Parecía mentira que pese a todos los años que habían pasado desde nuestra última conversación, tuviéramos esa facilidad para hablar de todo y sobre todo, sin tener ningún silencio incómodo, porque cuándo había un silencio, era de todo menos incómodo.
Y eso asustaba.
- ¿Qué tal tu hermano? - preguntó mientras lo sentía refunfuñar por un coche - ¿Eres idiota? - gritó - Casi nos matas. - cogió mi mano con delicadeza - ¿Estás bien? - y sólo pude asentir.
Sonreí. Nuevamente me había ante-puesto a su salud.
- ¿Tú?
- Hace falta algo más que un idiota para hacerme un rasguño - sonrió.
Lo vi sacar de el bolsillo de sus pantalones, una cajetilla de tabaco, y con la misma facilidad que un niño que está aprendiendo a atarse los zapatos, se lo encendió.
- No deberías hacer eso -le reñí.
- Sé que no debo fumar cuándo conduzco, pero estoy nervioso, Mir. Siempre lo estoy cuándo estás a mi alrededor - carraspeó.
- En realidad eso también. Deberías dejarlo. Te está matando - dije banalmente mirando por la ventanilla - No quiero quedarme sin ti - me sinceré.
Sentí su mano buscar la mía, con delicadeza, con suavidad y entrelazó nuestras manos, cómo si aquello estuviera bien, cómo si estuviéramos haciendo algo normal en una pareja, salvo que nosotros no éramos aquello, ni nunca lo seríamos de nuevo. Él, tenía su vida con Isabelle, que pese a ser una estúpida pintada con kilos de maquillaje, parecía hacerlo feliz. Y yo, tenía a Lucas, que me anteponía a todo lo que necesitaba.
Pero ninguno dijo nada, simplemente escuchamos la música de Love of Lesbian y dejamos nuestras manos entrelazadas, soltándolas solo cuándo la necesitaba en el cambio, pero después, su mano regresaba a la mía. Y yo, como una niña idiota que era, la cogía como si me fuera la vida en ello, cómo si realmente la necesitara para salvarme.
Media hora después, y millones de refunfuños más, Jason consiguió aparcar, haciendo que me encontrara de verdad con la realidad. En un coche no era tan incómodo, como ir hacía ninguna parte a su lado, pero estaba cansada de hacer lo que siempre se me esperaba. Quería aquello. Quería regresar a años atrás, dónde de verdad podíamos ser amigos.
- ¿Qué hacemos en Min's? - pregunté sonriendo con nostalgia mientras miraba hacía todos lados por si algún conocido nos veía allí. Min's era el barrio de mi niñez, de nuestra niñez. Allí estaban los mejores recuerdos de mi vida. El primer beso bajo aquel arbol, cuándo a Brandon le cayó su primer diente, o las miles de recetas que había conseguido cocinar con mi madre.
- Intuía que no habías vuelto desde tu marcha. Me parecía acertado. Sino quieres ir, podemos volver a subirnos al coche
Negué con la cabeza. - Gracias - le dije con lágrimas en los ojos
- No llores, pequeña - dijo quitando mis pequeñas lágrimas de mis mejillas - ¿Te apetece ir a ver a Bill?
- ¿Bill aún tiene la cafetería? - me sorprendí. Bill había sido el causante de que Jason y yo nos escapáramos del colegio para comer sus tortitas. Eran las mejores de la ciudad.
Caminamos en silencio, impregnándonos de los recuerdos, de aquel pequeño barrio que tanto contaba en sus calles hasta que llegamos a la cafetería de Bill. Estaba igual que la última vez que había estado allí. Un local pequeño, arrebatado de gente que iba y venía con rapidez. Era lógico que siempre estuviera así cuándo estaba a medio camino entre los colegios, las oficinas y el ayuntamiento.
Escogimos una mesa alta, dónde una chica rubia nos sirvió el café con una sonrisa y jugueteé con mis dedos. No sabía que estaba haciendo ahí, y mi razón me decía que aquello no estaba nada bien
- ¿Zumo natural? - preguntó la chica a lo que me limité asentir. - ¿Algo más?
- Un pack de tortitas con sirope de arce - dijo Jason - ¿Tú quieres? - a lo que yo negué - Lo imaginaba. Viene desayunada ya - dijo en plan broma con la chica que ya se lo estaba comiendo con los ojos.
- Ahora mismo os lo traigo - le guiñó el ojo
- Zorra - dije en voz baja.
- ¿En serio, calabaza? - rió con una sonrisa divertida
- ¿En serio qué? - le dije sabiendo por donde iba, a lo que él, se limitó a negar, mordiéndose el labio
- Mejor comamos.
Al poco rato, la chica regresó con lo que quedaba de nuestro pedido, algo que yo aproveché sin saber muy bien por qué, a marcar territorio. Jason tenía novia, no podía estar coqueteando con las chicas por ahí.
Un momento...¿qué estaba haciendo conmigo?
- Perdona - le dije a ella - ¿Se encuentra Bill? - a lo que ella asintió - Dile que Jason y Miranda están aquí. Que se mueren por verlo. - suspiré mirándola - Él, fue el causante de nuestra relación.
- En seguida - se limitó a decir
Miré por primera vez a Jason, que sonreía como quién sonríe a un niño pequeño. Aquello le estaba divirtiendo
- ¿Te das cuenta qué has marcado territorio? - preguntó
- Para nada - me hice la tonta - Te recuerdo que tienes una novia
- Y tú un novio - soltó con malicia.
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Déjame caer contigo.
Teen FictionMiranda regresa a la ciudad para comenzar sus cursos en la universidad que soñó de niña, sabiendo que allí ya nada será como cuándo se fue, empezando por sus amigos. Sabe que ya no es la misma niña que se fue por miedo a no encontrar las respuestas...