- ¿Qué le pasó? - le pregunté con los ojos llenos de lágrimas. - Por favor, necesito saberlo.
En esos momentos, mi mente viajaba a toda velocidad a los recuerdos dónde aparecía ella. Nuestro primer día de colegio. Nuestra primera fiesta. Nuestra primer cita en conjunto. Todos los grandes momentos venían de la mano de Maison. Y allí, en aquella pequeña sala de estar dejé que un Jason tembloroso me abrazara con todo su ser, uniéndonos, sabiendo que había hecho mal en irme sin mirar atrás.
- Tranquila, por favor - me rogó al oído - Te lo contaré luego
Asentí, dejando que me condujera escaleras arriba mientras limpiaba con la manga de mi sudadera las lágrimas. Allí, en su casa, solamente pude sentirme la peor persona del mundo, porque él, había intentado ponerse en contacto conmigo. Tal vez para contarme que Maison no estaba bien, o peor, que algo malo le sucedía y me necesitaba. Pero más miedo me producía qué hubiera sucedido si me hubiera enterado. En aquella época no me conocía en el espejo, era un pequeño fantasma que adelgazaba por momentos ante la pérdida su madre, hasta que apareció Lindsey, y me obligó a vivir.
Recorrí el final del pasillo cogida a él, como el salvavidas que había sido siempre, hasta llegar a la puerta del final del pasillo. No podía imaginarme cómo estaría en esos momentos Tana, ocho años después. Me había ido tras su séptimo cumpleaños y mi último recuerdo que tenía con ella era jugando a las muñecas, o más bien, destruyéndolas.
- Tana está cambiada - me advirtió Jason - Pero se muere por verte - sonrió acariciando mi mejilla
Entramos en su habitación sin picar y sonreí encontrándome lo que me estaba encontrando, Tana, una joven adolescente, besando con desesperación a un chico de su misma edad. Tuve que coger con fuerza a Jason para que no se tirara sobre él, ya que viendo su mirada, sabía que era lo que quería hacer.
- ¡Cayetana Sharon Marton! - gritó a mi lado - ¿Se puede saber qué es esto?
Los dos chicos se separaron con desesperación. Me fijé en lo cambiada que estaba, pero seguía teniendo esa mirada clara como la de su hermano. Se había convertido en toda una mujer de pelo rubio y buen cuerpo
- ¿Mir? - preguntó mirándome con una sonrisa. No hicieron falta más palabras, se levantó con rapidez y me fundió en un abrazo tan noble y verdadero, como los que me daba su hermano. Aquella familia siempre había conseguido que los considerase como la mía - Estás preciosa
- Eso debería decirlo yo. - le susurré al oído - Por cierto, buena elección
Rió.
- Mir, no la animes - me riñó Jason
- Ay, Jay Jay - dijo ronroneando a su hermano y él sonrió. Tana era su debilidad. - Te presento a Axel, mi novio
- ¿Tú novio? - carraspeó.
Reí.
- Te recuerdo que tú a esa edad ya tenías novias formal - dije mirando a la linda pareja que se sonreía con adoración. Nos recordó a nosotros. Nosotros éramos así, tan naturales como lo eran ellos.
- Axel, te presento a Miranda - dijo ella con una sonrisa en los labios - La mejor persona que puedes encontrar en el planeta y mi hermano fue incapaz de verlo.
- Tana - le dije cerrando los ojos
- No, déjala. Tiene razón - contestó el susodicho - Te dejé marchar. Sin más
- Será mejor que vayamos a comer algo, ¿verdad? - pregunté con una sonrisa.
Jason llevó su mirada a su teléfono disculpándose un momento, porque le había entrado una llamada. Algo que aproveché para mirar el mío.
Tenía 10 llamadas perdidas de mi padre.
5 mensajes de Lucas.
Suspiré. Desde que había vuelto a ver a Jason, no me sentía igual de cómoda con Lucas que antes, e intentaba cerrar los ojos para que no fuese lo que creyera. Me negaba a pensar que en poco más de 48 horas, Jason hubiera revolucionado tanto mi vida como un huracán. Me había prometido no dejar que aquello volviera a suceder
Lucas
¿Dónde estás? 17:32
¿Te hace un cine? 17:45
Tengo muchas ganas de verte. Y de abrazarte 17:58
¿Cariño? Al menos dime qué estás bien. Me tienes preocupado 18:15
He llamado a tu padre. Estamos preocupados 18:36
Suspiré de nuevo. Justamente eso era lo que me cansaba de él, que se tomara la libertad para llamar a mi padre por ser incapaz de contactar conmigo.
Lucas
Estoy bien. He salido con unas amigas de la residencia y me había dejado el teléfono en su coche. Te llamo cuándo llegue 18:45
Y bloqueé el teléfono, no sin antes escribirle a mi hermano que se calmaran, que simplemente había salido un rato a que me diera el aire
- Es su puta novia - gruñó Tana a mi lado
- ¿Qué? - le pregunté mirándola
Tana cogió mis manos con fuerza, como si fuera un manso para ella
- Jason ha cambiado, empezando por su nombre - asentí, haciéndole entender que lo sabía - Claro. Te lo sigue contando todo - sonrió - Como sabrás, no quieren que lo llamen Jason porque le recuerda a nuestro padre - suspiró - Has llegado justo en el momento que más te necesita. Él aún no lo sabe, pero no hay que ser muy inteligente para ver como os seguís mirando, con adoración
- Tana - le rogué - No vayas por ahí. Tu hermano tiene novia, y yo novio
- Isabelle es una zorra de cuidado. Mi hermano no ha tenido novia desde que tú te fuiste. Tiene amigas especiales. Fue ella la que se puso ese título, y él, simplemente se dejó llevar - acarició mi mano - Pero hacía años que no lo veía sonreír cómo lo ha hecho estos días. Has vuelto.
- Hace años me prometí no volver a querer a tu hermano, Tana - le expliqué - Siempre va ser alguien a quién regresar, pero eso no significa que lo haya perdonado, por romperme.
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Déjame caer contigo.
Teen FictionMiranda regresa a la ciudad para comenzar sus cursos en la universidad que soñó de niña, sabiendo que allí ya nada será como cuándo se fue, empezando por sus amigos. Sabe que ya no es la misma niña que se fue por miedo a no encontrar las respuestas...