NARRA JESSIE
En cuanto llegué a su casa, saludé a su familia y me dejaron quedarme a comer. Comimos, y subimos al dormitorio de Beth.
Me tumbé en su cama y ella se sentó en el sillón que tenía.
—No les dije nada.
—Ya lo sé.
—Christian lo adivinó.
—¿Christian? Pensé que había sido mi hermano.
—No. Fue Christian. Preguntó por tus padres y después dijo que sabía donde estabas.
—Puede que le contase que allí se casaron mis padres... —su rostro se había vuelto rojo.
—Te gusta —no era una pregunta, sino una afirmación.
—No. Me ha pedido que sea su novia.
—¡¿Estás saliendo con Christian?! —exclamé.
—¡Shh! —me mandó callar—. No estoy saliendo con él. Le dije que no. Soy la primera chica en rechazarle.
—Esa es mi Bethy.
—Me dijo que sucumbiría a sus encantos y que dentro de poco lo desearía tanto que querría un hijo suyo.
—Le doy la razón —me encogí de un hombro y ladeé la cabeza.
—¡Qué no me gusta!
—No me engañas, Beth. Te conozco desde que tengo uso de razón. Sé cuando te gusta alguien y cuando no.
—Bueno, puede que... tengas un poco de razón. ¡Pero solo un poco! No te emociones.
—Vais a acabar juntos —repetí por enésima vez.
—¿Y tú y Jonny?
—Estoy enfadada con él.
—Violet y Charly vienen de camino. Ve a hablar con él.
Se cruzó de brazos y me retó con la mirada. Al final resoplé, puse los ojos en blanco y salí de la habitación en dirección de la de Jonathan. Llamé a su puerta. Esperé con los brazos en mis caderas. Me abrió él. Llevaba unos pantalones de algodón de deporte grises. Era lo único que llevaba. No tenía camiseta ni zapatillas. No puede evitar mirarlo.
—¿Te gusta lo que ves?
Alcé la vista hasta sus ojos. Me crucé de brazos y fruncí el ceño. Pasé la lengua por mis brackets.
—Eres idiota. Vengo a hablar contigo. Beth me lo ha dicho. Al parecer quiere que lo arreglemos —solté una carcajada amarga.—Bien. Pasa.
La habitación estaba hecha un asco en comparación con la de Beth. La cama estaba repleta de ropa, la silla también y en el suelo había montones de objetos. Algunos no los pude identificar. La pantalla del ordenador estaba encendida. Estaba viendo una película. Estaba en pausa, pero creo que era Pacific Rim.
—¿Cómo puedes vivir en esta pocilga? —pregunté.
—Soy muy vago y me da pereza colocar, pero te acostumbras.
—Puaj.
Siendo yo como era, empecé a colocarle todo. La ropa sucia en la cesta de la ropa sucia. Las guarrerías a la basura. Me recogí el pelo suelto en un moño improvisado y seguí colocando.
Estaba casi acabando cuando el brazo de Jonathan me detuvo. Le miré.
—Gracias. El resto lo haré yo.
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Muérete, amor [CORRIGIENDO]
Lobisomem«-Bueno, ahora te vas a dar la vuelta, mirando hacia la ventana, mientras yo me pongo el pijama. -No hace falta. A mí no me importa que te desnudes delante mía. -Estoy segura de eso, pero a mí sí me importa, por lo que te vas a dar la vuelta...