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Dicen que el duelo tiene cinco etapas; yo pasé por todas en una sola noche. La diferencia entre todas las mujeres u hombres, que suelen pasar por estas malditas etapas, y yo, es que, yo no puedo tirarle las cosas a la calle, no puedo gritarle, ni hacer algo productivo para expulsar todo ese dolor que tengo dentro de mí. Por si fuera poco, tiré mi celular contra la pared y este se encuentra totalmente destruido en miles y miles de pedazos en el piso pero, aquí entre nos, eso es lo mejor.
No recuerdo el momento en el que llegué a la tina de mi baño y me quedé en estado neutro viendo a la nada por un par de horas, hasta que caí en un profundo sueño que lastimaría mi espalda de por vida. Ahora me encuentro recién despierta, todavía dentro de la misma tina, al mismo tiempo que sostengo una botella de vodka vacía entre mis brazos y miro mi ropa. Tengo la misma ropa de ayer. Todavía me acompaña una camisa blanca de mangas largas hecha con una tela fina y botones, los cuales están abiertos dejando ver mi bralet negro, y un pantalón negro clásico. Me sorprende ver que aún tenga puesta la delgada faja negra con detalles dorados y mis joyas en su lugar.
Miro la foto que más me gustaba de él. Está pegada en uno de los extremos de la fina porcelana donde me doy mis baños matutinos. Señalo la foto con el dedo índice de mi mano derecha intentando que la botella vacía no se resbale de mis dedos, trago saliva y muevo mi cabeza para que mi vista vuelva a enfocarse.
— Él no existe — me intento de convencer, sabiendo que es mentira.
Él si existe, lejos, pero lo hace.
El intenso olor a queso me hace ver los restos de una pizza, a medio comer, pegados en las hebras de mi cabello castaño. Mi cabello, esa melena larga que caía en capas y cuidaba todos los días de mi vida, ahora es un desastre que se ata en nudos desde la raíz y cae es mechones despeinados. Más de algún mechón se mantiene sostenido en mi rostro por mis lágrimas secas y mi maquillaje corrido. Maldita sea, he destruido mi propio maquillaje y eso, al menos para la antigua Bárbara, era imperdonable.
Rio sarcásticamente al recordar cómo era hace unos meses.
Supongo que para esta etapa del duelo, yo ya me encuentro en la aceptación. Pero, ¿cómo es posible que una mujer como yo terminara en este estado? Yo, Bárbara D'Andrea, había caído en lo más profundo de la estupidez. Idiota la persona que decía que la estupidez es infinita, que alguien le diga a ese tipo que la estupidez tiene un límite y ese límite soy yo. De paso, que ese mismo alguien lo vuelva a matar. Yo, en estos momentos, era la decepción de todas las mujeres que fueron criadas a mi manera. Mujeres exitosas que tienen grandes propósitos para el futuro, los cuales fueron construidos desde que eran muy pequeñas, y tienen el plan perfecto para construirlos. Señoritas, a como les llamaría la sociedad, que han nacido para ganar. Yo era una de ellas.
Jamás imagine que algo así podría pasarme, según yo, es algo para niñas bobas que no tienen ni idea de que paso dar hacia adelante o hacia atrás. Digamos que esto del amor era algo que caía en el último plano de mi vida. Sabía lo que decían del amor; los pros y los contras. Algo maravilloso que te traslada a otro planeta donde solo él y tú conviven. Este concepto era algo que no me convencía del todo, hasta que lo conocí a él, o eso creí.
Quiero decir que, no es que me esté muriendo porque las cosas terminaron así o porque ya no está en mi vida. No, no es así. Me estoy muriendo por la vergüenza moral que justamente en este momento tengo, o mejor dicho, me estoy muriendo por llevarme el premio a la idiota del año.
Si hay algo bueno de despertar en una tina vacía con una resaca de muerte y restos de pizza en casi todo tu rostro, es la engañosa sensación de que ahora es un nuevo día y todo podrá ser olvidado con tan solo un nuevo cambio de apariencia o un nuevo pene flácido que puedas usar de vez en cuando. Otra estupidez por parte de Bárbara.
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Punta, tacón
RomansaBárbara es una mujer que creció bajo la presión de ser fuerte, majestuosa y perfecta para el mundo exterior. Ella tiene bases muy claras de lo que quiere y de lo que debe hacer, si llegar al éxito ella se propone. Pero se ha olvidado de lo más impor...