NARRA CHRISTIAN
El despertador sonó. Solté un gruñido y lo apagué. Al menos era viernes y mañana no había que madrugar. Me levanté de la cama y me arrastré como un zombie hacia el baño. Me di una ducha para despejarme y me puse ropa nueva. Me miré al espejo. Nada de pelos ni colmillos indeseados. Menos mal. Aquello era peor que la regla en las mujeres. Ahora entendía su cabreo durante esos días en los que no paraban de sangrar.
Bajé a la cocina a desayunar. Marissa, el ama de llaves, mi segunda madre, me había hecho un desayuno delicioso. Ella era la única humana que conocía el secreto de mi familia y aun así, no nos había abandonado.
Cuando estuve preparado, saqué el coche del garaje y conduje hasta el instituto. Por el camino vi que Bethany, mi compañera de Química, caminaba sola, refunfuñando. Su pecho subía y bajaba con fuerza; estaba enfadada.
Miré la hora. Llegaría tarde. Además, tocaba Química a primera, así que no pasaría nada si la llevaba en coche. Procuré que todo estuviese en orden y me paré a su lado. Bajé la ventanilla y la sonreí a la vez que ella me miraba.
—Hola, guapa.
—Idiota.
—Vas a llegar tarde a clase.
—¿No me jodas? —preguntó con sarcasmo—. No me había dado cuenta.
—Sube.
—¿Qué?
—Que subas. A primera toca Química y, repito, vas a llegar tarde caminado. ¿Por qué vas andando? Pensé que te llevaba tu hermano.
—No puede —contestó subiendo. No se hizo de rogar.
—¿Por qué? —arranqué el coche y me dirigí al instituto.
—Bueno, Nathan, mi hermano mayor, va a la universidad y se va antes que nosotros y Jonathan... bueno, Jonny me pidió que no lo acompañase porque tenía que llevar a la perra que se llevó a casa ayer.
—Suerte que estoy yo para rescatarte.
—Sí, lo que tú digas —dijo sin prestarme mucha atención. Se preocupó de mirar por su ventanilla.
Era la primera chica que subía a mi auto y ni siquiera me miraba de reojo. Sé que tengo un cuerpo de escándalo y que soy guapo, muchas chicas me lo han dicho. También suelo causar algún que otro efecto sobre ellas. Resumiendo, soy el sueño de cualquier chica y ninguna me ha rechazado nunca.
—¿Qué haces esta noche, preciosa?
—No me llames preciosa. No lo soy.
—No sabes lo que dices.
—Llevo gafas, listillo.
—Eso no quita lo hermosa que eres.
—Claro, lo que tú digas, otra vez.
—¿Qué haces esta noche? —volví a preguntar.
—Nada.
—Pasaré a recogerte a las ocho.
—He dicho que no hago nada. Y eso es lo que pienso hacer: NADA.
—Voy a ir.
—Jonny y Nathan te matarán. Con un poco de suerte no estará papá.
—Tú me protegerás.
—No pienso hacerlo.
—Hablaré con tu madre. Se apiadará de mí.
—Seguramente —esbozó una sonrisa sincera.
—Ya llegamos, milady.
—Gracias por traerme.
—Me debes algo.
—¿Que quieres? —estaba a punto de abrir la puerta.
—Ponte sexy.
—Sí, para ti —bufó.
—Exacto, ese es el plan —susurré.
Bajó del coche. Yo la imité. Eché el seguro y me encaminé con ella hacia la clase de Química. Todas las miradas estaban puestas en ambos. Pensarían que Bethany era mi nueva conquista. Bien, que siguieran pensando.
Mi «conquista» se desvió y fue a saludar a sus amigos. Yo me encogí de hombros y seguí mi camino. Pude ver cómo Holly miraba con odio a Bethany. Bueno, miraba así a todas las chicas con las que salía. Todavía no había superado nuestra ruptura, hace un año y medio o así.
NARRA BETHANY
—Tía, ¿qué haces con Christian?
Yo le lancé una mirada cansada a Violet.
—Solo me ha traído en coche.
—Has despertado la ira de Holly —avisó Jess distraída, mirando dentro de su taquilla.
—Me voy. Os veo luego —dije cuando el timbre sonó.
Entré en el aula antes que el profesor y me senté en mi sitio, al lado de Christian.
El muy idiota silbó, tonteando conmigo.
—Menuda belleza acaba de entrar por la puerta.
Miré hacia dicho objeto y vi a Holly y a Kiki, uno de sus perritos falderos, entrando, al lado del profesor.
—Sí, Holly es preciosa —y no me faltaba razón.
Kiki e Isabel eran todo plástico y silicona. Todo falso. Sin embargo, Holly era natural. Una belleza natural, de esas que se creen las mejores y te dan ganas de destrozarles la bonita cara a puñetazos.
—No me refería a Holly.
No, no soy estúpida. Sé que se trataba de mí, que hablaba de mí, pero no quería.
—¿Kiki? Por Dios, pero si parece una muñeca en vez de una persona.
—Tampoco me refería a Kiki.
—¿El profesor McDonald? Te creía patético, pero no tanto.
—Me ofendes, preciosa.
—Me alegra oír eso.
El resto del día terminó bien, mejor de lo que esperaba. Peleé con Jonny, pero nos reconciliamos y nos fuimos a casa. Me explicó que la perra de anoche era de eso, una noche.
Cuando llegamos a casa, saludé a papá, que los viernes llegaba pronto de trabajar, a mamá y a Nathan. Juntos preparamos la mesa, conversamos alegremente y después volvimos a recogerla todos juntos.
Jonny había quedado con Thomas y Leo para ir de fiesta y Nathan había invitado a su novia a casa. Papá y mamá habían decidido salir juntos, a una cena o algo. Primero irían al cine, por lo que a las siete y cinco ya estaban saliendo por la puerta.
Subí a mi habitación a prepararme para la «cita» con Christian. No quería salir con él, pero dejó muy claro que iba a venir a por mí. En el almuerzo me amenazó antes de que mis amigos llegaran. Solo Charlotte y Jessie estaban delante.
—Puedes prepararte o no, pero esta tarde vas a salir conmigo, incluso si tengo que sacarte a rastras.
—Buena suerte, seguro que mi padre estará en casa.
—Lidiaré con él si hace falta.
—Vale.
Y en fin, ahora me encontraba a media hora de que viniese, preguntándome que coño me iba a poner.
Elegí lo menos espectacular que tenía y me lo puse. Unos vaqueros cortos y una camiseta básica negra de tirantes, junto a mis Converse grises. Sí, serviría para que me dejara en paz. Realmente no deseaba que un gilipollas como él me rompiese el corazón en mil pedazos, así que mejor despacharlo ahora que correr el riesgo.
ESTÁS LEYENDO
Muérete, amor [CORRIGIENDO]
Werewolf«-Bueno, ahora te vas a dar la vuelta, mirando hacia la ventana, mientras yo me pongo el pijama. -No hace falta. A mí no me importa que te desnudes delante mía. -Estoy segura de eso, pero a mí sí me importa, por lo que te vas a dar la vuelta...