No mas Secretos

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El blanco del uniforme del agente de paz está manchado con salpicaduras de sangre, aun así él se mantiene inmutable ante el destrozado cráneo de su víctima. No podemos ver mas de eso ya que una fila de agentes de paz bloquea nuestro campo de visión, nos empujan hacia el interior del edificio. Cargan armas automáticas sujetas por un cordel a un lado de sus cuerpos, nos empujan cada vez con más violencia. Mi corazón late con tanta intensidad que podría romperme el pecho en cualquier momento, nunca creí que tendría que presenciar una muerte mas. Busco la mirada de Katniss que sigue perdida mirando el punto en donde el hombre yacía muerto, parecía no darse cuenta de que uno de los agentes de paz la tomaba de un codo haciendo que retroceda. Me interpongo entre aquel hombre y ella y lo empujo a un lado.

-¡Ya nos vamos! Lo entendemos ¿Esta bien?- La rodeo con un brazo por la cintura  y caminamos hacia el interior del edificio de justicia –Vamos Katniss 

La puerta se cierra detrás de nosotros, pero no acalla el sonido sincronizado de las botas de los agentes de paz moviéndose hacia la muchedumbre. Haymitch, Effie, Portia y Cinna esperan por nosotros bajo una pantalla montada sobre una pared, sus miradas entre ansiosas y curiosas. Los tacos de Effie Trinket corren hacia nosotros produciendo un eco en el enorme pasillo de mármol

-¿Qué ha pasado? Perdimos la señal después del hermoso discurso de Katniss- dice escudriñando nuestros ojos en busca de información- y después Haymitch dijo que le pareció oír un disparo y yo dije que eso era ridículo, pero ¿Quién sabe? ¡En todas partes hay lunáticos!- exclama Effie. Si tiene la razón, en todas partes hay lunáticos, en especial en el gobierno que reprime sin razón.

-No ha pasado nada Effie. Solo petardeo una camioneta vieja, eso es todo- le digo tratando de fingir compostura. No tiene sentido alarmarlos cuando estoy seguro que Katniss al igual que yo, no entiende cual fue la razón de aquella ejecución publica.

La puerta se veía segura, imponente, pesada, pero sin embargo no impermeabilizaba los sonidos, pues se escuchan dos disparos mas. ¿Qué diablos estaba sucediendo afuera? ¿Fue algo que dijimos? ¿Fue el saludo de ellos hacia Katniss? Nada tiene sentido, el saludo era completamente inofensivo solo el distrito doce lo entendería como lo que es, una muestra de respeto hacia ella, nada mas. Esto era nuestra culpa, eso es seguro pero ¿Qué fue lo que hicimos mal? Tal vez demostramos demasiado compañerismo con el once, tal vez la unión que creamos por tan solo reconocer el valor de sus tributos fue demasiado. El pecho me duele, cuando por fin la idea de que es mi culpa me golpea. Acabo de regalar dinero a dos familias de por vida. Regalar comida es castigado dentro del distrito doce, regalar dinero dentro del once debe ir mucho mas allá de la ilegalidad. Mi cuerpo se siente cada vez mas pesado ¿para quienes fueron los últimos dos balazos? ¿Para la familia de Thresh, de Rue?

-Ustedes dos. Conmigo- Nos dice Haymitch indicándonos con un dedo. Lo seguimos sin reparos, tengo la ligera sospecha de que tal vez él sepa que es lo que esta pasando. Los soldados del gobierno a penas si se dan cuenta de nuestra presencia, dentro del edificio no representamos ninguna clase de amenaza. Ascendemos por una escalera de caracol de mármol. Recorremos un pasillo alfombrado en la parte alta del edificio. Encontramos una sala completamente ornamentada, no solo  por jarrones con flores que despiden un perfume demasiado dulce para soportar por mas de un minuto, también las paredes se encuentran decoradas por figuras de angelitos regordetes que nos miran desde lo alto. Esa habitación había sido arreglada para nuestro uso,  ya que nuestros atuendos de noche  se encuentran colgados en la pared. Haymitch arranca nuestros micrófonos del pecho y los esconde bajo un almohadón de un  sofá y nos indica que sigamos con un leve movimiento de cabeza.

Él nos guía a través de laberintos de escaleras torcidas y pasillos cada vez mas estrechos. A veces nos debemos detener para que una puerta nos ceda el paso a la próxima habitación. Mientras mas avanzamos podemos observar el poco uso de aquel lugar, los muebles se ven mas antiguos y una capa de polvo los recubre. Después deun tiempo subimos por una escalera de mano hasta una trampilla. Cuando Haymitch la empujaa un lado, nos encontramos en la cupula del Edificio de Justicia. Es un lugar inmenso lleno demuebles rotos, pilas de libros, y armas oxidadas. La capa de polvo recubriendo los muebles de este lugar es incluso mas gruesa, pareciera como si fueramos los primeros visitantes en años. La mugre y telas de araña recubren las ventanas solo un pequeño haz de luz atraviesa por ellas. Haymitch se encarga de cerrar la puerta trampilla y finalmente se vuelve hacia nosotros.

En Llamas: Punto de Vista de Peeta MellarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora