NARRA CHRISTIAN
Mi padre indicó que nos sentásemos. Lancé una mirada furtiva a Beth. Estaba tensa y me agarraba fuertemente la mano. Bajé la vista hasta ellas y entrelacé los dedos con los de ella. Le acaricié la mano con el pulgar, en gesto tranquilizador. La conduje hasta el sofá y la senté muy cerca mía. Solo por su seguridad.
Sigue mintiéndote. Puede que al final lo creas, dijo mi amigo Sub en mi cabeza.
Beth me miró, visiblemente nerviosa. Le sonreí y devolví la vista a mis padres.
—Hola —les saludé.
—B-buenas tardes —tartamudeó Beth.
Le di un apretón.
Mis padres no dijeron nada. Me lanzaban esa mirada de «haz algo y te arranco el pescuezo». Muchos lobos se acobardarían, pero yo era su hijo y el próximo Alfa.
—¿Y bien? —preguntó mi madre— ¿Qué es esto?
Quizás debería irme, susurró Beth en mi cabeza.
Ni lo intentes.
—Queríais conocer a mi compañera. Aquí la tenéis.
—Es una bruja.
Beth frunció la nariz y se acomodó las gafas.
—También es un gusto para mí conocerla, señora Johnson.
Punto para Beth.
Me giré hacia ella por ese pensamiento. Me dieron ganas de reír a carcajadas. Solo Bethany podía causarme eso en un momento tan tenso.
—¿Cómo te llamas? —preguntó mi padre.
—Bethany Knight.
—¿Es hermana de Jonathan? —mi madre se dirigió a mí.
Asentí con la cabeza.
—Oh.
—A ver.
Bethany se levantó, sorprendiéndome. Se zafó de mi agarre y caminó de un lado para otro por la sala.
—Entiendo que no soy una mujer-lobo. Entiendo que soy una bruja, su mayor enemiga. Entiendo que soy la compañera de su hijo. Entiendo que no les agrado. Lo que no entiendo es por qué me odian y me miran mal si no me conocen en absoluto. Hace tres semanas descubrí que soy una bruja, que los hombres-lobo existen y que estoy destinada a estar con uno el resto de mi vida. Soy bruja, sí, pero hay un refrán que dice que no hay que juzgar a un libro por su portada.
La miré impresionado. Después de su discurso, se volvió a sentar a mi lado. Le cogí la mano en señal de apoyo y noté que estaba temblando. Me dedicó una sonrisa sincera.
Solté su mano y pasé el brazo por sus hombros, atrayéndola hacia mí. Besé su sien.
Ya está, preciosa. El resto dejámelo a mí. Yo te protegeré.
No contestó. Se quedó mirando la reacción de mis padres, pero al parecer seguían en estado de shock.
Mi padre fue el primero en hablar.
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Muérete, amor [CORRIGIENDO]
Manusia Serigala«-Bueno, ahora te vas a dar la vuelta, mirando hacia la ventana, mientras yo me pongo el pijama. -No hace falta. A mí no me importa que te desnudes delante mía. -Estoy segura de eso, pero a mí sí me importa, por lo que te vas a dar la vuelta...