— Todo comenzó hace muchos meses. Los buses en la ciudad siempre se encuentran topados de personas, pero ese día no era así. Ese día prometía traer algo diferente, y así fue. Un tipo subió en la misma parada que yo; tenía traje elegante y un aspecto despreocupado, muy joven para vestir de esa manera y muy ricachón para estar en ese lugar. A pesar de eso, se le miraba tranquilo. Por alguna extraña razón, nuestras miradas se conectaron y él me sonrió. En ese entonces pensé que era alguien amable, pero al poco tiempo recibí una nota con su número y un «me pareces una chica muy linda.» Ya te había dicho que no tengo muchas amistades y pensé: ¿por qué no?
» Su nombre es Logan Danner y nos conocimos en el pasillo de un autobús.
»Comenzamos a hablar. Hablábamos de cosas insignificantes como mi carrera universitaria o nuestros gustos, pero de lo único que no conversábamos era de mis preferencias sexuales. No se me da muy bien eso de andar diciendo todo sobre mí, me gusta mi privacidad. Un día lo busqué por Facebook y te encontré entre algunas fotos de eventos. Fue... instantáneo. Tu rostro. Tu sonrisa. Tus ojos brillantes y hermosos como un girasol. No lo pude evitar. Quise saber de ti, tus gustos, tu voz y... todo comenzó en cuanto supe cómo llegar a ti. Cinco días hable con Logan, luego lo bloquee. A parte de eso, recibí ayuda de la hermana de Axel; así conseguí información sobre dónde estaba, qué hacía o cualquier cosa, incluso las fotos.
— ¿Y por qué nunca me lo dijiste? — Charlotte contestaba por mí.
Mis manos aún temblaban del enojo y ya tenía las muñecas enrojecidas por el daño que me hice con mis propios dientes al intentar calmarme. Mi secretaria logró tranquilizarme a cómo pudo y ella misma comenzó a escribir todo, leer en voz alta y mantenerme calmada.
— Me enamoré y tenía miedo de perderte.
— Imagino que fue difícil fingir algo que no eres.
— Lloré muchas veces.
Charlotte se encargó de despedirse diciendo que necesitaba dormir y de mantener el control que yo no podía tener, porque si yo hubiera tomado ese celular, hubiera hecho hasta lo imposible para demostrarle el asco que le comencé a tener desde ese momento.
La noche me la pasé enojada, molesta conmigo misma por haber caído en una trampa tan barata. La odiaba, la odio y la seguiré odiando hasta el final de mis días. Jamás había odiado a alguien con esta fuerza y estas inmensas ganas de asesinar, porque si alguna vez pensé que Logan iba a ser la persona por la que iría a la cárcel, entonces estaba muy equivocada.
Intenté omitirlo esa noche, dormí apenas dos horas y luego fui al trabajo. Mis ánimos empeoraron cuando me di cuenta de que Logan no había llegado y, al volver a casa, la ansiedad me estaba matando.
La situación era la peor de todas. Primero, extrañaba a Logan. Realmente comenzaba a extrañar el azul de sus ojos y su cabello despeinado a un lado de su frente. Y, segundo, intentar explicar la situación era un fiasco. Recordaba las cosas, las palabras y las promesas, pero no podía encajarlas con el rostro de Vanessa. En caso de extrañar a alguien, ¿a quién debía extrañar? No podía extrañar a Axel porque no era él el que envió todos los mensajes y tampoco a Vanessa porque el simple hecho de pensar en esa mujer me daba ganas de vomitar.
Comencé a sentirme sucia, como si alguien había abusado de mí mientras mantenía un sueño donde yo era la mala.
Así que, cuando entré a tomar una ducha, limpié mi cuerpo con fuerza hasta dejarla sensible y roja, a punto de sacar sangre. Me odie y todavía me odio por haber sido tan imbécil, tan ingenua. Después de eso, aproveché para escribirle a su número. El golpe de pasar del nombre «Axel» a «Vanessa» y de entender porque nunca me pasó su número teléfono, fue tan fuerte que obligó a aceptar la realidad.

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Punta, tacón
RomantikaBárbara es una mujer que creció bajo la presión de ser fuerte, majestuosa y perfecta para el mundo exterior. Ella tiene bases muy claras de lo que quiere y de lo que debe hacer, si llegar al éxito ella se propone. Pero se ha olvidado de lo más impor...