Cap. 1- The Mausoleum

25.4K 1.6K 1.2K
                                    

Había sido difícil para Kara subir por la reja negra que rodeaba el tenebroso cementerio en el que trabajaba su novio, pues apenas saltó la misma para caer dentro de la propiedad sintió su mano doler y tuvo que apartar su oscuro guante por un momento para notar que se había cortado con las punzantes púas de las rejas. Mike bajó de la reja luego de ella, enganchándose con una de las púas y aterrizando en su rostro sobre la grama que rodeaba el lugar, Kara sólo pudo girar sus ojos, negando con su cabeza y encendiendo su linterna para comenzar a caminar por el lugar, esperando a su novio, quien se suponía que era su "guía turístico".

El frío que hacía en aquel cementerio le erizaba la piel, también lo hacía la gruesa neblina que comenzó a rondar la zona desde que ella y su acompañante se fueron acercando cada vez más al mausoleo que era de su interés. Chasqueó su lengua, apartando su brazo del agarre de Mike, quien parecía tener miedo del lugar lo que le parecía absurdo pues él era quien trabajaba allí durante las noches como guardia de seguridad, su novio era un imbécil.

Ella nunca había tenido tiempo para sentir miedo, mucho menos de cosas paranormales e inexistentes como muertos vivientes o fantasmas, era por ello que estar allí, en medio de la noche en un cementerio, pisando las tumbas de personas por su recorrido junto a su novio no era para nada algo que le causara terror.

Terror le causaba Sinclair y sus matones, a quien le debía una increíblemente alta suma de dinero que no podría pagar ni siquiera trabajando seis meses seguidos sin descanso en el hospital como ayudante de cocina. Lo que le había prometido la mujer si no llegaba a cancelar su deuda en un lapso de un mes la había hecho desesperar hasta el punto de aceptar la idea de su novio de asaltar un mausoleo que, según él, estaba lleno de objetos valiosos.

—Es este, nena. —la voz de Mike la hizo salir de su ensimismamiento y ella alzó la mirada —El mausoleo del que te hablé.

Kara arqueó una ceja acercándose más al monumento, intentó leer lo que decía el letrero de la entrada del mismo, enfocando sus ojos y apuntando con su linterna al mismo. Leyó con atención lo que decía el letrero, carraspeando un poco antes.

—"Lena Kieran Luthor, condenada al sueño eterno por mostrarse dócil con humanos". —soltó una risa y Mike se unió a ella segundos después —. ¿De quién es esta tumba? ¿De un demonio? —la risa de su novio cesó cuando el aullido de un lobo se escuchó en las cercanías del sitio, no obstante, ella sólo continuó riendo al ver la cara de susto que tenía Mike —¡Esas cosas no son reales, Mickey! ¿Con qué abriremos esto?

—Traje una palanca, podem —calló en el momento en que las rejas que mantenían cerrado el mausoleo se abrieron lentamente con un ruido chirriante que lo sorprendió tanto a él como a su novia —... no creo que... sea necesaria después de todo.

—Por supuesto que lo será, dámela.

Fue todo lo que dijo Kara antes de arrebatarle la palanca con un gesto algo brusco y adentrarse en el interior del mausoleo. Mike, atrás de ella, tragó con algo de fuerza antes de seguirla. Apuntó a las escaleras que bajaban por el sitio y se sorprendió por encontrarse con que aquel monumento estaba hecho sobre una tumba que literalmente se encontraba abierta al público. Nunca había hecho un tour por National City, pero estaba segura que no era normal en ningún cementerio que una tumba estuviera abierta como lo estaba aquella, mucho menos que el ataúd de la persona estuviera a la vista en un cuarto que se hallaba escaleras abajo de la entrada del monumento.

Curiosamente, no olía mal. Quienquiera que fuera la persona estaba muerta hace muchos años y soltó una risa cuando miró los diversos ornamentos de ajo que se hallaban en el lugar. El chillido de las ratas que caminaban por las esquinas del sitio causó que su novio retrocediera unos pasos, probablemente sintiéndose asqueado por ellas y Kara sólo lo tomó del brazo, obligándolo a bajar con un gesto de molestia en su rostro. Sus ojos se ampliaron cuando se percató de que Mike tenía la razón y, pasando el ataúd de madera, había cofres y urnas que, debido al brillo que emitieron cuando les apuntó con la linterna, pudo deducir que contenían oro en su interior.

Towards the DawnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora