Estaba nervioso. Muy nervioso. No debería. Es decir, su mujer era feliz, su hija también, al igual que el resto de su familia y amigos.
Caminó hacia la novia y le tendió el brazo. Ella le sonrío y se enganchó a él. La guió hasta el altar, donde su yerno la esperaba. Ambos se miraron.
Los ojos de él mostraban todo el amor que sentía por su hija y que más le valía a su yerno cuidarla y portarse bien con ella o tendría que patear traseros. Los ojos del novio dejaban deslumbrar que obedecería y amaría y cuidaría a su hija hasta la muerte.
Christian asintió y apartó la mirada, que en seguida captó otro objetivo. Su mujer estaba hermosa. Aparentaba la edad de una mujer de cincuenta años muy bien conservada. Su cuerpo lucía un precioso vestido negro de una sola manga. Le llegaba hasta las rodillas, cubiertas por unas medias color carne. Sus pies calzaban unos tacones negros, a juego con el vestido, ni muy altos ni muy bajos. Sonrió feliz y orgulloso. Adoraba a su familia y nada ni nadie podría cambiar eso.
Cuando llegó a su lado, pasó un brazo por su cintura y la atrajo hacia él.
—Se casa —murmuró—. Janelle se casa.
—Qué rápido pasa el tiempo. Hace nada estábamos luchando contra Ian el Terrible y ahora su hijo se casa con la nuestra.
—¿Por qué tenía que ser él su compañero?
—Christian... No insistas. Ya has visto que el chico es buena gente y no hará daño a Janelle. Está en buenas manos.
—Como esas manos se propasen...
—Nunca le hará daño —repitió Bethany convencida.
Después de la celebración vino el banquete, y después de eso, el baile. El padre sacó a bailar a la novia. La llevó por toda la pista, dándola vueltas y más vueltas mientras Bethany bailaba con Liam.
—Papá, él es bueno.
—Ya lo sé, hija, pero no puedo olvidar lo que hizo su padre.
—Pero él no es su padre. Liam no es igual que su padre.
—Lo sé —rezó por ello mentalmente.
¿Por qué eres tan desconfiado, cariño? Liam no es como su padre. Janelle te lo ha demostrado, yo te lo he des mostrado, hasta él mismo te lo ha demostrado. Pero sigues sin confiar, le regañó su mujer.
No la contestó. Solo siguió bailando con su hija, ajeno al resto del mundo, solo centrado en los ojos de su hija y sus movimientos.
—Te quiero cariño. No cambies por nada del mundo. Si tú eres feliz, yo soy feliz. Y esa felicidad depende de Liam, estoy completamente de acuerdo con qué te quedes con él.
—Papá, esa felicidad sólo depende de mí. Liam simplemente me acompaña. Tú me acompañas. Mamá me acompañan. Los gemelos me acompañan. Todos los aquí presentes me acompañan. Soy feliz, papá, y Liam contribuye con ello.
—Cuanto me cuesta aceptar que ya no eres una niña.
—La gente crece y madura. Yo he hecho las dos cosas.
Besó su frente, cuando terminó la canción. Se separó de ella y volvió junto a su mujer, no sin antes sonreírle a su yerno.
—Janelle te ha soltado otro de sus sabios discursos, ¿me equivoco?
—Y siempre tiene razón.
★★★
Sé que queréis matarme. Pero os juro que he escrito el epílogo unas treinta veces hasta que al final he conseguido dar con el adecuado. Sé que pensaran: ¿todo este tiempo para un epílogo tan corto? Bueno, pues sí. No soy buena haciendo finales y, teniendo en cuenta que la historia no tiene prólogo, no quería alargarlo mucho.
Cambiando de tema... ¡ESTE ES EL FINAL DE «MUÉRETE, AMOR»! Oh, por Dios, creo que voy a llorar. ¡Es la maldita primera historia que acabo! Tengo muchas ideas en la cabeza, y quiero escribirlas todas que no acabo ninguna.
Espero que la historia haya sido de vuestro agrado, y gracias a MrsJace, a paulacbc5 y a AthenasPartenos por vuestro apoyo, esto no habría sido posible sin vosotras. Sois enormes, chicas.
Quería dedicarle un párrafo a mi prima favorita. MrsJace está pasando por un grave problema ahora mismo y quiero enviarle los ánimos desde aquí, ya que los doscientos kilómetros que nos separan me impiden verte. ¡Que sepas que te quiero mucho! Tú eres fuerte y superarás todo lo que se te ponga por delante. Eres enorme, prima.
Me haría también mucha ilusión si os pasáis por mis otras novelas («Un plato frío para mi venganza» y «Sapire»).
Y con todo el amor, felicidad y tristeza del mundo (que bipolar soy), esta escritora se despide de vosotros.
Besos y abrazos,
LevyWolf
♥♥♥
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Muérete, amor [CORRIGIENDO]
Werewolf«-Bueno, ahora te vas a dar la vuelta, mirando hacia la ventana, mientras yo me pongo el pijama. -No hace falta. A mí no me importa que te desnudes delante mía. -Estoy segura de eso, pero a mí sí me importa, por lo que te vas a dar la vuelta...