• CAPÍTULO 34 •

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34. Marca oscura desata el pánico.
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Fred despertó temprano aquel día, salió de la cama y remeció a George para que le levantara. La final del campeonato mundial de Quidditch era una de las cosas que lo motivaban totalmente. Los irlandeses al fin tenían posibilidades de estar en una final luego de muchos años de sequía ganadora; sin duda ese era uno de los motivos por los que estaba ansioso, el otro motivo estaba sin que el supiera en casa de los Lovegood a una colina de su casa.

—Es necesario que nos vayamos tan temprano ¿No se supone que tendremos carpas y esas cosas?

—No seas aguafiestas, George— comentó Fred mientras buscaba sus pertenencias para tomar una ducha —El día ha llegado. 

—El día de la final del mundial ¿O para encontrarte con Nina? Creo que sabemos que querías que llegara para encontrarte con ella— siseó George enarcando una de sus cejas, molestándole. 

—Oh, cállate— sonrió Fred haciendo amago de salir de la habitación.

—No sé porqué niegas que quieres ir para eso, pero te aseguro que la presencia de Malfoy estará allí con ella.

Fred frunció los labios pues sabía que su hermano tenía razón, no obstante la etapa de odiar a Draco sólo porque sí había pasado. Negó con la cabeza y salió de la habitación  para prepararse y salir pronto de la Madriguera; había estado pensando en Nina durante las vacaciones, si bien se habían estado escribiendo de vez en cuando le hubiera gustado que fuera en mayor cantidad. Tenía el imperioso deseo de conocerla en profundidad, saber cuáles eran las cosas que le gustaban, estar en su compañía durante más tiempo y que ella también supiera sobre él y quisiera que todo fuera fluyendo, pues lo que había entre ellos era mucho más que una atracción, para él era una especie de magia que había nacido desde que intercambiaron miradas.

Por otra parte, Nina se hallaba en casa de los Lovegood, ambas brujas desayunaban con entusiasmo, también irían a la final del campeonato; haber estado entre tantos fanáticos les había contagiado la efervescencia por el mundial; pues Nina no era tan fanática del Quidditch a pesar de que su padre fuera uno empedernido;  de cierta forma se dejó cautivar por la energía del estadio a pesar de que no estuviera muy interesada.

—Siento que el equipo de Irlanda puede ganar— concluyó Luna— A pesar de que Viktor Krum es demasiado bueno en su puesto, creo que no tienen un equipo tan fuerte.

—¿Vaya?No sabía que eras fanática de Viktor ¿Tienes una especie de póster secreto en tu cuarto para besarlo cuando nadie te ve?

Luna se sonrojó  ante el comentario de su mejor amiga, sin embargo conocía a Nina desde hace años y sabía cómo contestar a sus irónicos comentarios.

—No creo que tener una especie de amor platónico sea un pecado, además siento que si yo tuviera un póster de Viktor, tu tendrías uno del equipo de Gryffindor a escondidas en tu baúl, sobre todo por uno de los golpeadores.

Nina sonrió y limpió sus labios con una servilleta, antes Luna no era capaz de emitir ese tipo de comentarios, poco a poco la Ravenclaw se había ido soltando y acomodándose al escenario a veces hóstil del mundo mágico; con Nina ambas se habían entregado muchas cosas, una de ellas fue enseñarle a sacar la voz que había perdido cuando su madre murió y por otra parte ella le enseñó a la Slytherin a suavizar un poco su personalidad algo a la defensiva. 

Juramento Inquebrantable [Fred Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora