Capítulo XIX

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NARRA BETHANY

   Me senté entre Michael y Christian, en frente de Charlotte. Un camarero vino y pedimos la comida. Cuando éste se fue, me giré hacia Charlotte y Michael, dando la espalda a Christian.

   —¿Qué vais a hacer? Por lo de las parejas y eso.

   —Quedaremos —contestó Michael.

   —Qué remedio —suspiró Charlotte—. Se ha empeñado en que va a conquistarme.

   Eché la cabeza hacia atrás y solté una carcajada.

   —Parecéis más hermanos que primos. Christian se propuso lo mismo cuando empezó el instituto. Todavía no me ha conquistado.

   —Porque eres muy cabezona. Te haces la difícil, pero te estás muriendo por un beso mío —dijo él a mi espalda.

   Me giré y le encaré.

   —No pensabas lo mismo cuando descubrimos que era una bruja. A ver, te refresco la memoria. Estábamos los dos en la puerta de mi casa, decías que podía ser nuestro último encuentro como «humanos» y entonces descubrimos que podíamos hablar mentalmente. No sé si te acuerdas, pero pensaste: «muero por besarte». Me ibas a dar un beso y entonces sonó mi teléfono.

   —Tú dijiste que te lo diese y no me muriese. Y nos besamos, pero fue solo un pico.

   —Pues ya está. Puedo vivir sin un beso tuyo.

   —Yo no estaría tan seguro.

   —¿Apostamos?

   —De acuerdo. Si un mes no me has besado, ganas.

   —¿Y qué gano?

   —Decídelo tú.

   —Hmm... Veamos... ¡Ya sé! Quiero unas vacaciones. A la playa. A alguna isla muy lejana.

   —Mis padres tienen una isla.

   —Pues allí mismo. Pero las quiero con mi familia, Jessie, Violet, Charlotte y April.

   —¿April?

   —La novia de Nathan —contestó Charly por mí.

   —Oh, y para Thomas.

   —¿Por qué para Thomas? —preguntó muy serio. Si no lo conociese, diría que estaba celoso.

   Estoy celoso, dijo en mi mente.

   Oh.

   —Pues es que estoy irremediablemente enamorada de Thomas —le respondí.

   Charlotte contuvo la risa. Yo escondí una sonrisa.

   —Entonces no va.

   —¡Por favor! Se lo merece.

   —¿Por qué se lo merece?

   —Por soportarme.

   —Irá... Solo si yo también voy.

   —Pasar la Navidad contigo... no sé...

   —Si va, yo me apunto —Michael se encogió de hombros.

   —¡Está bien! Pero lo hago solo por Thomas, que conste. ¿Qué pasa si pierdo?

   —Tendrás que hacer algo.

   —¿El qué?

   —Lo sabrás cuando pierdas. Y te aviso de que es preferible que ganes.

Muérete, amor [CORRIGIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora