Había despertado con un horrible dolor de ovarios. Un dolor que me impedía moverme con agilidad. Tomé una pastilla y decidí encaminarme a clase.
Vi a Rita a lo lejos, junto a Isabelle. Parecían absortas en una conversación fluida, pero notaba aburrimiento por parte de ambas en sus gestos.
Sinceramente, no tenía muchas ganas de acercarme a ellas. Por lo qué, mis dolores pélvicos y yo, seguimos pasillo adelante, sin mirar atrás, con la música de Skylar Grey en mis oídos.La clase estaba desierta, algo que me permitió para revisar mi teléfono. Lucas, estaba en un Congreso durante dos días, y de Jason, no había vuelto a recibir respuesta desde que le contesté anoche. Sabía cómo era. Estaba más que segura que se pasaría varios días (o más) hasta que volviera a saber algo de él. Asi funcionaba él. Y lo peor de todo, es que me estaba afectando más de la cuenta el no tener noticias suyas.
Cerré los ojos con desanimo, contando hasta diez, queriendo escapar de dónde yo sola me había adentrado. Quería regresar al jardín de Lucas, a las caricias en su despacho, a las clases, a sus besos bajo mi cuello, a su manera de mirarme. Quería que todo aquello me llenara igual que atnes.
Pero entonces, pensaba en los ojos de Jason y ya dudaba hasta de qué si todo lo que había sentido con Lucas, había sido real.
Me replanteaba si algún día estaría preparada para amar a alguien de esa forma.
Y eso hacía que lo odiara más. Por volver a tenerme dónde quería.- ¿Todo bien?- preguntó Cameron, mi compañero de proyecto
Asentí - Día de mujer - le sonreí
- Entiendo - lo vi rebuscar en su mochila hasta que sacó unas chocolatinas de un bolso. Me reí. Aquel chico, con esa tontería me estaba haciendo un poquito más feliz.
- ¿Mejor? - preguntó con una sonrisa
- Se puede decir que sí - le dije sincera.
- ¿Problemas con tu chico dorado? - preguntó
- Algo así - suspiré - Cada semana que pasa, me doy más cuenta del error que fue venir aquí
- ¿Bromeas? - me miró - Estás en Nueva York, lejos de tu familia, estudiando lo que amas y aprendiendo a quererte por cómo eres, no por lo que eres.
- ¿Has pensado estudiar psicología?
Rió - Hay que estar muy loco para hacer esoEl resto de la clase, dejé que Cameron me cuidara un poco mas, también que me hiciera olvidar a lo que debía enfrentarme. Intuía que esos dolores de estómago que me llevaban rondando hacía días, no eran de la menstruación, más bien, de esa ansiedad.
Estaba siendo un día horrible. Quería esconderme bajo el edredón hasta que todo desapareciese.
Me dolía darme cuenta que por culpa de Jason, había perdido a la única amiga que había hecho allí. Porque aunque no la podía considerar como tal, era un principio, alguien con quién no sentirme tan sola.
Pasadas las cinco de la tarde cogí el teléfono para llamar a Jason, ya no podía más. Necesitaba oír su voz. Pero cómo siempre, lo llamé tres veces, y ninguna vez me lo cogió. Me sentí frustrada, dolida y hundida.
Sobre todo enfadada. Enfadada porque había permitido justamente aquello que no quería, ansiarlo.- Deberíamos ir a una fiesta - dijo Cam.
- ¿Bromeas?
Negó.
- No me apetece, Cam - titubie
- Será divertido - sonrió - Podemos tomar algo, bailar, y te prometo que cuándo lo digas, te dejo en tu cuarto.
Asentí derrotada.
Más que por él, por mi, ya que necesitaba escapar un poco de la realidad en la que se había convertido todo en lo que vivía.
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Déjame caer contigo.
Genç KurguMiranda regresa a la ciudad para comenzar sus cursos en la universidad que soñó de niña, sabiendo que allí ya nada será como cuándo se fue, empezando por sus amigos. Sabe que ya no es la misma niña que se fue por miedo a no encontrar las respuestas...