- Capítulo 19 -

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Pasadas las diez de la noche, entré en la fiesta, acompañada de Cam.
A lo lejos pude observar como Rita e Isabelle, nos miraban pasar, y por un momento tuve ganas de saludarlas. Pero luego recordé que no necesitaba a nadie para ser feliz. Pese a ser siempre un poco dependiente de Jason, podía vivir más que bien yo sola.

- ¿Te apetece tomar algo? - preguntó Cam mientras me empujaba por la espalda para que nadie nos pisara
- Una coca cola. - me limité a contestar
Él asintió con una sonrisa, sabiendo que me tocaría a mi conducir su flamante coche nuevo por la excusa de que estaba en mis días, y el alcohol sólo acabaría por deprimirme más.

La verdad, que pese a no tener muchas ganas de ir a la fiesta, me lo estaba pasando mejor de lo que creía. Hacía tiempo que Cam, se había ido con una morena rumbo a las habitaciones, pero no sin antes dejarme con su hermana pequeña, para que la cuidara.
Resultaba que lo que más me unía a Cam no era sólo que compartíamos edad y vocación. También que se tuvo que sacar la carrera de empresariales con nota antes de entrar en periodismo.
Su hermana era la novia del que organizaba la fiesta, por lo qué, intuía que no necesitaba que la cuidara, ya que su novio no había movido su mano de su culo en ningún momento.

- ¿Qué hace una chica cómo tú, en un sitio como este? - me dijo un chico a mi lado.
- ¿Perdona? - lo miré sin entender.
Lo conocía de alguna clase suelta. Creo que se llamaba James.
- ¿Estas sorda? - dijo algo más alterado. Estaba borracho. - Todas las chicas como tú se creen por encima de los demás.
- Será mejor que me vaya - dije intentando irme lejos de él.
No merecía la pena discutir con alguien que llevaba más alcohol en sangre, que sangre.
- NO - dijo cogiendo mi brazo con fuerza, haciendo que me doliera
- Suéltame, por favor - le dije intentando quitar mi brazo de sus manos
- ¿Y si no que? - dijo mirándome por encima del hombro - ¿Vas a llamar a tu madre muerta?
- Yo que tú la soltaba, amigo, o no verás el despertar del nuevo día - dijo una voz conocida. Alex.
¿En serio tenía que encontrarme con todo el mundo en una fiesta? ¡Si había miles de fiestas a la redonda! Pero por un momento me sentí segura, sabiendo que venía a rescatarme, porque tras decir aquello de mi madre, no me quedaban fuerzas para pelear
- ¿Estas sordo, amigo? - recalcó la palabra amigo fuerte
El chico me miró con furia y acercó su asqueroso aliento a mi oreja - Esto no termina, aquí
- OH si - contestó Alex poniéndome detrás de él - Cómo me entere que te vuelves a acercar a ella, te corto los huevos, amigo - dijo tan despacio que hasta mí me dio miedo - Estás advertido.
El chico desapareció entre la multitud y yo sólo pude bajar la cabeza ante un Alex que me miraba atento
- ¿Estás bien?
Asentí.
- ¿Qué haces aquí?
- Es una fiesta, bonita - sonrió con arrogancia - Y a mi me llaman las fiestas
Sonreí.
- ¿Qué me dices de ti? No pareces una chica de fiesta. Y más importante, ¿por qué estás sola?
- Necesitaba salir, simplemente - suspiré - No tengo amigos, Alex.
- Pues ya tienes uno, Alex Thomas Smith - tendió su mano y con gusto se la cogí
- Miranda - contesté - Puedes llamarme Mir
- Calabaza sé que no. - acercó sus labios a mi oído - Porque Jason me mataría.
Reí.
Vi a Alex mirar con orgullo hacía la esquina del salón, dónde sabía muy bien quién estaba. Jason. Allí, mirando todos nuestros movimientos, y por un momento quise gritarle, por no defenderme cuándo más lo necesitaba. Pero claro, luego recordaba que de su brazo iba Isabelle, y Rita, que parecía intuirnos, supo ponerse en medio de nuestro cruce de miradas.
- Quiere que lo perdones - me miró Alex - Quiso acercarse él.
- Ya- dije cortante - Su novia es más importante.
- Sabes que no
Negué queriendo llorar
- Gracias Alex. Será mejor que busque a Cam. No fue buena idea salir.
- Espera - dijo pasándome su móvil y me hizo seña de quién era.
Suspiré cogiendo su teléfono con miedo y con una delicadeza impropia de alguien como él, me sacó de aquella casa con la música más que alta para hablar con Jota. Y por un momento, no supe que decirle.
- Hola - contesté
- Calabaza - dijo mi apodo muy despacio, cómo si se tratara de una caricia - ¿Estás bien?
Asentí. Era idiota, no podía verme
- Sí - contesté nerviosa - ¿Qué quieres?
- Tendría que haber sido yo quién te salvara, cómo cuándo eramos niños.
- No vayas por ahí - le corté. Más que una advertencia, era un ruego.
- Estás enfadada
- No - dije cortante - No soy ni tu madre, ni tu novia, ni nadie para que tengas que salvarme.
- Lo sé - dijo algo más cortante
No quería que la conversación se acabara tan pronto.
En ese momento quería creer que él tampoco quería que se acabara, porque pese a no estar hablando nada, nos limitábamos a oír nuestras respiraciones mezcladas con la música de la fiesta.
Éramos ridículos cuándo estábamos a apenas metros.
- ¿Dónde estás? - pregunté.
Busqué a Alex con la mirada, pero me había dado ese espacio para hablar con Jason, algo que agradecí.
- En una terraza de las habitaciones de arriba. ¿Tú?
- En el jardín - Jason...
- ¿Qué? - dijo lentamente
- ¿Estás solo?
Sentí su sonrisa al otro lado del teléfono - Acabo de tener un polvo de ensueño.
- Imbécil. - dije dolida
Rió al otro lado cómo si de una broma se tratara, cuándo en realidad lo único que me había hecho había sido un dolor inmenso en el fondo de mis entrañas
- No sabes lo que me gusta picarte. Te picas tan fácil.
- Eso no es picarme, es dar en la yaga
- Mir, estoy solo. - se sinceró por fin.
- Me alegra.
- Aquí la ninfómana eres tú - bromeo
- Déjame en paz
- Voy a tomarme un par de cervezas. ¿Te unes? - me preguntó curioso - Me apetece hablarte sin un móvil por medio.
- Ya me voy - me sinceré - Estoy cansada.
- ¿Tienes quién te lleve?
- ¿Y a ti?
- No estoy borracho - comentó - Dime, ¿quién te lleva?
- Cam - contesté seca
- Maravilloso - y colgó sin dejarme hablar.
Me quedé como una idiota mirando el teléfono de Alex en mi poder sin saber muy bien que hacer o no con el.
¿Dónde nos estábamos metiendo?

Déjame caer contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora