blanco. Llegó de pequeño una vez a odiar el color.

Odiaba las estaciones, tanto por extremos, por naturaleza, por acciones cometidas en ellas...

Pero, sinceramente, Otoño no le caía tan mal

Las flores antes rosas de los cerezos empiezan a caer, y aquel típico sonidito del crujir de las hojas cuando las pisas es satisfactorio. No hace calor como verano, tampoco frío como invierno, y mucho menos tanta luz como en primavera. Hacía ligero aire, sí; sin embargo el clima era el adecuado, era la estación mas tranquila del año, además de tener a su color favorito como representante, el naranja.

Era simplemente ideal, esos días de Otoño eran los que más disfrutaba de salir. Al correr la brisa fresca y las hojas secas lo acompañaban, atendía a sus clases, y como era un periodo de exámenes tenia que ayudar al estúpido de Kirishima en sus estudios, tardes llena de regaños y risas, atardeceres preciosos contemplados desde un balcón, noches en vela por que aquellas eran mucho más largas. Chats abiertos en madrugada, besos en la cama, poder compartir habitación por la simple excusa del "Aún no me acostumbro al frío que está haciendo"

Porque definitivamente Bakugou odiaba las estaciones.

Pero junto a Kirishima sentía que podía soportar el calor de un Domingo en la playa, las salidas por festivales en el día y el frío de una noche atrapados por la nieve.

Porque con él todo era mejor.

Y tal vez, Otoño no estaba tan mal.

Hecho de Explosiones de RocaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora