NARRA BETHANY
Me sentía horriblemente mal. Era domingo, las 12:30 de la mañana y yo todavía seguía en la cama. Jonathan ya sabía todo lo relacionado con brujas y hombres-lobo. Se sintió mal porque Christian no se lo dijo hasta ayer, pero lo comprendió y siguen siendo mejores amigos. Respecto a las chicas, se lo tomaron mejor de lo que esperaban. Les conté lo que sucedió ayer y han decidido venir hoy a mi casa. Nathan está buscando piso para irse a vivir con April. Han encontrado uno pequeño y bastante barato, cercano a la universidad. Se mudarán allí el sábado que viene. Mi hermano Jonathan tiene pensado echarle la bronca a Christian. Se ha enterado de lo que pasó, y no por mí. ¿Sabéis por quién? Exacto. Jessie. Sucia traidora.
El timbre sonó y fui a abrir. Me levanté y me miré al espejo. Mi nuevo pijama era la sudadera de Christian, unos calzoncillos de mi padre y unos calcetines de algodón. Me recogí el pelo rápidamente en un moño. Y bajé.
Estaba sola en casa. Mis padres habían quedado con unos amigos, Jonathan estaba con Christian y Nathan se había ido con su novia a hacer cosas de novios. Busqué las llaves, miré por la mirilla y abrí la puerta.
-¿Qué haces tú aquí?
-Me alegra saber que ya le has dado uso a mi sudadera -Christian se apoyó en el marco de la puerta con los brazos cruzados frente al pecho.
-Ahora es mi nuevo pijama. ¿Qué quieres?
-¿Puedo pasar? Hace frío.
Una corriente de aire pasó dentro de la casa y temblé. Le hice un gesto, pasó y cerré la puerta. Me apoyé en ella para que no me fallaran las piernas.
-Bethany, no quise decir eso.
-Jonathan te ha dicho que vengas a disculparte, ¿cierto?
-No, la verdad es que me amenazó con no acercarme a ti.
-¿Dónde está?
-Jessie se lo llevó de compras.
-Que en paz descanse -murmuré.
Chris soltó una carcajada. Después se puso serio y me miró. Que bipolar.
-Bethany, sí quiero ser tu pareja.
-¿Entonces por qué dijiste aquello?
-Porque era lo que mi padre quería escuchar.
Me acerqué a él y le hinqué el dedo en el pecho.
-Asume que soy tu pareja y que tus padres van a tener que vivir con eso. No les mientas más -se lo hinqué más-. A tu madre le caigo bien, por lo menos eso me dijo. Si sigues así, nunca conseguirás que ni tu padre ni la manada me acepte. A-sú-me-lo.
-Lo siento. Mis padre siempre han esperado una imagen de mí y yo se la he dado. Es raro sentirse libre, por así decirlo.
-¿Quieres libertad? Adelante. Sal por esa puerta y haz lo que te de la gana, pero no vuelvas.
-Pero quiero sentirme libre. Contigo.
-No lo demuestras.
-¿Qué tengo que hacer?
-Hmm... No sé... Quizás... ¡¿intentar conquistarme?! -grité.
-Tienes razón. ¿Quieres ir esta tarde al algún lado?
-Esta tarde no puedo. Las chicas se han empeñado en que estoy deprimida y vamos hacer tarde de chicas con helado, mucho helado.
-¿El sábado que viene?
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Muérete, amor [CORRIGIENDO]
Manusia Serigala«-Bueno, ahora te vas a dar la vuelta, mirando hacia la ventana, mientras yo me pongo el pijama. -No hace falta. A mí no me importa que te desnudes delante mía. -Estoy segura de eso, pero a mí sí me importa, por lo que te vas a dar la vuelta...