Capítulo 52

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Tony

La mirada de Aki vuelve a ser calculadora, observa fijamente a Dominic y una de sus cejas esta fruncida, por su lado, él parece percatarse de esto, claro, Aki es un libro abierto, pero él prefiere hacer como si no se diera cuenta.

―Será mejor que regresemos a clase, a menos de que cierta persona quiera dos faltas en un mismo día ―sugiero pero no aparto la mirada de Dominic.

Parece que ahora todos tenemos algo que ocultar...

Tomo la muñeca de Aki pero ni de esa forma me presta atención, comienzo a jalar de ella y ella solo me sigue como si no tuviera voluntad propia.

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Lean me lleva directo a la casa de esa mujer, es un trayecto agradable ya que no hay tráfico y la zona en la que habita mi madre es bastante... linda, hay muchos árboles, por la ventana, veo como tres niños juegan y ríen, una mujer los vigila sentada en una pequeña banca con un gran árbol sirviendo como sombrilla para cubrirla del sol. La niña cae y uno de los dos niños va a ayudarla, mientras que el otro parece estarce quejando. Los niños no tardan en quedar atrás y son remplazados por más árboles.

― ¿Puedo preguntar qué es lo que lo tiene tan preocupado? ―pregunta el chofer.

―Ya lo has preguntado ―contesto y me vuelo a acomodar en el asiento―, solo me parece molesto tener que visitarla.

―Sí no quiere ir a la casa de la señora Black, podemos regresar a casa ―contesta.

Niego con la cabeza a pesar de que él no puede ver ese gesto.

―No, lo prometí y no puedo romper una palabra como esa ―digo.

―Yo haré lo que usted me pida.

―Gracias ―digo de forma sincera.

Permanecemos en silencio durante unos cuantos minutos más hasta que llegamos a la casa de esa mujer. Bajo del auto y comienzo a caminar hacia la puerta, donde subo unas pequeñas escaleras y me detengo justo en ese lugar.

― ¿Cómo es que termine vendiéndome a mí mismo? ―murmuro y procedo a tocar el timbre.

No tardan en escucharse pasos que a mi parecer suenan bastante rápidos y apresurados, eso solo logra hacerme apretar mis puños a mis costados.

La puerta se abre y frente a mí, esta mamá, con el cabello un poco desordenado pero aun con eso, luce como una verdadera dama...

―Tony ―pronuncia mi nombre y una sonrisa se forma de inmediato en su rostro.

―Hola ―digo un poco seco y me arrepiento cuando veo su sonrisa desaparecer lentamente― ¿Cómo estás?

Ella suelta una risa bastante nerviosa y se coloca a un lado de la puerta.

―Pasa, ¿Lean no va a pasar? ―pregunta.

―No, dijo que me esperaría ―contesto y pongo un pie nuevamente dentro de la casa de mi madre.

Para ser sincero, me grada su casa, se siente algo acogedora y de cierta forma, es como si tuviera vida, al contrario de mi casa que por más grande que sea, no sé siente de esa forma, no importa cuántas habitaciones de diferentes colores existan, porque parece que todas son grises, no importa cuántos calefactores ponga, esa casa siempre es fría.

―Creí que la traerías ―dice mamá cuando llegamos a la sala, donde dos tazas nos esperan sobre la mesita de centro.

―Nunca dije que la traería ―respondo de mala gana y frunzo el ceño.

No Soy Igual Que TodasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora