• CAPÍTULO 32 •

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32. Honestidad
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Nina estaba escribiendo a toda velocidad mientras aprovechaba que Pansy y Daphne peliaban por quién se metía primero en la ducha. Las clases estaban por terminar y ella quería enviarle una carta a su amigo Phillipe en Francia, pues probablemente viajaría allá durante parte de sus vacaciones y por supuesto que quería verle durante su estancia en París.

—¿Usarán el baño o sólo se quedarán allí peleando por mirarse en el espejo? —preguntó la chica algo molesta, pues claramente quería usar el sanitario también.

Las chicas no escucharon a su reclamo, entonces decidió que mejor sería pedirle la ducha a Astoria y a las chicas con quien ella compartía baño. Las Slytherin tenían la característica de ser sumamente pretensiosas y todos los sanitarios no alcanzaban a dar a bastó con las exigencias de las chicas.

Una vez que terminara de vestirse se iría hacia la lechucería para darle la carta al encargado. Claramente las cartas que iban hacia el mundo muggle no podían llegar en un ave pues eso sí que sería extraño para los humanos mágicos debido a la antigüedad que conllevaba usar ese método.

Se escurrió de pronto de entre la sala común y se dirigió sin prisas hacia el sitio en cuestión. Lo único pendiente que le quedaba era entregar un trabajo de pociones y luego de eso podría gozar de su libertar, ya que las notas llegarían directamente a su casa y estaba segura de que tendría extraordinarios en la mayoría de las asignaturas.

Al llegar ubicó al encargado y le saludó con amabilidad.

—Está carta va hacia el mundo muggle— señaló. En ese momento se percató de que Harry también se hallaba allí de una manera bastante misteriosa; supuso que era debido a sus temas personales, era difícil asumir que todo el mundo estuviera hablando sobre él.

La noticia de que Sirius Black era el padrino de Potter, que había sido injustamente apresado en Azkaban y que ambos se habían encontrado en la Casa de los Gritos para que pudiese huir sin que el ministerio se diera cuenta se había esparcido por la escuela tan rápido como la de que el profesor Remus Lupin era un hombre lobo.

—Nina —le saludó al darse cuenta de que esta le miraba sin apartar la vista —¿Cómo estás, ya tienes listo el trabajo de pociones?

La chica se sintió algo avergonzada por haber sido descubierta en medio de aquella curiosa mirada, no solía hablar mucho con Harry debido a los motivos obvios –Draco–. Aclaró su garganta y le sonrió de forma leve.

—Harry, sí; gracias a Merlín ya lo tengo listo —señaló —He venido a dejar una carta para mi amigo, espero verle este verano cuando vaya a Francia ¿Tienes planes para las vacaciones?

—Sí, pasaré todo agosto en casa de los Weasley; los padres de Ron me invitan cada año y la verdad es que no puedo más que agradecer aquella atención.

Nina asintió y reprimió una sonrisa al oír mención acerca de la familia de Fred. Sin embargo fue otra cosa la que llamó su atención en ese momento, no entendía por completo porqué no podía estar con su padrino y el chico debe de haberlo notado.

—No puedo ir con Sirius; sé que toda la escuela lo sabe y también conozco todos los rumores que se han hecho debido a aquello —dijo mientras sellaba una carta que asumió que iba para sus tíos en el mundo muggle pues también se la dió al encargado de la lechucería —Él sigue siendo un prófugo de la justicia que será condenado al beso del dementor apenas sea encontrado.

Juramento Inquebrantable [Fred Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora