Se sentía incorrecto estar con Adam. Cuando se ponía de puntitas en sus pies para alcanzar la boca del hombre algo en su interior se removía, cuando tomaba su rostro en sus manos y los vellos de su corta barba de tres días rozaban su piel sentía ganas de alejarse de él. Ni hablar de lo que sentía cuando sus ásperas manos se filtraban por debajo de su camisa o cuando él se colocaba sobre ella en la cama y besaba su cuello.
En un principio pensó que sería normal, que con el pasar de los días se acostumbraría, sin embargo, aunque se sentía atraída hacia él todo lo que hacían se sentía incorrecto para Kara. Besarlo, tomar su mano, estar con él, incluso verlo se sentía mal.
Sentándose en el borde de la cama que le pertenecía al hombre, Kara se encontró a sí misma desnuda y con recuerdos borrosos de lo que había sucedido entre ellos.
¿Siquiera en algún momento de la noche tuvo un orgasmo?
Suspirando al no saber la respuesta, Kara comenzó a buscar su ropa de forma rápida, pues debía llegar a su primera clase en una hora y no tenía mucho tiempo para estar divagando. Revisó su teléfono celular, sonriendo al instante cuando se encontró con un mensaje de buenos días por parte de Lena y mientras escribía una respuesta para ella sintió un enorme enojo en su interior.
Así eran sus días desde hace dos semanas.
No sabía exactamente por qué o a quién iba dirigido su enojo, pero ese sentimiento se mantuvo latente en ella incluso cuando terminaba con sus clases y se encontraba acostada en el diván que visitaba cada semana.
Antes eran solo los jueves, ahora había incluido los martes en su rutina, pues, aunque había dado un paso en su terapia y el vacío en su pecho ya no estaba, Kara ahora se sentía enojada todo el tiempo y aunque no sucumbía ante su ira y destrozaba todo a su paso, algunas veces cuando tenía algún desacuerdo con su hermana o con Adam, o incluso a alguien que la chocaba sin quererlo en el subterráneo, ella terminaba lanzando un comentario mordaz.
—Lo que quiero saber es por qué de repente me siento tan... irritable.
—Quizás algo en tu vida te molesta. —Sam le dio unos pequeños golpecitos a su libreta, mirando a Kara con pesar y sabiendo lo que Lena había hecho antes de marcharse a Metrópolis —. Quizás... ¿algo que tiene que ver con tu relación?
Al instante, Kara la miró y su ceño se frunció con enojo. Sam tragó con algo de dificultad cuando sintió la mirada de Kara sobre ella y dejó de golpear su libreta con su lapicero, bajando la mirada a la hoja que se mantenía en blanco.
—No creas que no sé tu opinión acerca de Adam, Samantha. —al escuchar su nombre completo, Sam supo que había cometido un error al mencionar la relación de la rubia sin que ella la haya metido primero —. Él no es como tú y Alex piensan, ¡él es maravilloso! Tiene un auto genial y... puede beber un litro de cerveza sin detenerse.
—Por supuesto, lo lamento.
—Es solo que... creo que todo este enojo, toda esta ira de debe a que... no puedo ser yo misma ¿entiendes?
—¿Perdón? —mirando a Kara con interés, Sam pestañeó un par de veces sorprendiéndose de lo correcta que era la idea de la rubia —. ¿No puedes ser tú misma en qué sentido?
—¡Porque Alex no me deja! —la morena se contuvo de girar sus cejas en un gesto de molestia y dibujó otra estrella en su libreta —. Siempre quiere estar detrás de mí, diciéndome qué hacer y cómo hacerlo, ¡como si fuera nuestra madre! Lo cual es un poco gracioso, porque cuando la necesitaba estando con nuestros tíos ¡ella nunca estaba! Siempre estaba ocupada con su universidad y nunca tuvo tiempo para ver lo... lo horrible que era vivir allí.
ESTÁS LEYENDO
Towards the Dawn
FanfictionKara Danvers es una joven de veintidós años que, resentida con la vida por su dura infancia, ha estado en malos pasos desde su adolescencia. Desde que llegó a National City ha estado teniendo deudas con Verónica Sinclair, quien por la alta suma de d...