- Capítulo 26 -

7 0 0
                                    

- Podríamos ir a comer - me dijo Lucas jugando con mi pelo tras habernos saciado durante horas.

Había ido a su casa con una necesidad extrema de olvidar todo lo que vivía a mi alrededor, y el sexo, había sido una vía de escape. Patética. Pero una buena opción

Notaba las suaves caricias de Lucas alrededor de mi espalda desnuda, mientras mis pensamientos viajaban a años luz de distancia. Sabía que estaba hablando de algo, pero apenas podía mantener unos pensamientos claros.

- ¿Qué opinas? - preguntó

- Lo que tú digas - le sonreí con la sonrisa falsa que tanto me sabía de memoria.

Lucas se levantó de la cama, colocándose el calzoncillo, mientras mis ojos se quedaban atrapados en el gran ventanal que adornaba su habitación. Me imaginaba viviendo en un piso como ese, era acogedor y tranquilo. Principalmente lo que me dolía de aquel sitio era no encontrarlo como mi hogar, porque no encontraba ya a Lucas mi hogar. Me sentía tranquila con él, querida y protegida, pero no me sentía en casa. 

Decidí que tenía que hacer la llamada que durante días me había excusado de hacer. 

Era la hora de que mi familia me contara que estaba pasando.

Marqué el número de mi casa, sabiendo que las horas que eran, Lindsey se encontraría sola. Mi padre, seguro que estaría en el bufete de abogados, y mi hermano, en la universidad. Era el momento idóneo. 

- ¿Hola? - preguntó una dulce voz al otro lado.

- Hola Lind.

- Cariño, ¿cómo te encuentras?

- Bien - mentí - Lindsey, ¿qué está ocurriendo? Necesito saber la verdad.

- No sé a qué te refieres, cariño 

- Lucas me ha contado lo que ha hecho su familia.

- Entiendo - suspiró con resignación - Les rogamos que no te contaran nada.

- ¿Qué ha pasado con la oficina de papá? ¡Y todos los clientes que tenía! - grité en resignación. 

No quería pagarlo con ella, pero necesitaba aclarar todas esas dudas que habían habitado en mi interior desde que me había enterado. Era imposible que mi padre hubiera perdido a todos sus contactos, y a sus socios, cuándo siempre había sido uno de los grandes abogados del estado.

- Es complicado.

- Tengo tiempo - le corté antes de que buscara una excusa perfecta.

Déjame caer contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora