• CAPÍTULO 79 •

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79. Entre Mortífagos.

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Nina había estado en varias ocasiones en la mansión Malfoy, pero en ninguna de las veces anteriores le había parecido tal lúgubre como en esta instancia. El aroma a encierro y pobredumbre podía sentirse aunque los pisos relucieran y los cuadros imponentes estuvieran decorando los costosos tapices.

Asumió que existía una especie de hechizo en ella para que hubiera tanta oscuridad en el interior. Una clara jugada del señor tenebroso para no llamar la atención desde el exterior, señal clara de su paranoia, pues evidentemente nadie lograría penetrar los hechizos de protección que dicho lugar tenía.

Nina entró sintiendo que las piernas le temblaban, sabía que no podía demostrar debilidad y que no era momento de arrepentimientos, sin embargo no estaría nada de mal que un par de aurores acudieran allí y terminaran con todo esto que había empezado ya hacía algunos años con el retorno de Lord Voldemort.

Intentó borrar de su mente lo que pensarían sus padres de ella al instante en que supieran que había abandonado Hogwarts, ellos estaban en contra de que acudiera al año escolar y ahora se encontraba a punto de firmar una sentencia de muerte, fuera cual fuera el resultado de la guerra no sería favorable para ella, era mayor de edad y sería juzgada por sus actos como una adulta.

—Subiremos a mi habitación y cuando estén por sentarse a cenar te llevaré ante él —murmuró Draco —, nadie sabe que estás aquí, no lo sabe ni mi madre. Será una sorpresa para todos.

—Tal vez hay alguien que lo sabe —declaró Nina.

Draco crispó sus rasgos y la observó con apremio. Era imperativo que nadie supiera que ella estaba allí, de lo contrario todo el plan que tenían en mente podría verse implicado.

—¿Me estás jodiendo?

—El día en que dejé Hogwarts, Severus Snape habló conmigo de una forma muy intrigante, como si hubiera sabido lo que iba a hacer. Yo no le he dicho nada a nadie.

Draco frunció los labios y rodó los ojos con fastidio.

—El maldito debe haber estado husmeando en tus pensamientos, debió haberlo hecho conmigo desde el momento en que hablé con el señor tenebroso para pedirle más tiempo —terció con enojo —, a partir de ahora mantén tus pensamientos sólo para ti, es extenuante, pero si quieres que esto funcione será necesario, sobre todo cuando estés ante ellos.

Nina asintió y subió las escaleras tras él. Una vez en el cuarto se dejó caer en la cama del rubio y suspiró. Cerró los ojos por unos segundos, mientras percibía como el peso del mundo se acentuaba en sus hombros.

—Te dejaré para que te cambies —murmuró Draco y cerró la puerta tras él —, estaré cerca, sólo quiero saber si el señor tenebroso está en la casa.

¿Cómo debía verse exactamente?

Si quería encajar y no levantar sospechas tenía que verse como uno de ellos, tenía que emanar un aire de sofisticación y pureza. Rebuscó en su bolso un vestido de terciopelo negro que le quedaba por encima de las rodillas y unos tacones negros que solía usar pocas veces.

No sabía si esa imagen le ayudaría a conseguir un puesto entre los seguidores del señor tenebroso, pero sin duda llevaba un discurso aprendido qué había estado practicando por algunos días desde que había tomado la decisión.

Lord Voldemort era un narcisista que quería ser adulado debido a su poder e ideas irracionales. Eso sería exactamente lo que ella haría si quería que este creyera en su persona; sabía que no lograría tener la máxima confianza del mago puesta en ella, sólo le bastaba que la considerara aunque fuera un poco como para poder hacer la misión y que Fred no se viera involucrado en ese dilema.

Juramento Inquebrantable [Fred Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora