• CAPÍTULO 33 •

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33. Lugares de París

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Lo bueno de Francia era que se volvía al lugar natal, se volvía a los inicios y se respiraba aires nuevos. Los Illich habían decidido pasar una temporada de las vacaciones en el país del que hace ya bastantes años habían salido pero que les traía muchos recuerdos por todas las vivencias que tenían allí en la Avenue Gusstave Eiffel.

Durante el viaje además habían aprovechado de visitar a los abuelos maternos de Nina, panorama que a ella no le había gustado mucho debido a que sus abuelos tenían una visión de la magia que a ella no le hacía mucho sentido. Por otra parte había podido comprar varias prendas que vió en los escaparates parisinos que iban bastante con su estilo.

También tuvieron tiempo de volver a convivir como familia, Nina disfrutaba mucho de las noches de películas muggles con su padre y de cocinar y jardinear con su madre; claramente el contacto no era el mismo estando en la escuela. Ella añoraba el sentido del humor de John y la calidez de Amelie.

Además que echaba de menos su habitación. Sus libros, sus cuadernos de notas, sus lápices; pero sobre todo los libros, ella se transportaba a otro mundo cada vez que leía alguna historia de caballeros heroícos o de mujeres valientes que cambiaron al mundo.

—Deja de protestar, Irina —le regañó a su gata que yacía en la cama— Necesito pasar un tiempo aquí, ahora que puedes salir y pasear estás reclamando; creo que echas de menos a Draco — sonrió, pues su animal y el rubio parecían tener una conexión especial.

Un toque a su puerta le advirtió que su madre estaba allí, el golpe suave era característico de ella.

—Veo que estás algo ocupada ¿Puedo pasar?

Nina asintió dejando sobre su escritorio los libros que tenía en la mano.

—Echaba de menos estar en casa, creo que Hogwarts puede ser fantástico pero nunca será como aquí.

—Créeme que la casa también te echaba de menos a tí ¿Tienes planes para esta noche?

Nina asintió y sonrió.

—Saldré con Phillipe, iremos a ver una tocata a Les Pralinesses; así también aprovechamos de ponernos al día.

—Oh, me alegro mucho así le das mis saludos; dile que venga algún día a cenar antes de que tengamos que volver a Londres mágic —invitó la bruja —Debe estar enorme, él ya era alto en sí.

—Pero creo que debe de seguir igual de infantil que siempre —rió Nina.

Nina no se había percatado que su madre tenía un sobre entre las manos. En ese instante pensó que podría ser Luna o tal vez Draco.

—¿Es para mí? —preguntó con algo de recelo, ahora que lo pensaba su madre había llegado en una actitud muy sospechosa, como si quisiera adentrarse en alguna conversación.

—Sí, ha llegado esto y también tus calificaciones; con tu padre estamos muy orgullosos de aquello.

—¿Por qué ven mis notas antes que yo? Eso es irrupción a la privacidad —bromeó tomando la carta.

—Oh señorita, aún no tienes edad para molestarte por aquello —dijo su madre frunciendo el ceño —Hablando de eso, me gustaría que hablasemos a cerca del remitente de esta carta en cuestión.

La bruja no se había dedicado a mirar y su cara se coloreó de un rosado intenso. Fred le había escrito una carta y era algo que no tenía pensado para nada. Su pulso se aceleró al ver la caligrafía desordenada del pelirrojo al escribir su nombre en el sobre.

Juramento Inquebrantable [Fred Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora