Capítulo XXVII

5.4K 314 4
                                    

NARRA BETHANY

   Descubrí que por la noche hacía frío cuando salí a la calle en marga corta (con una de las camisetas que me regaló Christian) y me tuve meter de nuevo dentro de la casa. Todos estaban abrigados menos Jess, Violet y Charly.

   ―¿Nos los cargamos?

   ―Hecho.

   Al parecer los chicos no nos habían dicho nada a nosotras. Ahora nos estaban abrazando, e incluso ofreciéndonos sus chaquetas.

   —¡Quita! —gruñí a Christian—. No me des tu chaqueta. El que se va a congelar a vas a ser tú.

   —¿Te has enfadado?

   —No.

   —Dame un beso entonces.

   Christian se inclinó hacia mí, pero yo aparté la cara y lo empujé lejos de mí.

   —Ahora no me apetece.

   —Estás cabreada.

   —Que no.

   —Oh, ya lo creo...

   —Que no, Chris... —me agarró de la cintura y me obligó a besarle.

   Yo solté una risita y olvidé mi enfado. Pasé los brazos por su cuello y junté nuestros labios cerrando los ojos.

   —¡Tsé! ¡Espacio! —nos separamos y vimos a Jonny dando palmadas a nuestro lado—. Christian, como le hagas algo a Beth...

   —Jonathan, como le hagas algo a Jess... —me crucé de brazos y lo encaré.

   —No voy a hacerla daño.

   —Lo mismo te digo —intervino Christian.

   —Deja de ser tan protector. Vete por ahí con tu novia y olvídame un rato.

   —Vamos, Jonny... —Jessie lo cogió del brazo y lo alejó mientras me guiñaba un ojo.

   —¿Por dónde íbamos? —preguntó Chris.

   —Por el camino de allí. Íbamos a dar una vuelta.

   —¡Pero...!

   —¡Silencio! Todavía sigo enfadada. Camina —ordené.

   Nos desviamos del grupo y anduvimos uno al lado del otro, en silencio, sin tocarnos. Hacía un gran esfuerzo por no darle la mano a Chris, por lo que la cerré en un puño. Una corriente de aire pasó entre la maleza y me abracé los brazos, temblando. Realmente hacía frío.

   Sentí una tela sobre mí y unos brazos colocándola. Giré la cabeza y vi a Christian, sonriéndome, poniendo su chaqueta alrededor de mí. Pasé los brazos por las mangas y me refugié en ella. Christian me abrazó, ignorando que estaba cabreada con él.

   —No me toques —siseé a pesar de querer lo contrario.

   —No puedes evitarlo.

   —Solamente aléjate.

   —No.

   —Christian...

   —No. Me da igual lo que digas, mi respuesta será no.

   —Entonces si te digo que me beses, ¿me dirás que no? —ronroneé.

   —Esa es la única excepción. ¿Quieres que te bese?

   —No —susurré.

   —Lo estás deseando.

   Me acercó a él cogiéndome de la cintura. Me puso unos mechones sueltos detrás de la oreja y me acarició la mejilla. Me estremecí antes su toque y cerré los ojos, disfrutándolo. El beso vino dos segundos después.

Muérete, amor [CORRIGIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora