NARRA BETHANY
Me levanté de la cama sudando. Qué horror de pesadilla. Se debía al último libro que me había leído. Joder, morían Jess y mi hermano. Y yo era una Nefilim. Y Christian era el malo. También era Nefilim.
Di vueltas y vueltas, pero no conseguí dormirme. Encima tenía hambre. ¿Quién no ha ido nunca a la cocina a por algo de comer por la noche? Así que eso hice.
Me perdí. Todo era muy grande y estaba a oscuras. Lo único que se veía era la luz de la media luna del cielo, que traspasaba por las enormes ventanas de cristal.
Iba palpando las paredes. Me di con un mueble en el dedo meñique del pie derecho. Ahogué un grito con las manos y maldije en susurros al puñetero mueble.
Tardé una eternidad en llegar a la habitación de los chicos. Fui a pasar sigilosamente a su lado, pero la puerta se abrió, me dio en la cara, dejándome la nariz dolorida, y me caí al suelo golpeándome el culo. Me llevé una mano allí; me dolía.
Alguien me tendió una mano. No le veía la cara, pero estaba segura de que mi hermano no era. Le agarré la mano. ¿Christian?
—¿Christian?
—Sí. ¿Qué haces a estas horas?
—Tengo hambre. No podía dormirme. Una pesadilla.
—Ven a dormir conmigo a mi cama.
—Ni que fueses mi padre.
—Pero puedo protegerte igual que él.
—En todo caso me iría con Jonny. ¿Sabes que hora es?
—Las siete menos veinte.
—Como se nota que acabó el verano. Todavía no amanece —comente.
—Me gustaría pasar el verano siguiente contigo —me agarró de las manos y se las llevó a la boca. Deposito un beso en cada una.
Me solté y pasé los brazos alrededor de su cuello. Él los pasó por mi cintura. Junté mi cuerpo al de él. Me puse de puntillas y rocé su mejilla con los labios.
—¿Dónde está la cocina? Necesito Nutella —susurré en su oído.
Él se estremeció ante eso contacto. Después hizo algo parecido, solo que más sensual y con más experiencia.
—Sígueme, preciosa —la que se estremeció ahora fui yo.
Me llevó hasta la cocina. Yo seguía palpando las paredes. ¿Cómo podía ver él en esa oscuridad? Iba delante mío andando como quien va andando por la calle en pleno día. ¿Cómo lo hacía?
Una vez allí, sacó un bote de Nutella y dos cucharas pequeñas. Me senté en la encimera, abrí las piernas y él se interpuso entre ambas. Yo sujetaba la crema y ambos comíamos de ella. Chris se manchó y se lo quité con el dedo para luego metérmelo en la boca. No sé que hice, que me manché la nariz, que ya no dolía apenas, y Christian me lo quitó con el dedo índice, solo que en vez de comérselo el, le agarré el dedo y me lo metí en la boca. Saboreé la Nutella y pegué un pequeño mordisco a su dedo. Christian no aguantó la risa y rió en voz baja. Y bueno, a mí se me contagió, pero mi risa no es que tenga regulación. Reí y rebotó en las paredes de la cocina. Él me tapó la boca con las manos y yo dejé el bote y la cuchara. Forcejeé con él para que las quitara, y cuando, por voluntad propia, él las quitó, me bajé de la encimera, le hice burlas con gestos y salí corriendo de la cocina. No iba tan rápido como quería. No se veía y si no tenía cuidado podía darme con cualquier cosa o caerme. Y, como no, me perdí. Pero oía las pisadas de Chris cada vez más cerca. Me pegué a una pared, para mantenerme quieta, sin moverme, y que no me viese, pero ésta cedió, me tambaleé hacia atrás y me caí. Solté un grito. En él se encontraba el nombre de Christian.
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Muérete, amor [CORRIGIENDO]
Hombres Lobo«-Bueno, ahora te vas a dar la vuelta, mirando hacia la ventana, mientras yo me pongo el pijama. -No hace falta. A mí no me importa que te desnudes delante mía. -Estoy segura de eso, pero a mí sí me importa, por lo que te vas a dar la vuelta...