Punta, tacón

Capítulo 15

El primer golpe de mi dedo índice sobre mi frente, es cuando mi frustración puede más que yo. Mis tríceps están extendidos en la mesa de madera y mi trasero sobre la silla, pero el ángulo de mi espalda delata mi estado de ánimo. Soy un desastre mañanero.

No he podido dormir por estar pensando en él y lo peor es que no lo puedo controlar. Me he preguntado muchas veces las razones por las que lo hizo y reconsiderando todo lo que ha pasado en el mínimo tiempo que pasamos juntos. Reconozco que mi impulso fue severo. Debí haber escuchado sus razones, no es como que fuera un completo desconocido para mí. Seguramente tenía algo que decirme y yo lo he bloqueado por completo. Aunque, pensando en lo que ha sucedido, él tampoco me ha buscado. Tiene mi número de teléfono, mi correo electrónico y hasta la dirección de mi casa. ¿Acaso eso no es suficiente para escribirme?

Doy una vuelta sobre el asiento y cruzo mis piernas, una sobre la otra. Dos de mis dedos caen en mis sienes, masajeo suavemente para quitar el dolor de cabeza. A pesar de todo, he llegado a la conclusión de que hay algo raro en todo esto, algo extremadamente raro. Quiero hablar con alguien sobre el asunto, pero ¿con quién?, ¿ni madre?, ni hablar. ¿Logan?, lo he corrido. ¿Charlotte?, me dirá que ella me advirtió y yo odio tener que tragarme mis propias palabras. Simplemente estoy sola en esto, igual siempre lo estuve. Pero, jamás había tenido tantas dudas sin respuestas.

¿Y si lo desbloqueo y hablo con él? No, eso me podría dejar como la débil. Podría espiarle, aunque sea un poco difícil por toda la privacidad que tiene en su vida.

Seguramente tiene un secreto oscuro, tan oscuro que necesita enviar fotos de un tipo muy similar a él para no llamar la atención. Ni siquiera puedo imaginarme que debe de ser tan grande como para ocultarlo de mí, su novia, ahora ex novia, que vive en un punto muy lejos del suyo. Esto pareciera un trabajo que solo Bárbara de dieciocho años podría resolver pero, ahora no estoy tan loca como para hacer ese tipo de cosas. ¿O sí?

Entre mis pensamientos me quedo totalmente petrificada, invadida por un hormigueo de pánico. Mi propio cerebro me dice que él seguramente no es un arquitecto, ¿me he involucrado con el verdadero narcotraficante del aeropuerto? No, imposible. No soy tan descuidada a como mi madre piensa. ¿Y si tiene una doble vida? ¡Casado! Eso debe de ser, seguramente está casado. Me doy un golpe en la frente con el puño. ¡Matrimonio!

Ese tipo está para chuparse los dedos y mi madre una vez me dijo que ese tipo de hombres o son casados o les gusta que le remuevan el trasero. No me lo imagino homosexual, pero si casado. ¿Tendrá hijos?

Mi celular suena callando todas las voces de mi mente, sé que no es él y no le presto atención hasta que, al minuto, vuelve a sonar. Lo desbloqueo en cuanto veo el nombre de Vanessa reluciendo como notificación principal encima de varios correos electrónico.

— Disculpa que te escriba, pero me han dicho que te envíe esto.

Acerco mis ojos a la pantalla y veo detalladamente el mensaje de Vanessa, también su foto. ¿Por qué nunca demuestra su rostro?, ¿será realmente fea?

Una lluvia de imágenes cae en la conversación. Espero que pasen unos segundos para que carguen y el nombre de Axel es el primero en salir sobre una extensa conversación con su amiga.

Respiro hondo para ver cada una de los mensajes con cuidado de no emocionarme o hacer alguna locura al ver su foto. Desde el día anterior estaba locamente nerviosa por saber de él y por eso preferí no tocar mi celular, pues no quería tener el ligero impulso de hablarle. Es tonto y hasta estúpido, pero por alguna extraña razón lo que ha hecho no suena tan malo después de ver su foto.

Su sonrisa se me hace única, encantadora. Estoy segura de que, si lo volviera a ver en persona, mis piernas temblarían por los nervios. Quisiera volver a oler su cabello luego del baño; madera, el olor más varonil que he olido. Nada que ver con el olor de Logan, él siempre huele a chicle.