La Deuda

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Los dedos de mi padre aun siguen incrustándose en mi piel, pero por alguna razón no siento el dolor causado por la presión de su mano. No siento nada, tan solo ira en su estado mas puro. Logro ponerme de pie y zafarme del agarre de mi padre, murmuro una excusa ininteligible para salir de ahí, para apartarme de la tristeza de mi padre y la indiferencia retratada en la cara de mi madre. Ni si quiera ahora, que debería fingir aflicción por mi, por mi dinero puede hacerlo, sinceramente ya debería haber aprendido que  ella no tiene corazón.

 Salgo por la puerta hacia la oscuridad de la noche, el frio inunda mis pulmones y hace que la piel se me erize en respuesta. Mi caminata pronto se vuelve un trote, y termina convirtiéndose en una maratón. Esto no es una coincidencia, no puede serlo, el presidente Snow invento la única forma de deshacerse de Katniss de manera “legal” y publica. ¿Por qué no pudo tan solo dejarla en paz? ¿ Por que no pudo dejarnos en paz? Las cosas se podrían haber apaciguado con el tiempo. Todo podría haber vuelto a la normalidad de manera gradual, pero es su ego el que esta mas herido mucho mas que la grieta que provoco una simple muchacha del distrito doce. Corro a toda velocidad en dirección a la Aldea de los vencedores, necesitamos pactar nuestra estrategia antes de que armen una entre ellos dos. Desearía poder correr en dirección a la casa de Katniss, tomarla en mis brazos e intentar de consolarla, en este momento ella ya debe haber hecho todas las conjeturas correctas: es la única vencedora del distrito doce, la única que ellos quieren muerta, para asesinar con ella todo intento de rebelión. Sin embargo corro a la casa de Haymitch es a él a quien necesito ver.

Cuando llego a la casa de Haymitch, él ya esta en la cocina con una botella en las manos dispuesto a emborracharse hasta que el olvido trague lo que le quede de conciencia.

-Bueno, bueno, bueno miren lo que trajo las agradables noticias consigo: Visitas en medio de la noche- recita Haymitch con sarcasmo.

-Tienes que dejar que me presente como voluntario- le digo de manera tosca y cortante, no he llegado aquí para pedir algo que no corresponde, vine a demandar lo que es justo. Su rostro destella por una milésima de segundo con sorpresa, pero pronto regresa a su usual mueca burlona.

-¿Y por qué haría eso? Tal vez ya me he cansado de esto- dice señalando la botella- Quizas el Capitolio me está proporcionando con la mejor excusa y la salida mas rápida para terminar todo- dice con completa seriedad

- Sabes bien mis razones para querer volver a entrar, estos juegos están diseñados para asesinar a Katniss, cualquiera puede ver eso. Quiero volver a la arena y protegerla- le  espeto levantando el tono de voz

-Muchacho ya deberías haber aprendido que ella sabe defenderse sola.- dice sonriendo forzadamente- Además, si es así como tu piensas, que esta todo maquinado para asesinarla, nada de lo que tu o yo hagamos podrá impedirlo- Dice sin una pizca de ironia o sarcasmo, habla con completa seriedad

-Aun hay tiempo para prepararnos, todavía podemos intentarlo- insisto esta vez sonando suplicante mientras el mueve su cabeza de un lado a otro en forma desaprobadora

-Crees que puedes ganarles, nadie puede, nadie lo hizo.- dice esta vez demostrando un enojo que parece tener escondido bajo su piel hace años- ¿Crees que yo gané? ¿Crees que alguno de los vencedores ganaron algo? NO! No existe persona que haya ganado este juego. Solo ellos, ellos son los únicos vencedores y es evidente es SU juego.- dice abriendo la botella y dando un sorbo eterno.

-Pase lo que pase me presentaré como voluntario, no hay nada que puedas hacer al respecto- le respondo con terquedad.

-¿Qué ganas con esto muchacho? La amenaza muere con ella, o por lo menos eso es lo que piensan. Podrías intentar vivir, reconstruir tu vida después de este vasallaje. Si ella sobrevive estos juegos, la cazaran hasta que por fin obtengan lo que quieren ¿No lo entiendes?- afirma intentando de hacerme entrar en razón como si no entenderá alguna verdad universal, pero es él quien no entiende, no podría vivir conmigo mismo sin saber que hice todo lo posible para salvarla. Haymitch no entiende que Katniss, asi de ambivalente como es en su personalidad, provoca ambivalencia en todo a su alrededor y por lo tanto ella es mi razón para vivir y para morir  también.

-No te estoy pidiendo un favor Haymitch, estoy demandando el pago de una deuda- le espeto entre dientes perdiendo la paciencia. El suelta una carcajada que hace resonar las vacías paredes de su casa.

-¿Deuda? Realmente estas desesperado muchacho ¿De verdad pretendes exigirme  algo? y en base a que si se puede saber- me dice con sus ojos brillando de socarrona burla y alcohol.

-La elegiste a ella en los juegos, la ayudaste enviándole toda clase de ayuda, mientras yo estaba muriendo a la orilla de un arroyo. Estas en deuda conmigo, me debes, si eres aun que sea la mitad del hombre que deberías ser no puedes negarlo- le digo con completa convicción. Haymitch se queda mirando un punto en el vacío analizando las palabras que acabo de decir, hasta que finamente parecen tener el efecto esperado.

-Es cierto ¿Estas seguro que es esto lo que quieres? Podrías tener otra oportunidad para rehacer tu vid…-empieza pero decido interrumpirlo

-Esto es lo que quiero, volver a la arena para proteger a Katniss y tu la ayudaras así como lo hiciste la primera vez-afirmo sin sombra de duda

-Esta bien entonces, sus deseos son ordenes- me responde de mala gana- Ahora si me disculpas, tengo cosas que hacer- me dice dándole una mirada significativa a la botella en su mano.

Cuando estoy a tan solo metros de mi casa veo una sombra en el umbral de mi puerta. Es la figura de una mujer y por un momento pienso que tal vez sea Katniss, hasta que la tenue luz de la luna hace que los dorados rizos de Delly emitan un brillo casi irreal. Cuando me encuentro cara a cara con ella, el silencio se mantiene pero la distancia desaparece. Delly me abraza y solloza silenciosamente cerca de mi oído, intento devolverle el abrazo con el mismo afecto pero mi cuerpo se siente demasiado cansado. Después de unos minutos ella se aparta lentamente y toma mi rostro en sus manos

-Esta será la ultima vez que venga, lo prometo. Estoy completamente convencida de que no existe nada que pueda decirte para que cambies de opinión, se que volverás a los Juegos por ella. Solo quería decirte que fuiste un muy buen amigo, el mejor de los amigos. Y mientras duro esa alucinación en mi infancia fuiste un excelente hermano.  Te… te adoro Peeta, te tendré en mi corazón para siempre- dice dejándome un suave beso en la mejilla, una sonrisa en sus labios y una caricia en mis manos.  Ella se aleja demasiado pronto de mi, sin darme oportunidad de responder o despedirme.

Para cuando llego a mi cama, el entumecimiento provocado por el odio empieza a desvanecerse permitiendo que mi cuero sienta todo el cansancio y el frio del ambiente. Los cobertores en mi cama no parecen ser suficientes, el frio se expande hasta mis huesos pero el desgaste emocional me induce en un pronto trance de adormecimiento.  El techo de mi habitación pintado de gris brumoso y manchas azules, me trae recuerdos de los ojos de Katniss y por primera vez en la noche siento calma. Lo hicimos una vez, entre Haymitch y yo logramos protegerla y podríamos hacerlo una vez mas. Y si resultaba cierto lo que mi mentor había dicho, si el Capitolio seguiría intentando de asesinarla, Gale cuidaría de ella con la misma fiereza que lo hare yo en la arena. La tranquilidad fugaz que siento al saber que Katniss estará protegida, incluso despues de que yo no este para hacerlo, hace que pueda cerrar mis ojos con la seguridad de que no tendré pesadillas, sino que soñare con hermosos campos soleados de dientes de león. 

En Llamas: Punto de Vista de Peeta MellarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora