Capítulo 13

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— "No sé qué ves en mí, pero no dejes de hacerlo. Me he enamorado de tus pecas, tus ojos y tus ojeras. ¡Ay! pero que hermosa eres, mi chamita. No me arrepiento que haber tocado tu hombro para hablar contigo ese día en el aeropuerto. La verdad es que no sabía que ibas a ser tan especial para mí pero, veme aquí, muriendo de amor por ti. Cada día que pasa es un día más donde me lamento no poder estar a un lado de ti y lo siento mucho, mi amor. Sé que ahora mismo es difícil poder vernos, pero soy capaz de hacer lo que sea para que eso suceda, solo dame un poco más de tiempo, ¿de acuerdo? No dejes de sonreír justamente a como lo haces en todas las fotos que me envías, ni dejes de decirme lo especial que soy para ti, sin importar mi físico. Siento que, a pesar de la distancia, este es el lugar donde quiero estar y, si me lo permites, siempre estaré. Te envio un gran abrazo, miles y miles de besos alrededor de tu carita y te deseo un gran día. Te adoro, mi chamita."

Suspiro encantada con el gran mensaje, jamás había encontrado a alguien que pudiera igualar o superar mis textos llenos de cursilerías. Recuerdo que, desde que estaba en la secundaria, mis amigas me buscaban y me pagaban por escribir lindos textos para sus novios. Ahora es impresionante saber que, al otro lado del mundo, hay un chico que tiene la misma habilidad. Y eso es divertido, es como jugar con un competidor competente que no me hace predecir un resultado final.

Mi dedo índice recorrer su foto de perfil, ha vuelto a cambiarla. Esta vez sale en una fiesta, tiene una cerveza en una de sus manos y dos de sus amigos a cada extremo de él. Sus mejillas están un poco más gordas, su cabello perfectamente peinado con una pañoleta negra y una encantadora sonrisa que llama mi atención al instante.

Creo que he comenzado a derretirme por su físico y no encuentro la manera de expresarlo. Supongo que este es el problema de las pasiones a larga distancia; no siempre eres capaz de demostrar lo que quieres y la única opción que tienes es sacudir tu cabeza para responderle con las mejores frases que puedes escribir.

— ¿Ese es su amigo?

Charlotte aparece a un lado y yo doy un salto del susto, no me he dado cuenta del momento en el que ha entrado a mi casa.

Veo que con uno de sus dedos está señalando a uno de los chicos que aparece en la foto, sus ojos brillan con travesura mientras rastreada cada una de las facciones que tiene el tipo y se centra en su entrepierna. Seguramente está midiendo hasta el último hueso que puede ver para saber si es más alto que ella, de su estatura o si definitivamente debe descartarlo. De no ser porque tiene novia, diría que está más que interesada en el tipo, aunque no me sorprendería.

Logra quitarme el celular con su mano derecha y rodea la isla de la cocina con pasos rápidos. Ella va leyendo todo el mensaje en voz alta al mismo tiempo que yo intento atraparla entre mis brazos para hacerla sufrir. Escucho su voz llena de burla y siento un calor inexplicable en mi rostro.

Desde que entré a esta "relación", mi celular se ha convertido en un tesoro para mí y ni hablar del internet. No solo eso, también he querido mantenerlo en secreto porque estoy muy consciente de que la prensa se volvería loca por este chisme.

Es como si no pudiera separarme de él porque en cualquier momento puede escribirme. Me he conocido su mundo casi a la perfección: los horarios en su trabajo, cada uno de los nombres de sus amigos y los lugares que suele visitar en sus momentos libres. Me sé sus gustos, como que el color rojo es su favorito y que ama comer "patacones" de madrugada o que ama decir "ladilla" cada que está molesto. Sé que vive solo, ama su soledad, y que sus mejores amigos llegan a comer a su casa cada vez que pueden, pero se desespera porque no puede hablar conmigo a como desearía.

Su hermana es su consentida, tiene problemas con su padre y el amor de su vida es su madre. Prefiere dejar de dormir para hablar conmigo y odia tomarse fotos porque es excesivamente tímido. Y, aunque todavía no me cuenta la verdadera razón, yo intento comprenderlo. Todo eso lo descubrí en los diez días que, oficialmente, tenemos juntos.

Punta, tacónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora