Capítulo 2

3.5K 386 81
                                    

Erick caminaba a mucha prisa por los pasillos del jardín con su hijo en brazos, la maldita alarma no sonó, o tal vez sí. Dejó al niño en su lugar y le comentó a la profesora que pasaría por Matt más temprano ya que lo llevaría a consulta psicológica.

Cumplió normalmente su horario en la universidad y en la cafetería, y pasó por la escuela para recoger a Mathías. El tráfico estaba terrible y temía no llegar a tiempo a la cita de su niño, odiaba el metro y odiaba someter a su hijo a tan grande incomodidad, pero prefería eso a tener que caminar muchas cuadras.

Llegó a la dirección dando pasos agigantados y pasó a la recepción sin siquiera pedir permiso, la señorita detrás del escritorio le informó que por suerte había llegado a tiempo y que pronto el doctor los atendería. Esperó impacientemente hasta que la mujer por fin lo llamó indicándole que ya podía pasar.

Al llegar a la puerta señalada pudo ver un letrero que decía: "Dr. Pimentel. Psicólogo" miró a su pequeño que parecía un poco asustado, tomó aire, tocó la puerta y luego de escuchar un "adelante", tomó el pomo de la puerta y lo giró empujando esta a su vez.

Esperaba encontrar un hombre canoso, con una bata blanca sobre su ropa y lentes,  sentado detrás de un escritorio y de aspecto serio como todo "doctor". Para su sorpresa, había más bien un joven de aspecto casual, vestido de jeans, camisa de cuadros manga larga remangada en los codos y zapatos informales.

El Dr. Pimentel los hizo tomar asiento mientras se presentaba.

-Mi nombre es Joel Pimentel- dijo extendiendo su mano hacia Erick -

-Erick Colón- respondió el ojiverde estrechando la mano del doctor.

-¿Cuál es el motivo de su consulta señor Colón?

-Bueno doctor, él es mi hijo Mathías- expresó en dirección al niño - Su profesora sugirió traerlo a psicología porque suele no ser muy sociable en su clase y es poco conversador.

- Ok, ¿Ha sido siempre así?

-No, se comporta así desde hace dos años.

-¿Sucedió algo importante en la vida del niño hace dos años?

-Su madre tuvo un accidente y falleció- comentó casi en susurro para que Matt no escuchara.

-Entiendo- dijo Joel con gesto pensativo. Caminó hacia el niño y se puso de cuclillas a su lado sonriendole.

-Hola pequeño, te gustaría revisar conmigo los juguetes que tengo guardados?

Mathías apretó la pierna de su padre y ocultó su rostro del doctor. Joel hizo un gracioso puchero fingiendo tristeza por la reacción del niño y Erick no puedo evitar sonreir ante tal acto.

-¿Ni siquiera porque voy a regalarte mi paleta favorita?- dijo sacando una chupeta de su bolsillo - Nunca he compartido mi paleta favorita con nadie más.

Mathías lo miró dudoso y después de algunos segundos de pensarlo bien, estiró muy despacio su manito para alcanzar la chupeta de la mano de Joel y éste sonrió más abiertamente satisfecho.

Los ojos de Erick se abrieron de par en par, Matt nunca había recibido nada de personas desconocidas, solo el doctor Pimentel había logrado con muy poco esfuerzo lo que ni su profesora había logrado en casi todo un año.

-Bien señor Colón, regáleme los datos del niño en este formulario- dijo Joel entregándole a Erick un pequeño paquete de hojas -Vamos a iniciar terapias tres veces por semana y dependiendo de la evolución que tenga tomaremos medidas más adelante.

Erick se despidió del doctor y salió con Matt rumbo a su departamento con un sentimiento de alivio y esperanza en su pecho. Al caer la noche terminó los quehaceres acostumbrados y dejó a su hijo listo para dormir. Se fue a su habitación y acostado en su cama pasó por su mente el maravilloso día que había tenido.

Tal vez era buena idea que Mati empezara terapias, tal vez las cosas volverían a ser como antes, tal vez el doctor Pimentel podía arreglar lo que fuera que se hubiera dañado, el doctor Pimentel... ¿Qué tenía ese hombre de diferente o especial para que Mati lo haya aceptado en el primer encuentro?

Erick no lo sabía, pero sin pensarlo estaba poniendo toda su confianza en aquel doctor, aquel doctor que ni siquiera tenía presencia de doctor, con su estilo jovial parecía más un cantante callejero, o bien podía ser actor o modelo, con rebeldes rizos negros en su cabeza, penetrantes ojos marrones, pestañas largas, nariz fina, labios gruesos y rosados y mandíbula perfectamente marcada y afeitada.

Sonrió inconcientemente sin haberse dado cuenta de que había estado todo el tiempo reparando al doctor. Aquella noche durmió tranquilo y esperando ansiosamente a que iniciaran las terapias para que su hijo recibiera la ayuda que necesitaba, porque estaba claro que ese era la única razón por la que quería volver a aquel consultorio.

Help Me Doc || JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora