Cap. 18- Wonderful

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—¡Lena, hemos vuelto!

Aquel aviso vino de la sala de estar y la pelinegra se apresuró a terminar lo que estaba preparando, se dirigió a la mesa para dejar aquel plato de comida sobre la misma, colocando un poco de aderezo a la comida y ladeando su cabeza un poco, pensando en si había quedado tan perfecto como había visto en internet. Sonrió complacida y levantó su mirada para encontrarse con que la rubia estaba quitándose aquel abrigo grueso, dejándolo sobre cualquier lugar menos el perchero al que correspondía.

Así mismo, el cachorro que entraba junto a ella por la puerta principal parecía olvidarse de limpiar sus pequeñas patitas en la alfombra, dejando algo de tierra en su camino hasta el bebedero que le pertenecía y ganándose una mirada de reproche por parte de la pelinegra, que no tuvo tiempo de darle ninguna orden a alguno porque Kara se había aproximado a besarla.

—Limpié sus desechos y lo dejé correr un rato por la plaza como me pediste, —habló la rubia, pasando de la pelinegra luego de haberla besado para sentarse en su lugar en la mesa, mirándola con una sonrisa —, ¿y sabes? Él se parece bastante a mí, un perro mucho más grande le ladró y en lugar de asustarse le devolvió los ladridos, es todo un Danvers.

—¿Tú crees?

Preguntó Lena, observando el camino de tierra que había dejado el cachorro y luego el abrigo de Kara sobre el sofá. Se giró para mirar a la rubia, quien estaba comenzando a comer, acercándose a su bistec en el plato para intentar darle una mordida en lugar de cortarlo con el cuchillo. Soltó un suspiro, haciéndole una señal con la mano a Kara para entregarle el cuchillo, limpiando con una servilleta el aderezo en su boca.

—Pareces una pequeña niña.

—¿Y tú serías mi madre? Porque entonces sería muy conveniente que me enseñes a lavarme allí abajo.

—Eso es... —Kara alzó un par de veces sus cejas en un gesto sugestivo y Lena soltó una pequeña risa, negando un poco con su cabeza —, ¿por qué dices esas cosas raras? Debes tener más modales, nuestro hijo es justo como tú, dejó un desastre en la sala por no limpiar sus patitas en la alfombra, porque ¡tú tampoco limpiaste tus zapatos al entrar!

—Hey, trato de enseñarle lo que sé al pequeño, es solo un niño... lo atosigas con tus clases de sentarse y sacudir sus patitas en la alfombra.

—Solo le enseño cosas util- ¡Volk! —Lena se acercó al cachorro, que había saltado sobre el sofá para sentarse en él, ensuciándolo con tierra. Lo tomó en sus manos, causando que ensuciara su camisa, sin embargo, eso no pareció molestarle —, ugh... el sofá es nuevo.

—Tan nuevo como nuestra vecina, ¿viste sus pechos? —al instante, la vampira se giró para acuchillar a Kara con su mirada, no obstante, ella no parecía percatarse de la mirada que le estaba dando su esposa, pues continuó comiendo como si nada —. ¡Está tan operada! Te ahogas de solo ver lo grandes que son.

Kara rió de su propia broma, aún sin mirar a Lena.

—¿Sabes? Ya que el sofá es tan nuevo como la vecina... ¿por qué no le das una probada?

—¿A cuál de los dos, nena?

Kara pasó su mano por su frente, sintiendo un extraño picor en esa zona de su rostro. Solo levantó la mirada cuando escuchó un pequeño chillido del cachorro que adoptaron y se encontró con los ojos rojos de la vampira, que la miraba como si quisiera asesinarla.

—Te dejaré una sábana para que no pases frío en el sofá.

—Espera... ¿qué?

—Y una almohada... no queremos que tu cuello se quiebre ¿o sí?

Towards the DawnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora