- Capítulo 22 -

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Me había encerrado en el cuarto de baño del apartamento de Jason sin saber muy bien la razón. Necesitaba pensar en qué iba a pasar esa noche ahí. Sabía que no me obligaría a nada, salvo que la cuestión estaba en qué ocurriría si ambos queríamos.
En esos momentos me moría de ganas por abrazarlo, en sus caricias fundiéndose en mi cuerpo, pero tenía claro que si aquello sucedía, ya no habría vuelta atrás para ninguno de los dos.
Y lo que más miedo me daba era justamente eso, el darme cuenta que ni éramos los mismos, ni era lo mismo.

- ¿Estás bien? - me preguntó un Jason nervioso.
Lo encontré en el salón dando vueltas de un lado para otro.
- Sí - sonreí.

Nos metimos en su habitación, y de nuevo, aparecieron los nervios.
Manos sudorosas, temblores, estómago revuelto. Eran síntomas que conocía suficientemente bien debido a mis nervios, salvo que hacía bastante tiempo que no aparecían.
La habitación era preciosa con toques cálidos y una gran cama que parecía bastante cómoda.
Lo miré con una sonrisa mientras visualizaba la calle oscura que quedaba a nuestros pies. Era increíble que pese a todos los años que llevábamos separados, pudiéramos tener esa sensación de comodidad sin necesidad de entablar una conversación forzosa.

- Nunca me ha gustado tu silencio - dije mirando cómo se tumbaba en la cama - ¿Estás llevándolo todo bien?
- Es complicado - dijo tapando su cara con sus manos.
Una sensación se apoderó de mi, de querer estar ahí con él, de cuidarlo, de hacerlo olvidar todo aquello que nos rodeaba, aunque fueran por momentos. Por lo qué, ni dude cuándo di grandes zancadas para tumbarme a su lado.
Lo sentí sonreír bajo su escondite, también arroparnos a ambos con el cálido edredón.
Tenía miedo a que esa parte mía nerviosa y borde apareciera en esos momentos, justo cuándo nos necesitábamos ambos, pero luego recordé lo que él me conocía, y me relajé un poco más.
Su mano cogió la mía con fuerza, y yo, idiota de mí, simplemente me quedé mirando el techo, sin saber qué hacer.
- Mañana va ser un día duro.
- ¿Quieres qué te acompañe? - le pregunté
- No. Es algo que tengo que pasar yo solo.
- Estoy segura que todo irá bien, Jota.
- Tú siempre has sido más optimista que yo - carraspeó - No te lo conté todo
- ¿Qué ocurre? - pregunté sentándome en la cama preocupada. Aquello no sonaba nada bien.
- ¿Recuerdas que Isabelle comentó que mi padre había regresado? - asentí - Mi padre ha pedido la custodia de Tana, por eso quiero enviarla lejos.
- ¿Cómo? - pregunté incrédula
Se llevó una mano a la cabeza y con la otra me obligó a tumbarme a su lado, más cerca.
Cerré los ojos por un momento, aspirando su dulce aroma a desodorante, cigarro y menta. Mordí mi labio inferior aguantandome las lágrimas que amenazaban con salir en cualquier momento en forma de llanto.
- Mi padre tiene un amigo en la clínica a la que va mi madre - suspiró - Quiere ganarse nuestro amor, eso dice el muy cabrón - suspiró con rabia - Y no se le ocurre otra cosa que decir que nuestra vida al lado de mi madre está llena de fantasmas. Lo peor de todo es que tiene razón, calabaza. Tana no puede vivir en casa con mi madre, ni ser cuidada por mí, ni siquiera por mi nana, porque tiene un futuro prometedor. Pero no voy a dejar que se la lleve
Vi como cogió con fuerza el edredón.
Conocía sus actos, también sus miedos.
Con delicadeza le abrí los dedos para que soltara esa rabia e introducí mi mano dónde estaba el edredón.
- Sé que está mal tenerte aquí - siguió - Pero eres de las pocas personas en las que confío
- No me des explicaciones - acaricie su mejilla - Siempre me tendrás. Pase lo que pase. Venga lo que venga. Siempre regresaré a ti.
- No te puedes imaginar lo que te quiero - susurró.
- Yo a ti también, Jota. A veces creo que demasiado

Me quedé mirando el techo mientras mis dedos pasaban por su pelo corto. Su respiración se había minimizado en mi cuello, por lo qué, intuía que se había quedado dormido.
Pensar en Jason siempre me recordaba a momentos de paz, también de guerra, pero por una extraña razón, nunca era capaz de guardarle rencor.
Era verdad.
Siempre iba a regresar a él.

Déjame caer contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora