[Día 17] Matar o Morir

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Sus pasos temblorosos resonaban contra el piso en aquella gigante habitación, dando un eco espeluznante. Sus cabellos negros caían por sus hombros y le daban un escalofrío cuando se movían, estaba alerta, tenía que estarlo, él...

—Te encontré.

—LA ENCONTRÓ CHUCHA SANTA MIERDA. —Sollozó el pelirrojo tapándose los ojos por la escena. Bakugou se río de él.

¿Dejá vù? Tal vez, Ya que hoy también era noches de películas, y ese día Bakugou se había dado la molestia de escoger la peli. Una de terror absoluto la cual la trama giraba a solo dos palabras.

Matar o morir

Y mientras Bakugou estaba disfrutando después de años una buena película, Kirishima lloraba en silencio como buen hombre para fingir que aquello no le daba miedo. ¡No podía hacer eso! Menos al lado de su pareja, seria muy poco masculino.

Sin embargo después de que el asesino principal haya encontrado a la chica él no pudo reprimir su grito de terror. (Obviamente un grito de macho pecho peludo y teñido)

—Pensé que tu voz era más grave Kirishima.

—¡No grité! Solo... Alce un poquitititito la voz...

—Acabas de agrietar mi vaso. —el rubio enseñó su vaso de vidrio con una franja cubriéndolo por completo, ligeras gotitas de gaseosa se escurrían por ahí.

—Perdón... —y calló.

Si bien a Bakugou no le importó lo que Kirishima podría decir, pasaban los minutos y no podía disfrutar en su totalidad las escenas de terror que pasaban por la tele, ya que un grito de un atemorizado Kirishima tapaban la mayoría de frases importantes y no podía entender bien el contexto de la historia.

Y lo que hizo después lo atribuyó a su desesperación.

Ambos estaban sentados cerca, con los hombros rozándose, así que le fue fácil revertir posiciones y hacer que el pelirrojo cayera entre sus piernas, abrazándolo por la espalda y ocultando su rostro extrañamente sonrojado bajo sus largos cabellos teñidos.

—¿B–Bakug...?

—No digas nada pelos de mierda.

No se puede mencionar quien de los dos estaba más avergonzado, pues ambos estaban rojos hasta las orejas, callados, sin hacer alboroto, tanto, que ninguno prestó atención a la película después de aquello, los gritos de Kirishima dejaron de escucharse también, solo se escuchaban los efectos sonoros que hacían que la habitación no sea tan incomoda y poco a poco volviera al ambiente común de antes.

De todas maneras, los dos ya estaban muertos y no importaba quien empezó a matar primero, los dos tenían una vida condenada.

Y al parecer a ninguno le importaba morir más de una vez.

Hecho de Explosiones de RocaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora