Lena fue la primera en despertar a la mañana siguiente. Se encontró con la rubia enredada en sus sábanas, en su habitación, en su cama... cuando se suponía que debía mantenerse alejada de ella. Pasó su mano por su rostro con remordimiento y se levantó de la cama en un pestañeo. Sin hacer ruido alguno comenzó a vestirse y salió de la habitación para encontrarse con la sala de estar tan revuelta como la habían dejado la noche pasada.
Gruñó un poco al sentirse una débil, pues una simple sonrisa coqueta de Kara y una insinuación tonta bastó para que ella terminara besándola y cayendo en sus encantos. Lena se debatió entre si marcharse y dejarle una nota con su delicada caligrafía en ella, explicándole que todo había sido un error o... o festejar su cumpleaños y luego desaparecer en medio de la noche.
La segunda opción le pareció la más sensata así que se puso manos a la obra y comenzó a prepararle el que sabía que era su desayuno favorito, panqueques. Su teléfono vibró en las encimeras de la cocina y solo entonces se percató de que lo había dejado allí desde la pasada noche. Cuando lo levantó observó con sorpresa que tenía muchas llamadas perdidas.
Cinco eran de Samantha, diez eran de Lex y tres... tres eran de su padre. Leyó los mensajes que también poseía en su bandeja de entrada, siendo el primero uno de Sam preguntándole si Kara se encontraba con ella. Respondió al mismo de forma afirmativa antes de abrir su conversación de chat con su hermano mayor, quien solo le preguntaba por qué no había enviado su trabajo la pasada noche.
Pasó una mano por su rostro de nueva cuenta.
Había olvidado por completo su papeleo idiota y terminando de servir una montaña de panqueques para Kara en un plato, Lena dejó una bola de helado en la cima, anexándole varias fresas y sirope de chocolate. Vertió jugo de naranja en un vaso antes de apresurarse a llevar el desayuno de la rubia hasta su habitación, agradeciendo mentalmente que ella se encontraba despierta y sentada en la cama.
—¡Lena, —una sonrisa surcó los labios de Kara, que parecía un poco confundida hasta que la vio entrar en la habitación —, estás aquí!
—Sí, es solo que... —acercando el plato y el vaso a la rubia, ella le regaló una pequeña sonrisa —... hice esto para ti, por tu cumpleaños.
—¿Cómo sabes que es mi cumpleaños?
En ese momento su cerebro se desconectó. No podía decirle que lo sabía porque lo vio en aquella solicitud de matrimonio que habían llenado hace casi un año. Carraspeando un poco, Lena desvió sus ojos a algún rincón de la habitación.
—Sam me escribió preguntando por ti y... dijo que es tu cumpleaños y que deseaba verte.
—¿Sam quiere verme? —los ojos de la rubia parecieron llenarse de alegría cuando escuchó eso. Ella había tomado el plato con panqueques y sin esperar una invitación comenzó a comerlos —. ¿De verdad?
—Sí... tú... deberías ir a verla y yo... —Lena miró su reloj de pulsera y abrió sus ojos con sorpresa al ver la hora —... realmente debo ir a trabajar, así que... puedes utilizar el baño de mi habitación si lo deseas, pero recuerda no... no entrar mucho por aquí a menos que sea necesario ¿bien?
—Ooow... ¿de verdad tienes que irte? —Lena estaba por girarse cuando Kara tomó su muñeca y ese simple tacto causó que su piel se erizara y un escalofrío la recorriera —. Pero quiero que te quedes, que pasemos mi cumpleaños juntas.
Observando a la rubia a los ojos, Lena sonrió con pesar, pensando que quizás podía quedarse unos minutos mientras ella desayunada antes de marcharse.
—Yo... puedo... puedo esperar a que termines de comer y podemos vernos en la tarde o en la noche, no tengo un regalo para ti, así que... lo mejor sería que obtuviera uno ¿no lo crees?
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Towards the Dawn
FanfictionKara Danvers es una joven de veintidós años que, resentida con la vida por su dura infancia, ha estado en malos pasos desde su adolescencia. Desde que llegó a National City ha estado teniendo deudas con Verónica Sinclair, quien por la alta suma de d...