*Sesenta y tres años después*
NARRA BETHANY
Cargué las cajas todas a la vez. En total tres. Subí las escaleras y abrí la puerta como pude. Dejé las cajas en el suelo del salón y me tiré en el único mueble que había en la sala: el sofá.
Habían pasado nueve años. Bueno, en realidad habían pasado sesenta y tres, pero si me preguntaran, juraría que fueron nueve años.
Cerré los ojos y me relajé. Ahora tenía que bajar otra vez a por más cajas. El camión de mudanzas no tardaría en llegar.
Resoplé y me despegué de mi amado sofá. Se estaba tan bien... Abrí de nuevo la puerta y bajé a por más cajas.
Una hora y media más tarde ya las había subido todas. Estaba agotada, pero aun así me puse a colocar todo. Por lo menos la cocina. Guardé los botes de Nutella que me habían regalado por mi cumpleaños en el frigorífico, los cubiertos en un cajón y el resto de vajilla igual. Pasé del salón y me fui a mi habitación. Coloqué marcos de fotos por las estanterías. Mi favorita era una en la que aparecía con Christian; él era un lobo y yo le abrazaba el cuello. Jessie nos había cogido desprevenidos, pero la foto era tan natural... Me encantaba. La otra era la foto de nuestra boda, yo con mi vestido blanco y él con su traje negro. Fue un día mágico e inolvidable.
Después organicé el baño. Solo faltaban el resto de habitaciones, los otros dos baños y el salón. Pero estaba tan cansada, que me dormí en cuanto mi cabeza tocó la almohada de mi cama.
★★★
Me despertó el ruido de la puerta. Alguien estaba intentando abrirla, sin éxito. ¿Sería... un ladrón? En mi estado no podía hacer mucho... Pero lo intentaría.
Cogí lo primero que pillé. ¿El rodillo de madera de cocina haría daño? Bajé las escaleras apoyándome en la barandilla. Llegué a la entrada, giré la llave lentamente, abrí la puerta con rapidez y lancé un golpe hacia el asaltante.
—¡Bethany! ¡¿Acaso quieres matarme?!
—¡Christian! Oh, lo siento muchísimo. Me has dado un gran susto. ¿Por qué no abrías la puerta?
—¿Quizás porque dicha esposa mía tenía la llave echada?
—Ups, fallo técnico. Lo siento mucho, Chris.
—No pasa nada —me dio un beso en los labios—. ¿Cómo estás?
—Pues muy bien, la verdad. He subido todas las cajas y he colocado la cocina, nuestra habitación y el baño de ésta.
—¡Bethany! —volvió a regañarme— ¡No debes hacer ningún esfuerzo físico en tu estado!
—Puedo de sobra, corazón.
—Beth —entró en casa, cerró la puerta, dejó el maletín en la puerta y nos sentamos en el sofá del salón—, no quiero que hagas nada cuando yo no esté en casa. ¿Qué pasaría si algún día tienes contracciones por hacer demasiado esfuerzo?
—Cariño, estoy embarazada de seis meses, no de nueve.
—Pero me preocupo por ti.
—Y me encanta.
Sonrió y le besé la mejilla.
—Van a venir dentro de un par de horas tu hermano y su familia.
—Jonathan y Jessie.
—Sí. Nathan está muy mayor para poder venir.
—Me da mucha pena.
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Muérete, amor [CORRIGIENDO]
Werewolf«-Bueno, ahora te vas a dar la vuelta, mirando hacia la ventana, mientras yo me pongo el pijama. -No hace falta. A mí no me importa que te desnudes delante mía. -Estoy segura de eso, pero a mí sí me importa, por lo que te vas a dar la vuelta...