• CAPÍTULO 58 •

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58. Influencias y golpes a lo muggle.
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Minerva McGonagall se encontraba sentada detrás del escritorio del director Dumbledore. Este no se hallaba presente puesto que se encontraba realizando algunos trámites que requerían de su atención. Por ende era la jefa de la casa de Gryffindor, quien se encargaba de todas las situaciones importantes que sucedieran en la escuela ante su ausencia.

Allí se encontraban Nina y sus padres y también Xavier con sus respectivos padres. Estos últimos notoriamente avergonzados debido a que este era un escenario demasiado similar al que se habían encontrado el año pasado.

Los aurores Illich observaban la situación y escuchaban el relato del profesor Snape, quien afortunadamente había irrumpido en el salón a donde su hija había sido atacada.

—En resumen—señaló el pocionista—, Zimej nuevamente se encuentra en los mismos problemas por los que fue suspendido el año pasado.

—¡Usted la está favoreciendo!— expresó el mago, quien parecía tontamente fuera de su centro. Parecía errático —. No sé cómo lo haces, sueles salirte con la tuya siempre ¿No, Illich?

—Tú...

—Silencio— sancionó Minerva desde su escritorio. No estaba dispuesta a escuchar alegatos que no llevaban a nada, pues sabía perfectamente lo que tenía que hacer—. Severus, ambos estudiantes son de tu casa; creo que puedes hacer aportaciones respectivas.

El mago llevó sus ojos negros para posarlos primero en Nina y después en Xavier. Claramente se detestaban y aquellos dramas adolescentes que terminaban en desenlaces graves lo fastidiaban de sobremanera.

—Ximej se abalanzó contra la chica en las aulas de pociones— decretó —, sea cual haya sido el desafortunado motivo que lo llevó a actuar de manera tan descabellada, no hay excusas bajo ningún punto—terció—. No hay nada que puedas decir para salvarte. Cuando entré el azotó a la señorita Illich contra la muralla, es lo que ví.

—¿Qué tienes que decir en tu defensa? —. Los ojos inquisidores de la subdirectora fueron amenazantes y quiso abofetearlo en el momento que notó que no se arrepentía en lo absoluto. No decía nada, tampoco lo negaba, por ende daba a entender que se vanagloriaba de sus actos.

—Hijo, creo que lo mínimo que podrías hacer es disculparte— murmuró Daniel Zimej.

El joven mago lo observó y sonrió cínicamente antes de mirar sus uñas. Frunció los labios y posterior a eso fijó sus ojos en la bruja a su lado.

—No eres mi padre.

—¡Xavier!— su madre interrumpió y no pudo decir más pues la puerta de la oficina se abrió de repente.

Dolores Umbridge entró en la estancia con una carpeta en su mano y observó a los presentes con una expresión de desagrado. No entendía cómo habían podido reunirse sin ella teniendo en cuenta que prácticamente tenía el colegio bajo su control.

Le otorgó una mirada airada a Minerva quien, rodó los ojos. Sabía que venía una escena ridícula pues habrían  tocado su ego al no llamarla para dar su opinión en un caso de acoso escolar.

—Por favor, les pido disculpas por no haber llegado antes. Nadie me notificó sobre esta reunión.

—No era necesario.

—Pues lo es, Minerva— siseó con su habitual irritante voz.

Nina cerró los ojos e intentó calmarse con las caricias que su padre le daba en los hombros. Sentía que ahora su situación se haría de conocimiento público; además de que toda la escuela supiera lo que pasó, también lo sabrían los departamentos en el ministerio.

Juramento Inquebrantable [Fred Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora