• CAPÍTULO 73 •

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73. Fuegos artificiales marca Weasley.
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Caminar entre las personas cuando el expreso llegó a la estación de Londres fue una sensación inexplicable. Hubiera sido menos incómodo que le colocaran un collar isabelino –de aquellos que los veterinarios usaban en las mascotas post cirugías– a caminar entre el tumulto de estudiantes que la veían como si fuera una criminal.

Los sucesos vividos en Hogwarts no habían traído más que sufrimiento, recelo, desgracia y un halo de sombras que era imposible quitarse de encima.

El funeral de Albus Dumbledore había sido por lejos el evento más traumatico, penoso y devastador que Nina hubiese tenido que vivir. Todos los estudiantes se hallaban desolados, no encontraban consuelo, había rostros terriblemente desgarrados por el dolor. La sensación de pérdida era abrumadora.

Pero la sensación más abrumadora era la desconfianza.

El hecho de mirar sobre tus hombros y no saber si tu compañero era un mortífago, el no saber si es que había alguien que fuera parte del bando de Voldemort que en el instante menos esperado lanzaría un simple hechizo y convocaría a un grupo de magos tenebrosos para dejar una horda de destrucción a su paso.

Y las miradas.

Las miradas y los susurros incriminantes, aquellas palabras que nadie se atrevía a decir de frente pero que todos murmuraban en sus selectos y secretos grupos de amigos. Todo lo que hablaban en la privacidad de la sala común.

Si es que antes Slytherin había sido estigmatizada, ahora eran prácticamente personas que tenían una especie de enfermedad infecciosa a la que no había que acercarse.

—¿Estás seguro de que no hay problema en que vaya a tu casa? —le preguntó Nina a Fred, quien había ido por ella hasta la estación.

Tras el funeral de Dumbledore todos habían estado muy afectados, tanto así que el año escolar había llegado a su fin de forma anticipada y prácticamente inmediata. El ministerio debía tomar muchas decisiones y con el clima que imperaba en Reino Unido nadie quería tomar de forma abrupta el cargo de director de Hogwarts, nadie podía llenar unos zapatos tan grandes como los que Dumbledore dejaba.

—¿Por qué habría de ser un problema? —preguntó Fred —, siempre has ido a casa para las vacaciones, al menos unas semanas. Ahora tus padres están ocupados con todo lo que sucede, a menos que quieras quedarte sola en tu casa enorme y sin compañía de nadie a tu alrededor.

—Pues creo que todos me observan y señalan como si hubiera matado a Dumbledore. Como si hubiera sido parte de aquello.

¿En realidad lo era? ¿Había sido cómplice de aquella catástrofe?

—Sabes perfectamente que en casa te adoran, además estás olvidando que no nos quedaremos en la casa de mis padres, iremos a mi apartamento —explicó con un tono de suficiencia que jamás había escuchado en Fred —, soy un adulto independiente, no lo olvides.

Nina se colocó de puntillas para besarlo brevemente y volvió a tomar su mano para caminar. Con la otra mano peinó su chasquilla y cabello, gesto que solía hacer cuando estaba nerviosa e incómoda.

Juramento Inquebrantable [Fred Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora