Hecho de Explosiones de Roca

[Día 12] Karaoke

—NUESTRO AMOR ES AZUL COMO EL MAR AZULLL

—Y DE TU MIRADA NACIÓ MI ILSUIÓoO0oOo0OOnNnnNN

—CÁLLENSE YA, MIERDA.

El rubio pausó el vídeo y Kaminari empezó a reclamar.

— ¡Es noche de karaoke Bakugou! ¡Vamos! —Y Bakugou respondió

—HAGAN SU PUTA NOCHE DE KARAOKE DONDE SE LES DE LA GANA, PERO NO QUEDEN BORRACHOS EN MI JODIDA HABITACIÓN TRÍO DE MIERDAS. —Gritó.

—Oh hombre, no seas aburrido.

— ¡Ya trajimos las bebidas!

— ¡Sí! Además, ya te la habías pasado toda la tarde estudiando con mi pobre Kiri, debe estar exhausto. ¡Déjalo divertirse! —Mina empezó a buscar otro vídeo y Kirishima también empezó con el desastre.

— ¡Sí! ¡Déjame divertirme! —Dijo repitiendo con los ojos brillosos y aquella mirad tenaz, aquella mirada que lo descolocó

Bakugou tembló de rabia... ¿O de vergüenza?

—Váyanse a la mierda. —Gruñó mientras se sentaba y cruzaba de brazos tanto como de piernas. Sero suspiró a un costado, sus amigos eran un verdadero desastre.

Se escuchaban de su habitación las risas de idiotas y Sero —él era el único que se salvaba, aunque solo algunas veces— cantando tonterías, vals, canciones broma, cumpleaños y hasta salsas.

—Me comí una salchipapaaaaaa estaba tan sabrooooosaaaaaaaa

—JAJAJAJA. —Kaminari se empezó a reír como estúpido, la bebida lo afectaba y eso que solo había tomado tres vasos.

— ¡Quiero cantar pobre soy!

—¿No era libre soy?

—No me contradigan.

Por un momento vieron a Ochako en el cuerpo de Mina.

— ¡Ah ya sé! —De repente Kirishima puso una música en su laptop...—AQUÍ EN MI RANCHO BONITO.

—ME ENCONTRÉ CON UN CHANCHITOO

—Y CUANDO LE MIRAN LLEGAAAARRR

—Carajo. —Bakugou quedó frustrado ante el canto de aquellos idiotas. Bien, ahora pasaron de memes a canciones infantiles...

—TÚ ME PARTISTE EL CORAZÓOOONNN

Y ahora reggaetón. Mierda.

— ¿Bakugou? —El rubio escuchó el llamado de su pelirrojo a un lado, se volteó al verlo con el cabello extrañamente empapado y liso, lo miraba con ligera pena. —Bueno... Parece que no quisieras estar acá y quisiera saber si te sentías más cómodo si... uh...

—Es mi jodida habitación.

—Sí también eso... —Kirishima pareció suspirar, volteó a ver a sus amigos en busca de alguna ayuda.

Pero encontrarse a Denki bailando sobre Sero sin camisa y Mina cantando "Y no te wa negar tiruriri turiri turiru" o una mierda así no le daban respuestas.

Se sumieron en un silencio incómodo.

— ¿Por qué traes el pelo mojado?

—Oh ¿Esto? Pues, Denki me quitó con la gaseosa que tomaba porque quería que tomara algún trago, pero está borracho, y me llegó toda la gaseosa al cabello.

— ¿Coca Cola?

— ¡Sí! ¿Adivinaste o huele mucho aun?

—Es tu jodida bebida favorita, idiota. —fue lo que pensó. — Sigue oliendo, lo mejor es que tengas que salir.

— ¡Buena idea! —Kirishima se levantó de su asiento. —Vamos. —Y jaló a Bakugou con rapidez, antes de que este pudiera decir algo, ya se encontraban afuera.

— ¿Qué mierda te pasa idiota? —gruñó el mayor cuando se dio cuenta que su camisa estaba manchada por su bebida, bien, acababa de suceder la misma situación en él. Kirishima se disculpó ante su impulsividad, sin embargo después de aquello dejó de hablar.

— ¿Para qué me trajiste acá pelos de mierda? —preguntó el rubio de una vez, el pelirrojo estaba raro.

Kirishima se sonrojó.

—Verás. —Empezó. —Estuve pensando...

— ¿Tú piensas?

— ¡Oh vamos! No me cortes el rollo, estoy tratando de decir algo importante hombr–... —Antes de que siquiera pudiera gesticular su última palabra el rubio lo tomó de la camisa, quedando ambos demasiado pegados, el menor enrojeció tanto que su piel podría hacer juego con su cabello.

—Para aquella mierda. ¿Sí? —Bakugou lo miró con aquellos ojos rojos tan penetrantes. —Te gusto. ¿Verdad?

Kirishima casi se tropieza, pero se negó trastabillar.

—Sí, y mucho. —respondió, pero luego sus rostros se acercaron más, iniciativa de Kirishima. —Y yo, ¿Te gusto? —Bakugou abrió los ojos ante el atrevimiento, pero luego sonrió.

—Tanto que aveces es molesto, jodida mierda. —Ninguno podía ocultar su felicidad.

Se iban acercando cada vez más lento, como si ambos estuvieran de acuerdo en alargar aquella tortura, aquel momento tan íntimo, sus ojos se conectaron hasta que desaparecieron bajo sus párpados, que lejos de estar cansados se cerraban por simple inercia. Las manos de Bakugou pasaron a sus mejillas, acercándolo de golpe y como siempre, siendo él la persona del primer paso, sus manos también tomaron sus caderas, sin embargo al rozar sus labios no pudieron evitar estallar en felicidad extrema.

Cálido, muy cálido. Ni siquiera estaban pensando en si besaban bien o mal, Kirishima solo movía la boca ligeramente y Bakugou respondía a su roce, estaban fundidos en el ambiente, concentrándose únicamente en los labios del otro, los dientes de Kirishima siempre fueron un dilema mental en la mente de Bakugou, y ahora que por fin se estaban besando él no pudo evitar morderle el labio para que este abra la boca.

Y cuando él lo hizo todo se descontroló.

Sus lenguas conectaron al instante, tan rápido con las manos de Bakugou en su cuello, acercándolo, y las suyas en sus caderas, provocando aquel roce que iba más allá de todo. Suspiros agitados y ligeros nombres perdidos en la boca del otro se perdieron esa noche, ignorando todo acercamiento a la realidad, tal como que Kirishima estaba avanzando tanto al punto de empujar a Bakugou hasta la pared.

Mientras tanto, sus tres amigos observaban con diversión la escena.

— ¡No puedo creer lo impuro que se está volviendo mi Kiri! ¡Le está metiendo mano! —Chilló Mina aterrorizada, pues veía a su supuestamente inocente mejor amigo toqueteándole a su ahora novio.

— ¿Cuánto crees que tarden en darse cuenta que el vidrio del balcón es transparente?

—No lo sé, Sero. —Kaminari respondió mientras sacaba su celular y tomaba una foto. —¡Ellos que sigan en su luna de miel! ¡Nosotros seguimos con el karaok...!

—No creo eso posible, niño. —el grupo entero tembló al oír la voz de su maestro, mierda.

Una fiesta? ¿Bebidas alcohólicas? ¿Dos adolescentes a punto de perder la castidad? Bienvenidos a la vida de EraserHead, quien tuvo que llevarse de castigo a dos borrachos, un sobrio y dos calenturientos, siendo uno de estos el que debería bañarse con agua fría y el otro con una entrada directa a la enfermería, por un labio roto y pérdida de sangre.