La Perla

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Beetee quiere ir a inspeccionar el árbol antes de prepararlo, quiere saber con que clase de objetos trabajará su trampa. Desmontamos  el campamento sin objeciones, ya que dentro de unos minutos deberíamos abandonar esta zona de todas maneras.  A pesar de que Beetee se ha recuperado notablemente, no es lo suficientemente fuerte para una caminata cuesta arriba con el sol ardiendo sobre nuestras cabezas, así que nos turnamos con Finnick para cargarlo. El trayecto desde nuestra playa hasta el árbol no es muy largo, pero la selva esta agobiante por la humedad y el calor, lo hace mucha mas difícil y tedioso. Katniss se posiciona al final del grupo, siendo ella nuestra seguridad en la retaguardia, mientras que Johanna se posiciona al frente guiando al grupo. Cuando nos encontramos a una distancia considerablemente cerca del árbol, Finnick sugiere que Katniss lleve la delantera.

-Katniss puede oír el campo de fuerza- explica a Beetee

-¿Oírlo?- pregunta Beetee demostrando la misma incredulidad que hicimos nosotros al escuchar esa afirmación la primera vez

-Solo con el oído que reconstruyo el Capitolio- contesta Katniss

-Entonces por supuesto, dejen que Katniss vaya primero- Dice Beetee mientras aprovecha la breve pausa para limpiar sus gafas- Los campos de fuerza no son nada con que jugar- agrega. Por supuesto que es imposible que él descifrara mi garrafal error al chocar contra el campo de fuerza al inicio de los Juegos, pero vio al compañero de distrito de Johanna morir de esa manera. Sí, creo que estamos todos conscientes de lo peligrosos que son los campos de fuerza.

Katniss se adelanta unos metros para guiar con mas precaución y después de unos momentos nos dice

-Simplemente quédense por debajo del árbol del rayo-

Beetee no pierde tiempo y empieza a analizar el árbol, revisa la corteza, las ramas, observa cada detalle con inagotable interés. Mientras tanto Johanna  abre un grifo para obtener agua, Katniss caza tres ratas de los alrededores y yo junto una cantidad considerable de frutos secos. Katniss traza una línea en el polvo para dejar demarcado el limite entre la zona segura y el campo de fuerza, luego se sienta a mi lado a tostar nueces y cubitos de carne de rata.

Después de tomar varias medidas Beetee arranca un pedazo de la corteza del árbol y la arroja contra el campo de fuerza. El trozo de árbol rebota y aterriza en el suelo brillando como un hierro al fuego vivo, en pocos segundos vuelve a su color original como si nada hubiera sucedido.

-Bueno eso explica mucho- Dice Beetee

Katniss me mira mientras se muerde el labio inferior intentando de reprimir la risa, pero no puede disimular lo divertida que esta con el comentario de Beetee que en realidad no explica nada. En la zona horaria vecina se pueden escuchar los chasquidos de insectos con mas claridad que anoche en la playa. Eso nos indica que son las once en punto.

-No es mecánico- dice Beetee después de escucharlos unos momentos

-Yo diría insectos-agrega Katniss-Tal vez escarabajos

-Algo con pinzas- añade Finnick

El sonido aumenta en volumen, es como si aquellas criaturas se hubieran avivado al escuchar nuestras voces .

-Deberíamos ir saliendo de aquí, en cualquier caso- dice Johanna- Falta menos de una hora para que empiecen los rayos

 Mudamos nuestro pequeño campamento con muy poco esfuerzo hacia la próxima zona horaria. Nos sentamos en un árbol idéntico al árbol de los rayos, y comenzamos nuestro picnic, mientras esperamos el primer rayo que indique el mediodía. Beetee le pide a Katniss que escale la copa de un árbol cuando los chasquidos empiezan a apagarse. En minutos una luz blanca y azulada ilumina momentáneamente la espesura de la selva y Katniss le comenta a Beetee que es lo que ha visto lo cual parece dejarlo bastante satisfecho.

Una vez que terminamos nuestro picnic retornamos a la playa a un sector seguro, Beetee nos da la tarde libre mientras él se dedica a hacer unos cálculos y observar su cable con renovada atención. Ahora solo dependemos de él, de su plan de su inteligencia, solo nos queda protegerlo y esperar que el plan funcione  

Finnick pesca con entusiasmo para darnos un festín, ya que tal vez esta sea la última oportunidad que comamos mariscos estando en la arena. Tal vez esta sea la última comida de alguno de nosotros. Ayudo a Finnick con la red mientras Katniss se sumerge una y otra vez en el agua en busca de ostras, cada vez que emerge del agua su rostro parece haber adquirido un nuevo color, es como si el agua limpiara el mal sabor de los Juegos, como si el agua lavara sus angustias. Es relajante verla así, es la confirmación de que ella es la cura a cualquier aflicción mia, es la confirmación de que sin ella no sabría como seguir con mi vida .

Johanna monta guardia como un halcón mientras Finnick, Katniss y yo nos dedicamos a limpiar y preparar el pescado. Tomo una ostra en mis manos y al abrirla me encuentro con una brillante perla en su interior. No puedo retener una risa de asombro, algo tan bello dentro de este tenebroso escenario

-¡Eh miren esto!- exclamo levantando la pequeña perla entre mis dedos. Miro a Katniss que sonríe, y le digo a Finnick muy seriamente – Ya sabes, si sometes el carbón a suficiente presión, se convierte en perlas

-No, no es cierto- responde Finnick disgustado. Pero Katniss empieza a reírse a carcajadas de nuestra pequeña broma privada, recordando lo que Effie Trinket usaba como cuento embellecedor de sus tributos del distrito doce. Fue una metáfora muy astuta de su parte, errada en los hechos reales, pero muy astuta. Enjuago la perla en agua y se la entrego a Katniss, le he dado muy pocas cosas materiales para que pueda recordarme cuando yo no este. Ella aún debe conservar el añillo de compromiso, pero no quiero que me recuerde en la mentira de un amor que nunca existió para los dos. También posee ahora el relicario, pero preferiría que recuerde nuestra amistad como algo mas que sacrificio, tal vez esta perla pueda ser el regalo que le represente nuestra amistad. Hoy puedo decirlo con completa seguridad que al menos tuve el placer de ser su amigo, de forjar un lazo en la adversidad, fui el que logro conoslarla y ella a mi,. Fui el muchacho que un dia le lanzo un pan quemado en la lluvia pero que pudo compensarlo al entregarle todo de mi, todo lo que yo soy como aliado, como amigo, como hombre .   

-Para ti-

-Gracias- me responde ella devolviéndome una mirada determinada, ella aun no ha olvidado sus intenciones de salvarme. Sus ojos me muestran la profundidad de sus deseos por mantenerme con vida ¿Acaso mi explicación anoche no tuvo ninguna clase de impacto en ella?

-El relicario no funciono ¿verdad?- le pregunto sin que me importe quien nos escuche o no. Si ellos me están salvando por alguna razón en particular, deberían saber que solo necesito y quiero que la mantengan a salvo a ella.- ¿Katniss?

-Funcionó- responde ella con una débil sonrisa en los labios

-Pero no como yo quería- agrego y aparto la mirada, terca hasta el final. Desearía que parte de Katniss se rindiera ante mi, por lo menos una vez, me gustaría saber que puede concederme algo que deseo sin importar nada.

Un paracaídas cae cuando estamos a punto de comer trae dos suplementos para nuestra comida: un pequeño envase con salsa roja picante, y una nueva ronda de panecillos del distrito tres. Obsesivamente, Finnick se abalanza sobre los panes y empieza a contarlos de manera metódica, como lo hizo con la primera entrega de pan.

-Veinticuatro de nuevo- anuncia

Tomamos cinco cada uno y nos atiborramos de comida hasta mas no poder, incluso quedan sobras que desafortunadamente no se podrán conservar así que las arrojamos nuevamente al agua. El silencio nos envuelve repentinamente, es como si supiéramos que esta es nuestra ultima noche, para bien o para mal.  No hay nada mas que hacer excepto esperar, Katniss y yo nos sentamos en la orilla tomados de las manos. Ambos nos mantenemos callados, miramos el atardecer juntos y de vez en cuando nos turnamos en suspiros. Tengo un mal presentimiento, acerca de lo que sucederá esta noche, y todo es debido al misterio de esta alianza  y a la testarudez de Katniss ¿Cómo puedo mantenerla a salvo cuando ni siquiera puedo prevenir que se haga daño ella misma? Lo único que se con completa certeza es que no debo separarme de ella ni por un segundo.

En Llamas: Punto de Vista de Peeta MellarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora