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93. Todo de mí, todo de nosotros.
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Todos creían que Fred guardaría la compostura frente al tema del juicio de Nina, existía una creencia de que lograrían hacerlo entrar en razón, cuando el pelirrojo jamás demostró destacar por ser sensato o racional. Fred Weasley -como buen Gryffindor- era apasionado, vibrante y con una valía intensa. Inmensamente terco, cabezota, todos rasgos que no disminuían con la edad, si no que se acentuaban, sobretodo cuando tenían que ver con alguien a quien él amaba profundamente.
Por ese mismo motivo, George no entendía porqué se sorprendió el día en que llegó a verlo al hospital, para llevarle el encargo que este le había pedido, Fred había reaccionado tan agradecido, tan tranquilo, con tanta calma, algo que era realmente impropio de él. Fred siempre había reaccionado de manera desmesurada cuando alguno de sus propósitos se cumplía, ahora tenía en sus manos lo que supuestamente era la prueba irrefutable de que Nina Illich era inocente y este nada más la había apretado entre sus manos y guardado en uno de los cajones de su mesita de noche.
Claro. Lo que Fred había ideado había venido después.
Luego de que su gemelo abandonara San Mungo. Lo había estado planeando durante varios días. George no había tenido la astucia como para descubrir que Fred era demasiado terco como para quedarse tranquilo ante algo que creía debía solucionar él mismo. Jamás consideró en su mente como una remota posibilidad que él podría huir del hospital y salirse con la suya a lo que su familia se había opuesto rotundamente, que era que fuese a testificar al juicio de Nina, no obstante él iría más allá.
Fred siempre había considerado que las personas esperaban cosas de él que realmente no podía dar, que muchas veces su familia quería que diera algo que realmente no lo hacía sentir cómodo. Siempre percibió que su madre esperaba que fuese más como Bill, más como Percy, sólo George compartía su vínculo, su forma de ser y era quien lo había acompañado y entendido durante toda su vida; pero fuera de la familia, fuera de su zona de confort, solamente Nina comprendía su mente y lo amaba con todo lo que él necesitaba para sentirse pleno, para sentir que no se estaba equivocando, para sentirse completamente vivo.
El mago salió del hospital cuando el cambio de turno estaba demasiado concentrado en una emergencia médica, otro paciente tenía una crisis, por lo que aprovechó la oportunidad de tomar su ropa, sus cosas y salir de la habitación de forma muy casual y despreocupada. Se metió dentro de un baño de visitas y se cambió la ropa desaseada, dejándola en el tacho de la basura. Dejó atrás el edificio mientras se mezclaba con el montón de personas que entraban y salían del sitio, para después aprovechar de desaparecer.
Fred tenía la fuerte convicción de que era el único que podía ayudar a Nina.
Y tenía razón.
Era la única persona que podía ayudarla, es más, él necesitaba ser aquella persona. Necesitaba ser quien le diera esa vuelta de mano. No tenía fuerzas para desaparecer todavía, por lo que tendría que usar medios de transporte muggles para llegar hasta el Callejón Diagon, allí tendría que ser rápido y procurar que nadie lo viera, por lo que tenía que ir a Sortilegios Weasley, tomar poción multijugos y desde allí ir hasta el ministerio de magia donde alguien pudiese escucharlo, donde alguien creyera su historia, donde le permitieran entregar las pruebas que demostraran que su amada Nina, era inocente, o eso en parte. Tampoco era completamente inocente, lo sabía, pero no era ninguna genocida.
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Juramento Inquebrantable [Fred Weasley]
Fanfiction« ¿Cuánto estás dispuesta a sacrificar con tal de salvarle? » Nina Illich es una bruja sangre pura seleccionada para la casa Slytherin, hija de unos afamados cazadores de magos tenebrosos. Tras dejar París ha llegado a Londres, donde Hogwarts se h...