• CAPÍTULO 29 •

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29. Mentes en otra frecuencia
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Para Xavier Zimej haber quedado seleccionado en Slytherin no fue lo mejor que le pudo pasar. Estar entre serpientes sin ser una realmente provocó que su pensamiento se deformara de una manera prácticamente irreal.

Cuando era pequeño su padre biológico –un muggle– murió, su madre se casó con el auror Daniel Zimej quien lo adoptó y les otorgó su apellido. Sin embargo el niño siempre supo y tuvo la idea de que haber nacido de un padre sin magia no le traería ningún provecho.

Por eso lo ocultaba, siempre fingió comprensión por los nacidos de muggles –siendo él mismo un mestizo–
para no ser juzgado por su entorno. Sus padres le inculcaron que todos los magos eran iguales pero él no lo creía así y detestaba haber venido al mundo debido al hombre del que su madre se enamoró.

Cuando entró a la escuela, sus meses iniciales no fueron los mejores, le costó encajar entre sus compañeros por el mismo motivo, la vida en Slytherin era dura y ser un mestizo siempre sería un tema dentro de su casa y para sus compañeros jamás sería un real hijo de Salazar Slytherin, nadie entendía el porqué había ido a parar allí si la mayoría eran de sangre pura.

Lo que ellos no sabían es que él le había rogado al sombrero seleccionador un cupo para entrar a la que según él, era la mejor casa de todas. El objeto mágico se percató de la ambición que poseía en su interior y contra todo pronóstico lo seleccionó para la casa de las serpientes dejando algo molestos a todos sus miembros.

Para poder ser alguien y no sufrir del constante acoso que ejercían los hijos de los sagrados veintiocho, optó por mostrarse sensato y maduro haciendo oídos sordos a todos los comentarios que los chicos solían emitir a sus espaldas. Hasta que un día pudo ganarse un lugar debido a su flamante actuación en las pruebas para Quidditch.

Xavier postuló para ser guardián y ninguna de las Quaffles logró entrar en su aro. Por supuesto que ese no sería un sentimiento de amistad real por parte de sus compañeros; en Slytherin las cosas siempre tenían un fin y un medio y ahora Zimej les era útil para ganar en los partidos, lo que lo convertía en un elemento a favor.

Con las chicas también comenzó a tener éxito. Pasó de ser el chico misterioso y mestizo a ser el codiciado buscador con pasado trágico, al que su madre había arruinado su linaje; eso ahora era sólo un detalle, pues el auror Zimej tenía varios miles de galeones en Gringotts por lo que también se convirtió en un buen partido para hacer un arreglo en caso de que las familias no fueran estrictas con el tema de la sangre.

Xavier disfrutaba de la atención que las chicas comenzaron a darle, sabía que era en parte por sacar provecho de su situación acomodada, pero también aprendió a sacar provecho a todo lo que pudiera sacar. Si las chicas querían retosar entre sus brazos el no se negaría y eso fue siempre así. Sin embargo cuando Nina Illich no cayó en sus encantos y fijó mayormente su atención en Fred Weasley – el chico con el cual se había acercado durante los entrenamientos– parecía que el Slytherin sintiera que su ego había sido afectado.

Fred y Xavier nunca fueron los mejores amigos del mundo, pero tampoco eran los más lejanos, se conocieron en las prácticas de Quidditch cuando ambos estaban para postularse a los equipos respectivos. El Slytherin se dió cuenta de que el pelirrojo era competitivo pero no a un nivel de odiar a alguien por ser mejor y de pronto una pizca de humanidad volvió a brotar en él. Fred era sangre pura y aún así su familia era estigmatizada dentro del mundo mágico, no obstante eso a Fred realmente no le importaba y le hubiera gustado ser como él.

Juramento Inquebrantable [Fred Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora