Capítulo 19

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Aproveché la noche para huir. Parecía una prisionera de Alcatraz en plena madrugada escapando con Al Capone en tiempo record. Robé la camioneta de Mag, prometiendo que le compraría una mejor, y conduje por dos horas sola en medio de una carrera bordeada por árboles que, a la una de la madrugada, parecen ramas secas con extraños rostros escalofriantes y, para ponerle más drama, ni una sola alma corriendo detrás de mí. Todo eso con tal de tener internet, mi cama y estar muy, pero muy, lejos de las personas que trabajan en la empresa.

Probablemente, cuando despierten, se darán cuenta de que el ambiente está menos tenso y Mag encontrará la notita que le he dejado, entonces darán una oración en el desayuno agradeciendo los alimentos y que la jefa no ande rondando por aquellos lados con manchas de lodo y grama húmeda en el cabello. O quizás se cuestionaran por qué Logan y yo llegamos en las mismas condiciones y empezaran a crear diferentes teorías relacionadas con sexo, odio, amor e intento de asesinato. Los odio a todos. Definitivamente los odio a todos.

Para empeorar la situación, Axel se ha molestado y ha decidido dormir, cosa que nunca hace por hablar conmigo. Definitivamente no le creo eso de dormir, pero bueno, tampoco estoy de humor para su drama.

Cuando llego a casa, lo primero que quiero es entrar a mi habitación. Me despojo de mi ropa y la tiro al canasto de la basura porque estoy segura de que esas manchas no se quitarán ni en varios siglos ni con las danzas purificadoras del tío. Además, apestan. Subo las escaleras hasta llegar al segundo piso, cansada y más amargada de lo normal.

Esto es aburrido. Se supone que tengo una pareja y aun así llego a casa y estoy sola, ¿y así de qué chiste? Me gustaría que me recibiera con un beso, un abrazo y un ¿y cómo te fue? No un drama virtual porque no contesté a tiempo. Siempre que intento resolver las cosas con Axel, él asegura que me perderá y poco a poco comienzo a darle la razón. Aunque, a veces, en el fondo de mis pensamientos, recuerdo lo bueno que es en la cama y se me pasa.

Me meto dentro de la bañera y dejo que los parlantes reproduzcan la primera canción que aparezca en modo aleatorio. Escucho la canción que bailé con Logan en aquel club para ancianos y se me sale una carcajada cuando a mí mente viaja el recuerdo de sus pases tontos y la manera tan estúpida en la que me atrajo hacia él para bailar. Sin darme cuenta, toco mis labios con la yema de mis dedos, recordando la cercanía que tuvimos y el casi rose de nuestros labios.

¿Qué hubiera sucedido si lo hubiera besado? Axel nunca se hubiera dado cuenta, es obvio que esta relación es más de moral que de contacto. Pero, ¿ese beso hubiera cambiado algo?

Sumerjo mi cuerpo dentro de la tina repleta de agua tibia con espuma y esencia a rosas. Mientras tanto, mantengo mis ojos cerrados y la respiración en mis pulmones. La viva imagen de sus ojos aparece en la oscuridad de mis pensamientos y mi corazón se vuelve loco entre todas las palpitaciones. Pienso que voy a morir y que, seguramente, es por estar aguantando la respiración. Cuando salgo, desesperada del agua, me doy cuenta de que no estoy pensando coherentemente en Logan. Toco mi pecho, sintiendo los latidos de mi corazón y me quedo quieta, inmóvil. Es que... estuvo tan cerca....

A ver, al otro lado del mundo me está esperando alguien y ese alguien está para chuparse los dedos; aunque sea un bipolar de primera clase, dramático y adicto. Sí, Logan está en una buena posición y no hablando económicamente. En realidad, su pito es majestuoso, pero no está comparado con Axel ni las emociones que, en ese viaje, me hizo sentir. Porque si dependiera de los mensajes que me envía todos los días y de la atención que me exige, entonces le invitaría a darse un viaje por la mierda y más nunca volver.

Definitivamente, lo suyo no es comunicarse por texto. Otra cosa es que Axel es más como una nueva experiencia; la chica de veintitantos años que se encontró a un tipo de sesenta años o la mujer que es alérgica a los perros y se compra uno para saber que carajos se siente tener una mascota. Algo fuera de lo común, de lo normal. Y creo que es lo que me hace desviarme a él, pues Logan siempre ha estado a un lado, esperando.

Punta, tacónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora