Cap. 29- What could go wrong?

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Había visto a Lena apenas seis veces en dos semanas y eso le ponía los pelos de punta, la hacía sentir enojada y estresada. No entró a la habitación de Lena en el tiempo en el que ella permaneció lejos del departamento, respetando la única regla que le había puesto la pelinegra y estableciéndose en la habitación de invitados, la cual era solo un poco más pequeña que la de Lena, solo que esta no contaba con baño propio y debía usar el de invitados.

En dos ocasiones una persona, de aparente confianza de Lena, que se encargaba de llenar el refrigerador los domingos, dejando todo de comida en el refrigerador y despidiéndose de Kara una vez cumplía su trabajo. Era raro.

Se sentía como una especie de princesa, sin ningún tipo de responsabilidad más que existir y permanecer a la espera de la pelinegra, que solo llegaba una vez cada dos o tres días, pasaba a saludarla en la noche, cenaban juntas, terminaban en el sofá o la habitación de ella y a la mañana siguiente, luego de preparar un desayuno para ella se marchaba prometiéndole que volvería lo más pronto posible.

Algunas veces Kara se ponía a pensar en lo que eran, o lo que se suponía que debían ser. No quería una relación, no una seria por el momento, pero el hecho de estar viviendo en el departamento de Lena y no pagar más que su pasaje a la academia o a su nuevo lugar de trabajo en una cafetería la hacían pensar que estaba, sin realmente quererlo, en una relación más que seria.

La forma en que Lena la trataba, como si fuera una delicada y única flor, la hacía sentir que estaban en algo mucho más que serio. De igual forma la hacía sentir la extraña forma en que se encontró familiarizada con sus labios y con recibirla con sus brazos, y piernas, abiertos.

Apenas Kara escuchó la puerta del departamento abrirse corrió hasta ella, sintiéndose una especie de mascota a la espera de su amo.

—¡Hey, chico! —se encontró con, el aparentemente contento, Volk, que no dejaba de mover su cola de un lado a otro y lamer su rostro con emoción —. ¿Viniste a darme una visita? Me siento halagada.

—En realidad... —Lena entró detrás de él, soltando un pequeño suspiro de cansancio y regalándole a Kara una pequeña sonrisa —... Kara, debo decirte algo muy importante. —por la seriedad con la que le habló Lena, la rubia la miró con atención, guardando silencio ante lo que diría sin dejar de acariciar al perro, que continuaba lamiéndola mientras movía su cola de un lado a otro —. Saldré de viaje mañana... debo ir a Metrópolis y arreglar unos asuntos con mi padre.

—Oh... eso es... inesperado. —la rubia pareció perder el brillo que sus ojos ganaron cuando vio a Lena entrar al departamento y la vampira lo notó al instante —. ¿Cuándo volverás?

—No lo sé... quizás en una semana... quizás dos, podría ser un mes.

—Pero... ¿por qué?

—Es algo complicado, Kara... cosas de la empresa, no podría explicarlo bien.

—Pero, Lena, nosotras... —cuando Kara se acercó a ella, notó el claro cansancio en la mirada de la pelinegra así que decidió solo pasar sus brazos por su cuello, depositando un pequeño beso en sus labios —... ni siquiera nos hemos visto correctamente estas últimas semanas y... yo... es qu-

—¡Sí, lo sé! Pero son cosas del trabajo y... pensé... —carraspeando un poco, Lena se apresuró a interrumpirla pues sentía que lo que diría solo arruinaría la atmosfera que llevaban teniendo desde hace semanas —, escucha, Kara, lo que quería decirte es que... durante ese tiempo me gustaría que cuidaras de Volk, él... en realidad es juguetón, pero muy obediente, no es revoltoso así que si lo ves mordiendo algo que no debería estar mordiendo basta con que le des un regaño y él entenderá.

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