Allí estaba, en aquella habitación, con la persona que con sólo mirarme, ya me producía felicidad.
No quería regresar al punto dónde me desesperaba cuándo no me escribía, o a discutir por tonterías, debido a ser completamente opuestos. Pero con él, allí, abrazándome como si la vida le fuera en ello, me olvidé hasta de mis males internos.- Esto no está bien - repetí varias veces.
- ¿Para quién no lo es? - me preguntó soltándome despacio. - Porque está claro que para los dos, lo es.
Me separé de él, sabiendo que dónde ansiaba estar era entre sus brazos, y me quedé mirándolo desde el marco de la puerta del baño.
- Te noto incómoda - me sonrió sentándose en la cama con los pies en alto. - Soy yo, Mir
- Ahí está la cosa - respondí - Han pasado tantos años, y aquí estamos en una habitación
- Suena bien - sonrió cómo si aquello le importara bien poco - Deja de preocuparte por la gente, por favor
Se acercó despacio sonriendo, sabiendo que todo lo que pudiera pasar en esa habitación era cosa nuestra. Nosotros éramos los únicos testigos de lo bien que se sentía sus manos acariciando mi cintura, mis manos sobre su barba y sus ojos demostrando que los años podrían pasar, también conoceríamos a personas en nuestro camino, pero siempre habría un algo que nos obligaría a creer en lo que tenemos, por muy loco que suene.
Cerré los ojos sintiendo sus labios sobre mi oreja, podía sentir esos pequeños oyuelos que le salen en el contorno de sus labios, también ese delicioso olor que desprendía. Eso estaba mal.
Su mano acarició con lentitud mi trasero y lo sentí reír.
- ¿Qué tendrá este culo que me tiene loco? - preguntó en broma
- Tal vez es la dueña - le seguí el juego.
- Sin duda, la dueña es lo mejor del pack - respondió dejando un beso en mi cuello.
Dejé que me acariciara con cariño la parte alta del culo, mientras su cara estaba escondida en el hueco entre mi hombro y mi cuello. Yo, aún sabiendo que volvía a tenerme dónde quería, sólo fui capaz de suspirar mientras mordía mi labio con ansia.
- Esto no está bien - le repetí
- Las mejores cosas no están bien - dijo dejando un beso en mi hombro - Pero sé como eres. No voy a forzarte - soltó separándose de mí.
Cómo una loca me quedé mirando sus ágiles movimientos en mi habitación.
- Será mejor que me vaya - cogió su chaqueta - Mándame los detalles por teléfono, o no sé, como quieras
Y se fue, dejándome allí, sabiendo que necesitaba más de él.
Pero Jason tenía razón: yo no era de esas que se dejaban engatusar por una sonrisa bonita, aunque no lo parecieraTras ese extraño encuentro me tuve que cambiar de ropa interior.
Sí, suena patético lo sé. Pero desde siempre cuándo hacía algún movimiento hacía a mí, conseguía justamente lo que quería, dejarme con ganas de más.
Sonreí. Recordando las ridículas conversaciones que teníamos muchas navidades.
Era una excusa para escribirle, luego borraba mi cuenta para que no me encontrara. Pero durante varias navidades, le escribía el día de Nochebuena deseándole un buen año, para seguir la conversación con una tontería.
Y la gran mayoría de las veces, acababa por confesándole que teníamos un polvo perdido. Y él, se limitaba a decirme que con uno no teníamos ni para empezar.
Parecía mentira que esos pequeños momentos que estaba viviendo con él, me hicieran recordar escenas que tenía por olvidadas. O creía haber soñado.Jota.
Ojalá fueras cómo el resto. 21:43
Pero entonces recuerdo, qué por eso me encantas. 21:43
Buenas noches, calabaza. 21:44
No sé si ahora mismo te odio por dejar tu olor en cada rincón de mi cuerpo, o te deseo más 21:45Cómo la idiota que era cuándo se trataba de él, simplemente pude escribirle un párrafo grande dónde le decía que por mucho que pasara, siempre iba a necesitar de sus caricias cómo una manera de llegar a encontrarme.
Cerré los ojos, metiendo la cabeza en la almohada aspirando su olor, que seguía ahí. Cogí con fuerza la almohada y me dije a mi misma que tenía que terminar con ese coqueteo que estaba haciéndome replantearme lo verdaderamente importante.
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Déjame caer contigo.
Teen FictionMiranda regresa a la ciudad para comenzar sus cursos en la universidad que soñó de niña, sabiendo que allí ya nada será como cuándo se fue, empezando por sus amigos. Sabe que ya no es la misma niña que se fue por miedo a no encontrar las respuestas...